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Grabe usted su propio corto de propaganda al estilo de Corea del Norte

Korea del norte es una de las obsesiones de la documentalista australiana Anna Broinowski

Carmen López

Anna Broinowski es una directora incómoda, como lo son todas aquellas personas que intentan dar una visión diferente sobre aquellas ideas sólidas y compartidas por un alto porcentaje de la sociedad. En este caso, además, se trata de una verdad sin fisuras: Corea del Norte es la encarnación del mal, el país más cerrado del mundo. Sus ciudadanos pasan hambre mientras sus sucesivos dictadores viven a todo lujo, hay gulags y la disidencia es un concepto que ni siquiera se puede expresar. Los norcoreanos creen en su líder como en un padre, su vida está ligada al devenir de su persona. Están ciegos.

Aim High With Creation!, el documental de Broinowski que se ha estrenado en España en el Atlántida Film Fest de Filmin, no pretende negar esa concepción que Occidente tiene de Corea del Norte. Pero sí intenta dar otra perspectiva de esa realidad que, como todas, tiene matices. La trama es la siguiente: la directora quiere hacer una película de propaganda con el objetivo de parar el fracking que una compañía de gas pretendía llevar a cabo en su localidad, cercana a Sydney. Para ello, viaja a Corea del Norte con la intención de aprender las técnicas de propaganda utilizadas por los cineastas del país y recogidas en el libro El cine y la dirección de Kim Jong Il.

El resultado de todo ello es un documental acerca de sus vivencias en dicho territorio asiático complementadas con la realización de su película de propaganda en Australia, en el que el capitalismo es también el enemigo y en el que la consigna “El pueblo unido no será vencido” toma el mismo valor que en las películas de las que aprendió.

La experiencia de Broinowski es, como poco, particular. Y durante el 9 y 10 de junio dos grupos de personas tuvieron la oportunidad de escucharla en vivo y además, aprender las técnicas propagandísticas norcoreanas. Fue en un taller de unas nueve horas titulado Crea tu propia peli de propaganda. De Corea del Norte a Barcelona, que formaba parte del evento cinematográfico en el que se ha estrenado la película. Previamente se había llevado a cabo en el festival de Rotterdam con un éxito notable.

La programación del taller era intensa: de 10.00 a 13.30 horas en el edificio de la Antigua Fábrica Damm presentación de la directora, proyección de su documental y explicación de las herramientas necesarias para llevar a cabo una película de propaganda. Pausa para comer y socializar. De 15.30 a 18.00 horas aproximadamente rodaje de un corto de uno a tres minutos utilizando las técnicas aprendidas por la mañana en grupos de cuatro o cinco personas. A las 19.00 proyección de las películas (con la presencia del ojo crítico de Broinowski).

Todas las partes del taller eran interesantes, pero conocer de primera mano la historia de la obra de la directora y sus impresiones sobre el país asiático fueron reveladoras. No le fue fácil entrar en territorio aunque después de muchos esfuerzos lo consiguió. La clave fue que, a través de la agencia de viajes china Koryo Tours, logró explicarle al gobierno norcoreano que lo que quería era ayuda de sus cineastas: una solicitud sorprendente para ellos. La mayoría de los periodistas que entran en el país lo hacen con visado de turista y graban lo que pueden con una cámara pequeña.

Ella quería conocer sus técnicas y aprender, no conseguir información de manera solapada. También es cierto que, pese a darle permiso, tuvo que seguir ciertos pasos de precaución. Por ejemplo, antes de empezar su formación convivió con ellos una semana sin cámaras hasta que confiaron en ella. “Aunque tardé dos años en entrar, después fueron muy abiertos conmigo. Una de mis intenciones era humanizar a los norcoreanos”.

Las películas de Corea del Norte se graban con tecnología predigital y abarcan numerosos géneros: desde la sátira al thriller, pasando por las comedias románticas o la animación. “Casi como en Hollywood. El cine en el país es muy poderoso, básicamente porque allí no tienen nada más que hacer”, sostuvo la realizadora. Las tramas de las películas suelen tener patrones establecidos: se localizan en entornos naturales, un enemigo común, un pueblo unido contra él y una protagonista valiente y activa que se convierte en heroína, un final feliz. La música es una parte muy importante ya que se utiliza para poner énfasis en los momentos más emocionantes, además de lanzar el mensaje deseado: las canciones tienen que ser pegadizas y con letras que sean fáciles de aprender por el público. “Es como ver un musical de los años 50”, apostilló.

Kim Jong Il era cinéfilo y adoptó técnicas e ideas del cine norteamericano a sus películas de propaganda (aunque nunca lo expresase públicamente). De ahí que si se comparan los argumentos de, por ejemplo, una cinta de acción occidental y una norcoreana, no haya tantas diferencias entre ellas: buenos y malos claramente identificables, enfrentamientos violentos, música que despierta emociones y un final feliz: gana el mejor de los sistemas posibles [el capitalismo en un caso, el socialismo en otro].

Quizá la diferencia más notable sea la de tener a una mujer como protagonista que lucha y que no tiene que ser salvada por un hombre. Para Broinowski: “El objetivo de la propaganda norcoreana no es celebrar al líder, es celebrar el socialismo. Necesita que la gente crea en el régimen”.

Crea tu propio corto de propaganda

Rodar un corto después de haber recibido una clase intensiva pero rápida de las estrategias propagandísticas de Corea del Norte requiere organización. Una vez formados los grupos, era imprescindible definir un tema lo antes posible. “No es necesario que sea político, pero sí tiene que atraer al público siguiendo los pasos del libro de Kim Jong Il”, exhortó la cineasta. Durante aproximadamente cuatro horas, los alumnos pensaron la trama, se repartieron los papeles, rodaron su corto en el Hospital de la Santa Creu y Sant Pau (un edificio modernista obra del arquitecto Lluís Domènech i Montaner, declarado Patrimonio mundial por la UNESCO) y lo editaron. En tiempo récord y con todos los niveles de exigencia requeridos.

Uno de los equipos, formado por Natalia, Ignacio, Mireia y Klee, creo una sátira sobre una mujer que trabaja en la fábrica de tabaco que un grupo de ecologistas quiere cerrar. “Ella se inspira en muchas cosas y decide luchar contra los ecologistas, dando un discurso sobre lo bueno que es el tabaco, todo lo que aporta y que nos hace ser”, explicó Klee. Para el grupo, la lección más importante que aprendieron fue que: “La propaganda no siempre es mala, sirve como exaltación de la realidad para luchar contra algunas cosas. Además, está en todas partes”.

Otro de los cortos que se grabó el día 9 se titula “La activista”. En él se narra la historia sobre un edificio cultural que se va a vender a personas que lo convertirán en un espacio privado. Una chica se opone a que deje de ser un bien público y se enfrenta al líder rompiendo el contrato.

Alberto, uno de los miembros del equipo explica: “Después de darle muchas vueltas, nos decantamos por el tema de los desahucios, imaginando que, de pronto, el hospital acabase convirtiéndose en un bloque de pisos”. Para ellos el taller, “ha sido divertido y nos ha cundido mucho el día”. Los cortos realizados durante el taller pueden verse en el canal de Filmin en Youtube. Un buen ejercicio puede ser compararlos con los mensajes y estrategias publicitarias que se reciben en Occidente cada día: si alguien se atreve a enfrentarse a ello, claro.

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