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Guillermo Martínez explora en sus cuentos el lado fantástico de lo cotidiano

Guillermo Martínez explora en sus cuentos el lado fantástico de lo cotidiano

EFE

Barcelona —

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El escritor argentino Guillermo Martínez reivindica el género del cuento con su último libro, “Una felicidad repulsiva”, ganador de la primera edición del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, un volumen con once relatos en los que, ha dicho, vuelve a explorar “el lado fantástico y extraño de lo cotidiano”.

En una entrevista concedida a Efe, Martínez ha dicho que en este libro ha reunido relatos escritos “en registros muy diferentes, longitudes distintas, que van desde el cuento breve a una 'nouvelle' de casi 50 páginas que cierra el libro”.

Entiende, sin embargo, que puede haber un hilo conductor en “cierto elemento de suspenso” que a él le interesa en la ficción, “un suspenso que nada tiene que ver con la intriga policial, si no con la inminencia de un peligro a partir de una situación prosaica, cotidiana”.

La base de ese enfoque no puede ser más intrigante, pues “cuando se mira a la realidad con suficiente detenimiento se empiezan a revelar esos elementos siniestros que pueden llevar a la locura, o incluso a la muerte”.

En su análisis, piensa Martínez que “algunos de los cuentos se mueven en la tensión tradicional que hay entre dos maneras de ver el mundo: entre una visión científica y racional y otra más religiosa o mágica, más ligado a las profecías de I Ching”.

Los cuentos fueron escritos a lo largo de doce años y en momentos muy diferentes, pues el primero que hizo, “El I Ching y el hombre de los papeles” es de 2001 y el último lo terminó muy cerca de la aparición del libro.

“Como casi todos, están escritos en primera persona y hay una unidad esencial que tiene que ver con una mirada similar, no con la participación de un mismo personaje”, comenta Martínez, quien admite que “seguramente” es su “propia mida en distintos mundos: familiar, político, horror, pero si conservan cierta unidad es por la forma de mirar”.

El autor argentino decidió presentarse a la primera edición del Premio Hispanoamericano de Cuento porque ya tenía un libro publicado el año anterior, condición para optar al galardón, y porque la intención del premio era darle una proyección internacional y visibilidad al género del cuento.

Con “Una felicidad repulsiva” (Destino), Martínez ha vuelto a publicar un libro de relatos después de que en 1993 iniciara su carrera literaria con “Infierno grande” (1993), y aunque desde entonces publicó varias novelas, siempre siguió publicando como cuentista, pues sus novelas “son como cuentos extendidos” y su manera de imaginar “es la de un cuentista”.

Atribuye el hecho de que muchos de los nuevos autores argentinos y latinoamericanos se hayan decantado por la novela a que “el mercado editorial prefiere el formato de la novela en respuesta a que los lectores también la prefieren, de ahí la importancia del premio, ya que intenta dar visibilidad a un género desfavorecido por las editoriales”.

En un ejercicio de autoanálisis, el autor de “Acerca de Roderer” o “La mujer del maestro” cree que de siempre sus cuentos se “expandieron” y se convirtieron en novelas, pero “todos habían sido concebidos temáticamente como cuentos. Sin embargo, en la escritura noto que me aproximo más a la forma novelística, y eso explica que en este libro haya tres relatos largos”.

Si en su primer libro había dos relatos políticos, “Infierno grande”, que daba título al volumen, y “Retrato de un piscicultor”, en este último sólo hay uno, “El peluquero vendrá”, que narra el último día en la vida de Trostky.

El registro familiar, generalmente burgués, está en la base de varios de los cuentos, en los que Martínez explora “lo fantástico cotidiano”, que el propio autor percibe en algunos cuentos de Edgar Allan Poe o de Patricia Highsmith, o de otro modo en algunos filmes de Luis Buñuel.

En ese cóctel de registros, el autor también da cabida a un cuento de ciencia ficción en “Unos ojos fatigados”, en el que imaginó en 2000 cómo sería la vida en el futuro.

Desde hace tiempo Guillermo Martínez trabaja en una “novela larga”, su proyecto más ambicioso por la extensión, en el que narrará cuatro etapas en la vida de un personaje, “una historia relacionada con la inteligencia y la inmortalidad”.

Martínez, autor de la novela “Crímenes imperceptibles”, que fue llevada al cine por Álex de la Iglesia con el título “Los crímenes de Oxford”, ha aprovechado su estancia en España para reunirse con el cineasta Gerardo Herrero para trabajar en el guión cinematográfico basada en otra de sus novelas, “La muerte lenta de Luciana B.”, “un proyecto que será una coproducción hispanomexicana”, y del que ya hay financiación de México.

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