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Héctor Castiñeira: “El humor es imprescindible para vivir como enfermero”

Héctor Castiñeira: "El humor es imprescindible para vivir como enfermero"

EFE

Barcelona —

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Detrás del blog y la cuenta de Twitter “Enfermera saturada”, con más de 250.000 seguidores, se encuentra el enfermero gallego Héctor Castiñeira, quien desde 2012, siempre con humor, narra anécdotas y situaciones relacionadas con su profesión. Ahora publica su tercer libro, “Las UVIS de la ira”.

En una entrevista con Efe, Castiñeira asevera que trabaja en uno de los oficios más bonitos que existen “porque puedes participar activamente en todas las etapas de la vida del ser humano, desde su nacimiento hasta que llega a curas paliativas”, pero también defiende que hay que saber tomar distancia del mismo: “Todo te lo llevas a casa”.

“La única manera -subraya- de que no te afecte es reírte de ti mismo, como vi desde el principio que hacían las enfermeras más veteranas. El humor es imprescindible para vivir como enfermero”.

Tras el éxito de “La vida es suero”, con la que vendió más de 55.000 ejemplares, y de reconquistar a los lectores el año pasado con “El tiempo entre suturas”, Castiñeira vuelva a tirar de inspiración cinematográfica para mostrar en “Las UVIS de la ira” (Plaza & Janés) las nuevas peripecias de Satu, su enfermera de papel, a la que traslada hasta Londres, como ocurre con muchos de sus colegas.

Él mismo, que desde el año 2004 lleva firmados más de 500 contratos, de los que 440 son de menos de cinco días de duración, viajó hasta el Reino Unido para ver cómo funciona el sistema sanitario británico.

Su primera sorpresa fue que “en ese país se siguen muy a rajatabla las categorías profesionales, de manera que cada uno tiene las funciones muy definidas y, aunque en España te hayan enseñado a sacar sangre a los pacientes, allí no lo puedes hacer si antes no participas en un curso específico”.

A su juicio, en los hospitales ingleses “hay más personajes que en 'Juego de Tronos' y todos tienen los papeles muy definidos”.

También considera que existen muchos cargos intermedios, y que “la vida en otros países, aunque tengas un trabajo, es dura, no es nada fácil adaptarse”.

Calcula que desde que se inició la crisis en España, más de 7.000 enfermeros y enfermeras han salido del país, “pero que nadie espere una calurosa bienvenida”, igual que les ocurre a otros compañeros que proceden de Italia, Filipinas o la India.

Como refleja en la obra, “aunque lo intentes, los propios pacientes te reciben mal, incluso hay quien deja por escrito que no quiere ser tratado por enfermeros extranjeros, algo que aquí sería considerado fatal, que podría llegar incluso a los periódicos”.

Enfermero vocacional, Héctor Castiñeira lleva siempre una libreta en los bolsillos de su “pijama” -tal como denomina el uniforme que cubre su cuerpo en horario laboral- donde anota anécdotas propias y también las que le “soplan” compañeros, muchos de los cuales quedaron estupefactos cuando descubrieron quién había tras el blog en el que se narraba “el día a día de una enfermera española que busca su hueco en la sanidad”.

Precisamente, en el nuevo volumen de “Enfermera Saturada” tampoco se olvida de la situación en España, donde “con los recortes económicos, no se cubren las plazas que dejan los que se jubilan, con lo que la carga asistencial de los hospitales es muy alta”.

No descarta que haya nuevos títulos con su creación literaria porque “los hospitales son una fuente inagotable y, además, Satu supongo que insistirá en conseguir una plaza fija”.

Igual que él, que es un trabajador eventual, Satu es, asimismo, partidaria de “mirar el dolor con una sonrisa” y de dejar tras las puertas de las habitaciones los problemas laborales.

“Al fin y al cabo -concluye- nosotros estamos en el lado bueno y los pacientes no tienen la culpa de que nuestro contrato sea de tres días o de cuatro horas”.

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