Hombres y mujeres se mezclan en el mayor festival cultural saudí

Hombres y mujeres han asistido juntos al festival cultural de Yanadriya, el más importante de Arabia Saudí, en una de las raras ocasiones en que las autoridades del país han permitido que se mezclen personas de ambos sexos en una actividad de ocio.

El festival, que se celebra anualmente desde hace 32 años, tiene lugar a las afueras de Riad y abrió sus puertas el pasado día 7 de febrero durante cuatro días solo para hombres para, a continuación, permitir el acceso a las familias.

El certamen, que se extiende durante tres semanas, reúne conciertos, exposiciones de pintura, otras actividades culturales y un salón de automóviles, además de pabellones de los ministerios y de las fuerzas armadas, en el que los niños aprovechan para subir a los carros blindados.

Este fin de semana miles de personas asistieron al festival, hombres y mujeres lado a lado, aunque ellas, en su mayoría, vestidas con la túnica negra y el “niqab”, el velo facial que solo muestra los ojos, la vestimenta tradicional en el país ultraconservador.

Amyad, una joven de 18 años embozada en su “niqab”, lanza una mirada con deseo a un deportivo Ford azul metálico en el salón de automóviles.

“Si Dios quiere, lo voy a conducir”, comenta Amyad, que ya planea tomar clases para obtener el permiso de conducción, aprovechando que el Gobierno saudí, por primera vez, va a autorizar a las mujeres a ponerse al volante a partir del próximo junio.

La joven aseguró que está “contenta” de poder conducir y dejar de depender de los hombres para sus traslados.

“Sí, claro, estoy contenta de que voy a conducir... ya no necesito a nadie”, afirma con una sonrisa que trasluce en su mirada.

El permiso de conducir a las mujeres se enmarca en la política aperturista que, desde 2017, ha impulsado el príncipe heredero, Mohamed bin Salman, y que también ha implicado la apertura de salas de cine - a partir del próximo marzo -, la celebración de conciertos no religiosos y la concesión de derechos a las mujeres.

En el marco de esa política, en los últimos meses las mujeres han podido acceder a puestos de trabajo hasta ahora vetados, como las fiscalías o el control de pasaportes.

También, por primera vez han podido acudir a lugares de ocio al lado de los hombres, entre ellos los estadios de fútbol, mientras que se ha aflojado el rigor con el que la policía religiosa trataba a las mujeres que no se ponían bien el velo, lo cual era motivo de detención hasta hace poco tiempo.

En el festival, un joven llamado Radaan pasea exhibiendo una fotografía del príncipe heredero en el bolsillo delantero de su túnica blanca.

Radaan explica que, de este modo, rinde homenaje al príncipe, que “es el orgullo de todos los musulmanes y de la nación árabe”, el “líder que la religión quiere” y que “ha llevado la apertura y el desarrollo a todo el mundo”.

La imagen del príncipe Mohamed y de su padre, el rey Salman, se multiplica por el gran recinto del festival.

Las fotos de ambos flanquean una gran pantalla, al lado de un escenario, y sobre el conjunto se puede leer en inglés y en árabe un mensaje dirigido a los saudíes: “tu vida es bonita”.