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Jesús Monge, el pintor de ciudades y sensaciones, vuelve con nuevos retos

Jesús Monge, el pintor de ciudades y sensaciones, vuelve con nuevos retos

EFE

Zaragoza —

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Jesús Monge, el pintor de ciudades, de sus misterios, de sus luces y sombras, de los claroscuros que dejan los días de lluvia y de los paisajes que cuentan historias inaugura hoy en Zaragoza una nueva exposición con veintitrés lienzos, cada uno de los cuales implica un reto para el artista.

“Luces de la ciudad” tiene “un poco de todo para no encasillarme”, confiesa a Efe Jesús Monge con respecto a esta nueva muestra que se podrá contemplar en la sala Carlos Gil de la Parra de Zaragoza hasta el 15 de enero.

Una exposición para la que recupera algunas de las obras con las que este polifacético artista, más conocido en el ámbito de la decoración o incluso la escultura, se dio a conocer en la pintura y triunfó.

Se trata de “Coso” y “Coso, camino Sástago”, dos céntricas vías de la capital aragonesa, que intercala en esta ocasión con otra pintura nueva, en la que incluye por primera vez el tranvía, protagonista de la nueva ciudad y ejemplo de que, como el mismo asegura, es un pintor de su tiempo.

Son óleos de gran formato, característicos de su primera etapa al igual que el del “Casino Alcalá”, una escena cotidiana de la vía madrileña que formó parte de la colección con la que se presentó el año pasado ante el público de la capital española.

Ahora ha optado por un tamaño más reducido de sus obras, con el fin de lograr una mejor salida al mercado, lo que a su vez supone afrontar el reto de reducir una imagen concebida para un mayor campo de visión, como la escena de monte bajo de Castejón del Puente “Hacia la madriguera”.

“Me gusta pintar cosas que me provocan un reto”, ha reconocido Monge, de ahí la diversidad de los paisajes y rincones urbanos que escoge, a pesar de que, asegura, “no siempre es una satisfacción y a veces acabo agotado”.

Por eso, en el “Palacio de la ilusión”, un tramo de la calle Estébanes de El Tubo, estuvo a punto de dejar en blanco un muro con un grafiti de unos payasos con unos colores muy vivos, alejados de la paleta que utiliza habitualmente, en contraste sin embargo con el falso jazmín y el ailanthus que asoman por las tapias de enfrente y que le resultan agradecidos de pintar.

Es el de esta obra un claro y luminoso día de verano en contraposición con los habituales paisajes nocturnos o melancólicos de un día lluvioso, los que más le gusta pintar, precisamente porque es cuando el paisaje urbano gana en luminosidad, se acentúan los claroscuros y se avivan los colores.

Y así, va descubriendo paisajes singulares y rincones, generalmente del centro de la ciudad, que en su paso apresurado el viandante recorre sin contemplar.

Y es que además Monge huye de imágenes tópicas y puede recrearse en una misma calle vista desde diferentes ángulos, como es el caso del Coso o de la calle Isaac Peral de Zaragoza, de la que para esta muestra ha elegido un nocturno en el que la mirada se alza hasta la “Torre del pintor”, el antiguo estudio del artista Pepé Cerdá, compartiendo protagonismo con los densos plataneros en primavera y a los pies con una hilera de coches a los que lejos de mantener en el anonimato le gusta identificar con marca y modelo.

A través de sus cuadros, el espectador puede captar el olor de las calles mojadas, el sopor que produce un día de verano, el ritmo de las ciudades o el ciclo completo de la vida, del que es ejemplo su obra “Mis mejores recuerdos”, una vista del puente de San Sebastián del Parque Grande que asoma entre restos de árboles muertos junto a los que palpita de nuevo la primavera.

Ahora, Monge tiene en mente nuevos proyectos pictóricos y se ha embarcado en “pequeños ensayos” tipo retrato con los que plasma su gusto por la figura “lo que más me gusta pintar” pero que, reconoce, es “muy difícil de justificar” pero que quizás se atreva a colgar en una nueva exposición.

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