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“Justi&Cia”, una fantasía “visceral” contra la corrupción política

"Justi&Cia", una fantasía "visceral" contra la corrupción política

EFE

Madrid —

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“Todos lo pensamos, ellos lo hicieron”, es el lema de “Justi&Cia”, la ópera prima de Ignacio Estaregui que fantasea con dar su merecido a los políticos corruptos, protagonizada por Hovik Keuchkarian y el recientemente fallecido Alex Angulo, en su última aparición en pantalla.

Pero el eslogan puede aplicarse también a la historia que hay detrás de esta producción “visceral” e “independiente”, puesta en marcha en mayo de 2013, cuando su director fue despedido, junto con el resto de la plantilla, de la productora en la que trabajaba en Zaragoza.

“En el paro las cosas se ven de otra manera, te das cuenta de que tu futuro depende de ti”, asegura a Efe Estaregui a unos días de que “Justi&Cia” se estrene por fin, este viernes, en casi medio centenar de salas de cine.

No ha sido fácil para él y su equipo -entre ellos excompañeros de la productora- llegar hasta aquí. “Decidimos hacerla por nuestra cuenta sin encomendarnos a nadie. Eso lleva implícito una gran libertad pero también una desventaja a la hora de buscar financiación”, explica.

Estaregui capitalizó todo su subsidio de desempleo, más 10.000 euros que había ganado en el concurso televisivo “Atrapa un millón”, pidió un crédito “gigante” y convenció a familiares y amigos, y a otros pequeños inversores, para aportar su grano de arena hasta llegar a los cerca de 300.000 euros que ha costado la película.

“'Justi&Cia' no habría podido ser la misma bajo el amparo de una televisión o una gran productora. Es lo que es gracias a mantener vivo ese espíritu visceral e independiente”, reflexiona el director.

Un político al que misteriosamente siempre le toca la lotería, una manifestación de mineros, una madre en lista de espera para ser atendida en la sanidad pública o la desesperación en forma de suicidios son algunas de las alusiones a la realidad política y social más inmediata que contiene el guion, firmado por Enrique León y Borja Monclús.

El protagonista es Justino (Keuchkerian), precisamente un exminero que, harto de esa situación, y acompañado por Ramón (Angulo), un jubilado sin nada que perder, decide convertirse en un justiciero social.

“Cuando empezamos a trabajar hace un año y medio no imaginábamos que la corrupción podía alcanzar niveles aún mayores”, reconoce Esteregui, en alusión a noticias recientes como el encarcelamiento del exvicepresidente de la Comunidad de Madrid Francisco Granados, o la imputación del ex número 2 del PP Ángel Acebes, en la causa de la contabilidad paralela del partido en el gobierno.

“A mi me gusta pensar que esta no es una película sobre la crisis sino sobre la mierda que ha salido a flote con la crisis. Ha bajado el caudal y hemos visto el fango que nos rodeaba. Por suerte en la vida todo se puede cambiar, con cultura y educación”, dice Estaregui.

No es el caso de lo que sucede con los personajes de esta 'road movie' social, que contiene elementos de humor pero está más cerca del drama.

“Yo no me atrevería a hacer lo que hacen ellos, pero sí he querido dejar un testimonio de lo que ha pasado en este país. Creo que esta no es una película moralista ni política, simplemente he querido brindar al espectador un antihéroe con quien poder empatizar y fantasear”, señala.

Corruptelas y venganzas aparte, “Justi&Cia” es también la historia de una amistad inspirada en Don Quijote y Sancho Panza.

“Como dice el personaje de Alex, dos cobardes hacen un valiente”, cita Keuchkerian, nominado a los últimos Goya por su papel en “Alacrán Enamorado”. “Justino y Ramón se cobijan el uno en el otro y se convierten en hermanos para siempre, que es lo que fuimos Alex y yo”.

“Ha sido maravilloso trabajar con él, con una facilidad y naturalidad absoluta te lo daba todo”, destaca Keuchkarian sobre el actor vizcaíno, fallecido en julio pasado en un accidente de tráfico. “A mi me daba lo que necesitaba, la ternura, el sentido común y la imagen del padre, en el rodaje y fuera de él”.

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