Lagartija Nick publica el disco “que podría haber seguido a 'Omega'”

Como “una huida hacia delante” describen Lagartija Nick su nuevo álbum, “Crimen, sabotaje y creación”, el primero desde “Zona de conflicto” (2011), con un viraje en su sonido que vuelve a probar el carácter “aventurero” que les permitió revolucionar rock y flamenco junto a Morente en “Omega” (1996).

“De hecho, este disco tiene la pinta de haber podido ser el disco que lo siguiera”, ha asegurado hoy Antonio Arias en una charla con Efe, sentado junto al guitarrista Juan Codorniú, miembro fundador del grupo en 1991 y ausente del mismo desde que se publicara “Val del Omar” (1997).

La recuperación de la formación original de Lagartija Nick es uno de los muchos alicientes que acercan este decimotercer trabajo de estudio al carácter renovador de “Omega”, pero no el único. “También por lo iconoclasta que es, por los temas tratados y la reivindicación de lo andaluz...”, enumeran.

El eco flamenco, como ha sucedido siempre en su carrera, se incorpora “de una manera creativa, de aprendizaje” y, puntualizan, en este caso quizás sería más correcto hablar de “folclore”, con la inclusión de sus primeras sevillanas, “unas sevillanas eléctricas no solo en el estilo, también en las letras”.

“Es un estilo que nadie se atreve a tocar por sus connotaciones de clase social, pero nosotros se la hemos bajado”, bromea Arias sobre el corte “Soy de otra Andalucía”, que desecha los tópicos líricos de las vírgenes y el amor para reflejar reivindicaciones de los trabajadores del campo.

Se trata de una versión de Gente de Pueblo, “ejemplo de lucha y la primera formación de sevillanas que ha debido acabar en la cárcel”, a la que conocieron a través de Bernardo Quero, hermano menor de los míticos guerrilleros antifascistas granadinos a los que Lagartija Nick ha dedicado otro de sus sencillos.

“Su historia estaba contada, pero no cantada”, justifica Arias, que achaca al “exterminio cultural” del franquismo la maldición que arrastraba esta familia, masacrada primero por el régimen, que los retrató como “bandoleros y asesinos, lo que obligó a que sus supervivientes y herederos tuvieran que cambiarse el nombre”.

Entre ellos se encuentra el ya fallecido Víctor Blaya Quero, “El Charico”, amigo íntimo de Antonio Arias, y, según su criterio, “uno de los mejores cantaores de su generación”, a pesar de sufrir un pánico escénico que hacía muy difícil verlo en vivo o incluso grabar con él, cosa que, según él, quiso hacer el propio Enrique Morente.

Su voz aparece al inicio de “La leyenda de los hermanos Quero”, “un elemento más que contribuye a recuperar la Memoria Histórica, que es una ley que se incumple sistemáticamente, ahora que se habla tanto de no cumplir leyes”, subraya Juan Cordoniu.

Todo eso hace de este álbum, coloreado con los teclados de J.J. Machuca, “el disco más andaluz de Lagartija Nick”, pero no hay que perder de vista otro aspecto que “permea” todo su contenido, el fallecimiento en 2015 de Jesús Arias, “lorquiano”, ideólogo de “Omega” y colaborador habitual de Lagartija Nick.

De él se recuperan dos temas, a destacar “Agonía, agonía”, arriesgada composición de su última etapa junto a la banda Qüasar que habla sobre la muerte y que abre el disco como una declaración de intenciones, toda vez que se trata de un álbum editado por una multinacional, Universal Music.

De hecho, el “Crimen, sabotaje y creación” del título (tomado de una canción previa de Lagartija Nick) constituye “una postura frente a la vida” que definía muy bien a Jesús Arias: ¿Eres parte del proceso creativo, del crimen o pretendes sabotearlo desde dentro mientras pones buena cara?“, inquiere Arias sobre una actitud habitual ante los movimientos subversivos en el arte.

“Es más, el efecto 'Omega' se mantiene y en los directos aún hay gente que se va directamente, mientras otros que ven la luz”, ratifica Codorniu, que proseguirá junto a sus compañeros la presentación en vivo de este nuevo álbum el día 18 de noviembre en la sala Caracol de Madrid y el día 23 en La 2 de Apolo, en Barcelona.