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Luis Bassat: “Proceder de una familia sefardí fue un problema en España”

Luis Bassat: "Proceder de una familia sefardí fue un problema en España"

EFE

Madrid —

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Ni el destino, ni siquiera un capricho familiar, fueron culpables de que Luis Bassat se llame así, sino la necesidad de una familia judía de pasar desapercibidos en la Barcelona de los años 40. Ahora el publicista cuenta a corazón abierto la historia de su antepasados en “El regreso de los Bassat”.

Lo hace, como dice a Efe en una entrevista, porque le ha llegado el momento de decir a corazón abierto que es judío, algo que no pudo decir en su infancia; y aunque se le llenen los ojos de lágrimas al recordarlo, lo ha querido revivir junto al escritor, y amigo, Vicenç Villatoro, para que la historia del pueblo judío, y el pasaje más cruel que vivió, el Holocausto, no se olvide.

“Proceder de una familia judía durante muchos años en España fue un problema, salía de casa prometiéndole a mi padre que no hablaría ni de religión ni de política, y esto afortunadamente ha quedado en el tiempo pasado”, expresa Bassat, que a punto estuvo de llamarse Samuel, para seguir la tradición judía sefadí.

Un nombre que en 1941 le hubiera traído muchos problemas, así que su tía abuela, “muy ingeniosa”, decidió que fuera Luis, como Lluís Companys, quien el mismo día de su nacimiento, un 6 de octubre, aunque de distinto año, hizo la declaración de independencia en el balcón de la Generalitat.

Con una mirada serena y directa ahora cree que “ha llegado el momento” de gritar que es judío, y que aunque él ya “no lo pasó mal”, su familia, el pueblo judío, sí que tuvo que pagar un “alto precio” vital.

Los Bassat, sefardíes, dejaron España en el siglo XV y recorrieron Bulgaria, Turquía, Austria, Alemania y Francia, antes de volver a España, durante los siglos XIX y XX. Por su parte, los Cohen, la rama materna, judíos romaniotas establecidos en Corfú, emigraron a Italia y Francia, y luego a Barcelona, donde nació la madre el empresario, Yolanda Coen.

“La historia de la familia de Luis parece predestinada a encarnar una reflexión del s. XX, no sólo en el pueblo judío, sino también sobre los mitos de infancia, la gran ruptura que significan las guerras de medio siglo, incluida la española. Esta historia tenía la idea del viaje, del renacimiento, de volver a empezar. Era excepcional”, remarca Villatoro.

Por eso no se trata de un libro “a mayor gloria de Luís”, como especifica Villatoro, sino un texto con reflexiones, narraciones y citas que nace después de muchas horas de conversaciones y de viajes.

“Vicenç descubrió que en los años cuarenta había una serie de judíos que huían de los nazis y cruzaban los Pirineos gracias a una asociación que se llamaba la 'Joint'. Esto me trajo a la memoria que en mi casa había tres dormitorios montados, el de mis padres, el de mi hermano y mío y un tercero donde se quedaban una noche familiares nuestros de París o de no sé donde”, rememora.

“Seguramente -reflexiona- esas personas no eran familiares, sino personas a las que mi padre y mi madre ayudaban a huir de los nazis, con el riesgo que suponía. Hoy se más de mi familia que antes de que Vicenç escribiera el libro”.

Un tanto más que llegó también a descubrir la relación familiar que tanto los Bassat como los Coen tenían con el mundo de la literatura, en concreto con los escritores Albert Cohen y Elías Canetti (ambos primos de sus padres).

Con un “doble chiste” siempre a cuestas desde su nacimiento, por ser “catalán y judío”, este hombre dedicado en cuerpo y alma a la ayuda a África y al arte contemporáneo español a través de su fundación, a sus 75 años no teme en ocultar sus lágrimas al recordar a su primo León de París, quien estuvo un año y medio preso en Auswich: “Una de las razones por las que me alegro que exista el libro es esta, no hay que tener vergüenza de contar lo que pasó porque mucha gente lo olvidó rápidamente, incluso algunos lo niegan, es algo demencial”.

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