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El festival MAD Live! se estrena con The National como triunfadores

El festival MAD Live! se estrena con The National como triunfadores

EFE

Madrid —

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Catapultados por la carismática presencia de su líder Matt Berninger y por una maquinaria instrumental engrasada al milímetro, The National triunfaron con su rock elegante y profundo en la primera edición del festival MAD Live! que se celebró anoche en el Palacio de los Deportes de Madrid.

Esta nueva iniciativa se une a otros intentos como El Día de la Música o el DCode por dotar a Madrid de un festival urbano de música alternativa. Anoche, según los organizadores, se agotaron las entradas para ver a grupos como The Kooks o Mando Diao durante las ocho horas que duró la programación.

Sobre el cartel, The National lucían como el principal reclamo. Con un crecimiento sostenido, tanto de público como de crítica, hasta su álbum “Trouble Will Find Me”, los de Brooklyn han alcanzado el éxito con un rock elegante, profundo, denso y repleto de matices.

En su vocalista, Matt Berninger, tienen un filón tan seguro como insólito, toda una rareza en el mundo del rock actual. Un tipo de pose melancólica, mirada perdida, aspecto introspectivo y voz grave, oscura y penetrante. Eso sí, cuando suelta al animal, no hay quien lo pare: capaz es de desgañitarse y de quebrarse cantando “Squalor Victoria”.

Flanqueándole con las guitarras, los hermanos Dessner construyen marañas y brumas sonoras sobre los vientos que acompañan a la banda. Anoche, además, contaban con ayuda extra: la de Sufjan Stevens, singular genio estadounidense, que puso su sello al piano de la íntima “Ada”.

La personalidad que desprende la banda se constató en canciones como la emocionante “Bloodbuzz Ohio” o la intensa “Graceless”. La guinda la puso Berninger cantando entre el público una eufórica “Mr. November” y la banda entera interpretando en acústico “Vanderlyle Crybaby Geeks”.

Justo antes que The National, actuaron The Kooks, que han cambiado mucho desde su debut con “Inside In/Inside Out”. Así se vio anoche con canciones de su último álbum como “Around Town” o “Bad Habit” que coquetean con el funk y el R&B y en las que su líder, Luke Pritchard, de rizos, voz aguda y sobrado de habilidades, desplegó todo su encanto para engatusar a un público entregado.

Y es que a The Kooks no le afectan demasiado los cambios de estilo, pero sí es cierto que la receta clásica se impone sobre experimentos. Los ingleses bordan el indie-pop más melódico, con estribillos y armonías resplandecientes, tanto que “Naive” y “She Moves in Her Own Way” fueron coreadas como himnos.

Pero el MAD Live! dio para mucho más. Apenas dos centenares de personas, sobre todo adolescentes, vieron cómo empezaba Belako a la hora de la merienda. El jovencísimo grupo vasco rinde pleitesía a Joy Division y el post-punk, pero la mejor noticia es que su sonido es compacto, sin fisuras, y de una fiereza y un gusto por lo siniestro más que interesantes. Apuntan a algo grande.

Tampoco The Orwells son unos veteranos del rock. Con dos discos, esta banda de Chicago pareció en sus momentos más frescos una versión ruidosa y rejuvenecida de The Strokes. Para el CD de recuerdo del festival, su tema “Who Needs You” mostró a un cantante convencido de su rol y más seguro de sí mismo que de la Ley de la Gravedad.

Sobre el papel, el menú más bailable de la noche correspondía al producto nacional. Grises dejó de lado su cara de electropop sofisticado y apostó por los temas más rítmicos y afilados. Irregulares y a veces con un sonido aturullado, tal vez por un exceso de ímpetu, fueron capaces no obstante de levantar al público con canciones como “Wendy” o “Animal”.

A Cycle le pasó factura su hora de actuación. Su electrónica pesada y contundente, casi de “rave”, es una invitación a perderse en el exceso y la madrugada, pero a las 9 de la noche quedó en fuera de juego. Aun así, “Confusion” mostró un retazo de la fiesta que pudo ser y no fue.

Mando Diao sirvieron el plato más desconcertante de la velada. Aparecieron vestidos de blanco en un escenario futurista a lo Kubrick, con luces azules sobre unas extrañas figuras poliédricas, y arrancaron con una excitante y “garagera” “God Knows” antes de sumergirse en ritmos funky y electrónicos que se acercaban peligrosamente a la nadería.

Luego invitaron a la cantante Zahara y así cantaron “por primera vez” en español. La sorpresa, vistas las caras del público, fue más una simpática ocurrencia que un logro musical.

Pero los suecos remontaron por las bravas, porque les sobran tablas y sentido del espectáculo, y triunfaron con la dinamita de “hits” como “Gloria” y “Dance With Somebody”, que dejaron al público dando botes y a la espera de The Kooks y el paseíllo triunfal de The National.

David Villafranca

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