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La soprano María Katzarava acompaña a Plácido Domingo en su 55 debut en México

La soprano María Katzarava acompaña a Plácido Domingo en su 55 debut en México

EFE

México —

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La soprano mexicana María Katzarava asegura horas antes de acompañar a Plácido Domingo en el 55 aniversario de su debut en México, que cantar es un acto de amor, solo concebible si está asociado con un incremento de su pulso como causa del nerviosismo.

“El día que no me ponga nerviosa no tendré nada que ofrecer, cantar es un acto de amor y solo estremeces a alguien si te entregas de manera total”, aseguró a Efe la joven de 31 años que mañana acompañará al tenor Plácido Domingo en un concierto en el Auditorio Nacional de la Ciudad de México.

María es una de las artistas mexicanas de más crecimiento en los últimos años, que en el 2008 ganó el concurso Operalia en Québec, Canadá, y desde entonces ha sido aclamada en varios de los teatros más prestigiosos de Europa y América.

“Ha pasado tiempo, pero las emociones se siguen asumiendo igual; horas antes de actuar siempre estoy conmovida”, señala.

“Ofreceremos un concierto hermoso en el aniversario 55 del debut en México del maestro Plácido; la primera parte tendremos un poco de ópera, también música de Brodway, en la segunda habrá música mexicana y tal vez algo de mariachi”, detalla.

Es una elegante mujer de estatura media, hija de padre georgiano y madre mexicana, ambos violinistas. Sostiene la mirada con sus grandes ojos negros y al hablar intenta hacerlo en bloques para esconder la timidez que la sigue desde sus tiempos de niña cuando soñaba con operar corazones en lugar de actuar en teatros.

“A los tres años mis padres me pusieron a estudiar violín, pero mi sueño era ser cardióloga; a los 15 años empecé a cantar y por ahí se enfiló mi vida”, dice.

Lleva un pequeño corazón plateado en el dedo anular de su mano izquierda y usa unas argollas doradas. A veces gesticula para enfatizar como cuando se refiere a una de sus próximas emociones, su debut en diciembre en España, donde vive.

“Es curioso, vivo en Barcelona y nunca me presenté en el país. En diciembre voy a cantar en Oviedo ”El duque de Alba“, de Donizetti, y estoy contenta porque es una ópera larga, de unas tres horas, poco conocida. El rol será muy pesado porque se canta casi todo el tiempo, pero tiene cuartetos y tercetos muy bonitos”, explica.

María ha sido elogiada por grandes maestros de la ópera, entre ellos Plácido Domingo, pero fuera de los grandes escenarios mantiene sus mismas pasiones de niña, cuando grababa las canciones de la española Ana Torroja y soñaba con formar un grupo de música pop como “Mecano”.

“Vivo en España y todavía no he podido conocerla; yo no estoy casada con la ópera, uno de mis planes es hacer mezclas con pop, pero por ahora me conformo con tener en mi móvil un karaoke con canciones de ella y con otras de la francesa Edith Piaff”, revela.

Un colibrí color gris humo se abstiene de cantar cuando vuela sobre la cabeza de María. Ella lo observa y entonces habla de su amor por los animales y de los dos gatos con los que vive. Luego vuelve al tema de la música y se refiere a su primer disco, que espera salga el próximo año.

“Incluirá a todos mis caballitos de batalla, mi repertorio lírico y arias de ópera”. Ahí estarán “La Boheme”, “Micaela”, “El aria de Tatiana”, “Manon”, Fausto“, Margarite” y “La Traviatta”, adelanta.

Cuando tiene tiempo María Katzareva se va al gimnasio, donde se ejercita en la bicicleta elíptica para mejorar su forma física, no solo para estar mejor en los conciertos, sino porque sueña con subir al Everest y quizás lo intente pronto, aunque no se proponga llegar a la cima.

Es una mujer llena de vida que habla cinco idiomas y toca violín, piano y algo de guitarra. Califica de duro pasar gran parte de su vida en aviones, mas lo asume como el precio de ser feliz.

Hace veinte años María Katzarava soñaba con ser la protagonista de complicadas cirugías a corazón abierto después de las cuales las personas quedaban sanadas. Hoy es una famosa cantante, pero dice no estar tan segura de haber terminado lejos su utopía.

“El tiempo pasó, mi vida se fue por otro lado, pero igual terminé cerca de los corazones. Ahora curo algunos con mi canto, por eso es humano que mañana me ponga nerviosa”, dice.

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