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Oppenheimer, director de “La mirada del silencio: ”No podemos huir del pasado“

Oppenheimer, director de "La mirada del silencio: "No podemos huir del pasado"

EFE

Madrid —

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El realizador estadounidense Joshua Oppenheimer, creador del díptico sobre el genocidio de Indonesia “The Act of Killing” y “La mirada del silencio”, que ahora presenta en España, está convencido de que mostrar los horrores no descubre nada al hombre; sólo le recuerda lo que ya sabía.

“Mi tarea como cineasta es poner espejos, no busco dar nuevas informaciones al público, sino invitarles, seducirles, para que se enfrenten a lo más doloroso o lo más desconocido de quiénes son ellos mismos en el espejo del cine”, reflexiona el director en una entrevista con Efe.

Y si algunas cosas de las que vemos “provocan flashes del propio reconocimiento es porque el espectador está viendo cosas que, de hecho, ya sabía, solo que no encuentra palabras, o tiene miedo de decirlas”, apunta en referencia a viejos y nuevos conflictos que remiten a Siria, pero también a la Guerra Civil española.

“No quiero que esta película se vea como reflejo de la situación en España, porque no soy español ni experto en historia española -dice- pero creo que no podemos separar lo que somos de las sociedades en las que vivimos, esta mezclado, es la Humanidad, no podemos separar lo que hacemos como individuos de lo que hacemos como sociedad”.

Cita a Faulkner (“el pasado no está muerto, ni siquiera es pasado”) para reforzar su idea de que “no podemos huir de nuestro pasado porque es parte de nosotros”.

El tejano, que compite con esta historia en el DocumentaMadrid de este año, compartió anoche varias horas de tertulia con el público que abarrotaba la sala Azcona del Matadero Madrid, hasta la madrugada. Oppenheimer no escatimó ni tiempo ni entusiasmo para presentar la cinta, que llegará a las salas el próximo viernes.

El realizador vuelve una y otra vez a “The Act of Killing”, la cinta que llegó a los Óscar en 2013 y estremeció a medio mundo con los grotescos testimonios de los autores materiales del pogromo comunista que dejó en las cunetas a un millón de indonesios, para explicar esta segunda que aporta testimonios de los supervivientes, traumatizados para siempre.

“La mirada del silencio” sigue mostrando, como la anterior, las caras de los verdugos, en esta ocasión, ante la mirada impotente de los familiares de las víctimas que tienen que convivir a diario con los asesinos de sus hijos, ya que el poder en Indonesia sigue en las mismas manos, explica Oppenheimer.

El documental sigue a Adi Rukun, un optometrista que aprovecha sus visitas a los ancianos que necesitan gafas para preguntarles por el pasado; su hermano fue asesinado por alguno de ellos y busca, mientras escruta cintas que grabó Oppenheimer para “The Act of Killing”, quiénes fueron y cómo lo mataron. Quiere hablar con ellos y ver si están arrepentidos.

“Lo realmente difícil -confiesa Oppenheimer- era que los entrevistados mostraran su alma, su verdadero sentimiento. Y ninguno estaba arrepentido”.

“Adi creía que podía enfrentarse a los asesinos, pero sobre todo, no quería que sus hijos vivieran en la cárcel del miedo. Quería intentar, por lo menos, convivir con ellos como vecinos”.

Ganadora del Gran premio del Jurado en Venecia, este documental que el director presenta como “un todo” con el primero debía ser un muestrario de reproches, dolor, llantos y acusaciones. Pero todo lo que se ve es miedo, y el odio contenido de una madre. “Lo pasado, pasado está”, repiten una y otra vez verdugos y víctimas.

Y esto es así porque Oppenheimer creía que si era capaz de “mostrar ese abismo (entre víctima y verdugo) ayudaría a la comprensión real del país”

Oppenheimer no puede volver a Indonesia después de que “toda la plana mayor del gobierno la viera, creo que no les gustó mucho -bromea-, pero estoy muy orgulloso de la enorme cantidad de descargas de Internet”.

“Ha sido como un catalizador y la población y los medios empiezan a abordarlo con otro punto de vista”, se enorgullece.

“Para mi, esta historia, queda abierta; la tercera parte pertenece al pueblo indonesio”.

Por Alicia G.Arribas.

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