Perú repasa sus ilustraciones infantiles en “Mi casa es linda”

Reunidos por primera vez tras pasar años empolvados en los rincones más recónditos de Perú, un millar de libros, dibujos, pinturas e imágenes narra el proceso de la ilustración infantil en el país sudamericano durante sus últimos cien años, en una exposición titulada “Mi casa es linda”.

La muestra está abierta hasta el 18 de agosto en la Casa de la Literatura Peruana, como fruto de más de un año de investigación sobre un campo que todavía no había sido estudiado y sobre el que no existía “ni un solo artículo o monografía”, afirmó a Efe la directora del centro literario, Milagros Saldarriaga.

El curador de la exposición, Daniel Contreras, indicó a Efe que la investigación se remonta a los albores del siglo XX y constituye un proceso “único y distinto al de otros países” por su complejidad y etapas, que requieren investigaciones posteriores más pormenorizadas.

Alrededor de una escalera de libros que desemboca en una ventana, la exhibición presenta ilustraciones en soportes variados, incluidos libros de tela, sobre los que se representan personajes públicos, escenas costumbristas y didácticas, además de animales y cuentos.

La muestra comienza con la exhibición del primer libro de cuentos publicado en Perú, “Juguetes” (1929), creado por Alida Elguera, e ilustrado por el pintor y caricaturista peruano Jorge Vinatea.

Otra pieza de colección es el único ejemplar hasta ahora conocido de “Niños del Kollao” (1937), un libro con un conjunto de grabados realizado por el profesor rural José Portugal, en Puno, región andina del sur de Perú fronteriza con Bolivia, a unos 1.300 kilómetros al sur de Lima.

“Se trata de una suma de esfuerzos de dos grupos importantísimos de intelectuales y tiene muchas imágenes basadas en fotografías de Martín Chambi, quien ha sido objeto de estudio por su relación con artistas y otros fotógrafos, pero todavía no se había investigado sus relaciones con las ilustraciones”, explicó Contreras.

Hacia los años 40 y 50 surgen autores e intelectuales peruanos como César Vallejo, José María Arguedas y Francisco Izquierdo, que “tienen una preocupación específica” por la literatura infantil, y es en ese momento cuando se publica “Rutsí” (1947), la primera novela peruana para niños, de Carlota Carvallo, también expuesta en la muestra.

La exposición se detiene después en las ilustradoras Gredna Landoldt, Nobuko Tadokoro y Charo Núñez, hija de Carlota Carvallo de Núñez, quienes para Saldarriaga constituyen un antes y un después en la producción de ilustraciones peruanas dirigidas a niños.

Las ilustradoras publicaron sus obras en “Urpi”, el semanario infantil del desaparecido diario “La Prensa”, y consolidaron “una época muy rica porque proponían cosas muy distintas, lo que permitió crecer en un sentido cualitativo”, según Saldarriaga.

Contreras explicó que el estilo de los 70 “recurre mucho a la fotografía y al arte popular para rescatar la multiculturalidad”, marginada de los libros escolares de texto hasta la reforma del presidente Juan Velasco Alvarado.

“Tienen una mirada mucho más abierta a la sociedad. Son claramente fundadoras de un estilo que no se siguió, y que creo que debió haber continuado dentro de los nuevos ilustradores”, opinó Contreras.

Saldarriaga también lamentó esa “ruptura” y apuntó como causa a la “transformación radical” de la política, la cultura y la economía del país en esa década.

La muestra también incluye los últimos trabajos de los ilustradores peruanos contemporáneos más destacados como Issa Watanabe, Consuelo Amat y León y Christian Ayuni, quienes ya incorporan la técnica digital a sus obras.

Los responsables de la Casa de la Literatura dejan un espacio abierto para profundizar en la ilustración infantil de Perú mediante investigaciones más detalladas sobre cada una de las distintas etapas que lograron acotar en esta extensa recopilación.