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Le piden a la RAE que cambie la definición de gitano por racista y humillante

Le piden a la RAE que cambie la definición de gitano por racista y humillante

EFE

Madrid —

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Una veintena de gitanos se ha concentrado hoy ante la sede de la Real Academia Española para pedir que se cambie una de las acepciones de “gitano” del Diccionario por considerarla “racista y humillante”.

La concentración había sido convocada por la Asociación Gitanas Feministas por la Diversidad en protesta por la entrada de “gitano” en la nueva edición del Diccionario, una de cuyas acepciones remite a “trapacero”, definido como alguien “que con astucia, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto”.

“No somos trapaceros”, coreaba este colectivo, que en sus pancartas afirmaban que la RAE es “racista” y que “los gitanos no somos lo que define la RAE”.

“Toda la vida se nos ha perseguido”. “Sí ciudadanos, no trapaceros”, insistían.

En el comunicado que leyeron ante los medios de comunicación, la asociación decía que la RAE, en las distintas ediciones del diccionario, “ha manchado la dignidad de un pueblo entero y a día de hoy continúa haciéndolo”.

“La RAE nos humilla, nos maltrata y nos hiere a todos los gitanos. ¿Qué pasará cuando un niño utilice el diccionario y lea que su compañero gitano no es de fiar? La RAE es racista y alienta el racismo”, se decía en el comunicado.

“¿Qué sabe la RAE de mi identidad, de mi pueblo, de mi historia y de mi cultura?”, se preguntaban también.

Tras leer el comunicado, la presidenta y la secretaria general de la asociación, María José Jiménez y Asunción Fernández, mantuvieron una reunión, en la sede de la RAE, con el secretario de la RAE, Darío Villanueva, y el vicedirector, José Antonio Pascual, en la que le expresaron sus quejas por la citada definición.

Al finalizar el encuentro, Pascual contó que les habían explicado que el Diccionario trata de “reflejar la realidad del uso” de las palabras, y ese uso negativo “es evidente que no se cambia por desplazarlo del Diccionario”, sino que habría que “erradicarlo” a través de la educación.

Darío Villanueva expresó su “respeto absoluto” hacia la comunidad gitana, pero también dejó muy claro, tanto en la reunión como luego ante los periodista, que la Academia “no inventa palabras ni acepciones sino que refleja el uso que los hablantes hacen de cada palabra”.

“Hay acepciones injustas, pero que existen desafortunadamente en la vida social, y eso puede servir para que la propia sociedad tome conciencia de ese comportamiento injusto, que se verbaliza en palabras y en acepciones que tienen que estar en el Diccionario”, dijo Villanueva.

El secretario se refirió a la próxima edición del Diccionario académico, que tendrá una concepción completamente digital.

Ese futuro diccionario tendrá que “obedecer a una realidad que nos impone una nueva sociedad”, y las protestas relacionadas con determinadas palabras, ofensivas para algunos colectivos, “se tratarán de manera extraordinariamente escrupulosa y cuidadosa”, señaló Villanueva.

“La Academia no aceptará una censura ni va a suprimir palabras”, pero sí puede buscar, en el nuevo Diccionario digital, “fórmulas integradas para que la sociedad entienda” que determinadas definiciones y acepciones “significan menosprecio o discriminación”.

Serán “unas marcas nuevas”, diferentes a las que se han utilizado hasta ahora para indicar que un término es despectivo o vulgar.

La RAE recibe constantemente quejas sobre algunas definiciones del Diccionario, como las de “gitanada” y la acepción de “jesuítico” que lo asocia con “hipócrita”. O la definición de cáncer como “proliferación en el seno de un grupo social de situaciones o hechos destructivos” y que refleja el ejemplo “la droga es el cáncer de nuestra sociedad”, señaló el secretario.

Si se suprimieran todas esas acepciones, el Diccionario “sería angelical, seráfico”, afirmó Villanueva, que no dio plazos para los cambios que se introducirán en la edición digital en relación con los términos ofensivos.

Tras la reunión con los académicos, Jiménez y Fernández dijeron que había “merecido la pena” el encuentro, aunque reconocieron que hoy habían dado “un paso pequeñito” y que se podría “tardar años” en poder cambiar las definiciones.

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