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Rafael Ansón dice que el Gobierno deja prácticamente desaparecer TVE por la financiación

Rafael Ansón dice que el Gobierno deja prácticamente desaparecer TVE por la financiación

EFE

Madrid —

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Rafael Ansón vivió desde dentro la importancia que tuvo RTVE en el éxito de la Transición, una época en que la televisión estaba “radicalmente” al servicio del Estado. Ahora, casi 40 años después, cree que el Gobierno “no la usa ni bien ni mal porque prácticamente la está dejando desaparecer por falta de financiación”.

Con “El año mágico de Adolfo Suárez” (La Esfera de los Libros), el actual presidente de la Real Academia de Gastronomía rompe el silencio que ha mantenido desde que fuera director general de Radiotelevisión Española en aquella época para reivindicar sobre todo el papel protagonista de los medios públicos, que trabajaron para hacer posible la democracia y la libertad.

En una entrevista con EFE, Ansón (San Sebastián, 1935) reconoce en el ente a los mejores profesionales y opina que su problema es “simplemente de financiación”, si bien cree que con el argumento de que el Gobierno utiliza TVE, la oposición siempre pretende “que no haya televisión pública o que sea lo más pequeña posible”.

PREGUNTA: Quiere rendir homenaje al presidente Suárez, al propio proceso político o a los periodistas de la Transición?

RESPUESTA: Quiero poner de relieve lo que representó ese 'año mágico' en el que España pasa de una dictadura a una democracia sin problemas. Y hay tres protagonistas: el pueblo español, su Majestad el Rey don Juan Carlos, que tuvo la generosidad de renunciar a los planes de Franco y la intuición de elegir a Suárez. Y por supuesto, porque al pueblo español lo que le llegaba -y por lo que apoya la política del Rey y de Adolfo- es a través de las cámaras de TVE y de la radio. Y hay que tener en cuenta que en aquella época sólo había una televisión, que el telediario de Eduardo Sotillos lo veían 22 millones de personas y el de Lalo Azcona 14 millones. Y la radio privada tenía que conectar con el parte de RNE para dar la información... Algo influiría, digo yo.

P: ¿En ese “año mágico” que hace la televisión pública? ¿Cuál fue su labor?

R: Su labor fue transmitir a los españoles los objetivos derivados del Rey y del Gobierno. Y en lugar de hacer como ahora, una televisión para tener audiencia -la teníamos garantizada-, hicimos la televisión al servicio del Estado. Toda la televisión y la radio públicas contribuyeron y trabajaron para hacer posible la monarquía parlamentaria, la democracia y la libertad. Y tuvieron una participación decisiva, mientras que la mayoría de los periódicos tuvieron una posición más o menos partidista u orientada, los únicos medios que no tenían más finalidad que servir al Estado fuimos la radio y la televisión.

P: Afirma que el gobierno tiene derecho a contar con una televisión pública en la que influya, siempre y cuando lo haga en beneficio del Estado y no del partido político al frente en ese momento. ¿Son capaces los políticos de hacer esa distinción?

R: Deberían de serlo pero evidentemente el Estado en cada momento se expresa básicamente a través de un gobierno elegido en las urnas. De manera que también el Gobierno tiene que estar al servicio del Estado y no del partido, no cambia nada.

Si el Gobierno no es el de todos los españoles y es de los votantes de su partido, no es un buen gobierno democrático. Si el Gobierno no es capaz de “utilizar” la televisión pública para transmitir los objetivos de interés general para todo el país, la está utilizando mal. Lo malo es que ahora no la usa ni bien ni mal porque prácticamente la está dejando desaparecer por falta de financiación; en cambio a las otras no.

P: De hecho, se muestra partidario de encargar un estudio sobre cómo habría que replantear todo el esquema en que se basa RTVE para tratar de impedir “esa especie de deslizamiento lento pero inevitable hacia el vacío”. ¿No ve futuro para la Radiotelevisión Pública española?

R: Yo creo que es un problema simplemente de financiación porque tiene los mejores profesionales y, por lo tanto, bastaría con que hubiera un mínimo de financiación. Lo que ocurre es que con el argumento de que el Gobierno utiliza la televisión pública, la oposición pretende siempre que no haya televisión pública o que sea lo más pequeña posible.

La decisión del Gobierno de Zapatero (eliminar la publicidad) fue exclusivamente para contentar a las privadas y que le apoyaran. Y ahora, naturalmente, las privadas lo que quieren es ganar dinero y tener audiencia. Y como la audiencia en este país es de gente que está muy indignada, la forma de ser rentable es sacar todo aquello que quieren escuchar los indignados, con lo cual cada vez les dan más argumentos para que se indignan más.

P: Sostiene que desde los medios se fomenta una crítica del sistema unas veces por las audiencias y otras por razones políticas ¿Cómo se soluciona?

R: Lo que hay que hacer es buscar un equilibrio primero con una televisión pública que tenga una audiencia de un 20 % para que realmente influya. Y segundo, es fundamental que haya una estrategia de comunicación para explicar las razones por las que se están haciendo las cosas. El Gobierno español tiene que mejorar su política de comunicación porque no la tiene (...)

P: ¿Se hacía entonces una televisión mucho más de verdad que la de ahora?

R: Era una televisión que estaba absolutamente y radicalmente al servicio del Estado y del proyecto que en ese momento tenía el Estado y que encarnaba su Majestad el Rey y la política de un personaje admirable como Suárez (...) Y nadie criticó a TVE porque hubiera apoyado a Suárez, todo el mundo entendió que Televisión Española estuvo abierta y que eso era lo que tenía que hacer.

P: Sin televisión, ¿hubiera sido distinta la imagen que hubiéramos tenido los españoles de Suárez?

R: Creo que hubiera sido imposible cambiar la mentalidad del pueblo, cambiar la opinión pública en un año sin la televisión. Si hubiéramos tenido internet podíamos haberlo hecho en un mes (...)

P: Adolfo Suárez estuvo antes que usted al frente de RTVE, conocía y dominaba el medio televisivo. Por ese motivo, ¿se metía quizá más en su trabajo? ¿Le daba consignas de algún tipo?

R: Jamás. Él sabía exactamente que yo coincidía en el mismo planteamiento y todo lo que se hacía en televisión apoyaba la monarquía parlamentaria y la democracia. Lo que sí hacía era preguntarme sobre cómo iban a llegar al pueblo los temas que iban sucediendo.

P: Reclama en definitiva “políticos de la talla de los de entonces” ¿qué ha ocurrido desde ese año mágico para llegar a los niveles actuales en los que los políticos son los peor valorados?

R: Los liderazgos políticos los dan las circunstancias. Churchill sin guerra no hubiera sido lo que fue (...) Pero ahora estamos en una situación muy complicada, es el momento de que quienes están al frente de los distintos escenarios políticos, demuestren que son líderes poniéndose al frente y sacando el país adelante. No podemos dejar simplemente que un grupo nuevo, que quiere prácticamente cambiar todo lo que se consiguió en aquellos años, recoja la indignación.

Por lo tanto, este es el momento de hacerlo. Hasta ahora lo que ha pretendido el Gobierno es salvarnos del rescate y evitar que España internacionalmente desapareciera; ya lo ha conseguido y ahora es el momento de tratar de superar las razones por las que la gente está indignada y de plantear un proyecto de reforma política. Y para eso no hace falta cambiar la Constitución, basta simplemente con actualizar su aplicación y cambiar la ley electoral, la de partidos políticos, la de huelga... La Constitución puede seguir siendo válida pero hay que acabar con los motivos de indignación a través de una reforma política de fondo, como se hizo en el año 76-77.

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