Richard Strauss ve la luz por primera vez en Colombia

Los colombianos tendrán la oportunidad de ver por primera vez en su país la ópera “Salomé”, del compositor alemán Richard Strauss, que se estrenará el próximo 16 de febrero en Bogotá.

“Es una música que te arrastra, no es que la puedas pensar, no es intelectual ni placentera; no se puede estar escuchándola y pensando en el café que te vas a tomar luego, tiene un ritmo, unas armonías que te arrastran, te dejan en 'shock'”, explicó a Efe el director musical del montaje, Josep Caballé Domenech, que se escenificará en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo.

“Salomé” fue compuesta en 1905 por Strauss, basada en una obra teatral homónima creada Oscar Wilde y estrenada en París en 1891.

La interpretación que el escritor irlandés hizo del personaje bíblico generó un fuerte impacto en el compositor alemán nacido en 1864.

Inmediatamente quiso hacer su propia versión respetando el libreto original y el resultado es una ópera provocadora, original y sensual que se saltó todos los cánones de la época y por eso fue censurada en Berlín y Viena, dos de las grandes capitales musicales del mundo.

La ruptura no fue solo escénica, puesto que Strauss también acabó con “muchas barreras” al terminar con las normas establecidas e introducir “juegos tímbricos”, nuevos, según detalló el español Caballé.

“Utiliza una orquesta que, aunque sea muy grande y muy densa, no deja de estar formada por solistas. Cada instrumento tiene su dificultad técnica y musical y su momento de solo”, subrayó el director.

Las voces que toman el escenario durante la ópera también son llevadas “al extremo”, agregó Caballé, para quien el personaje de Salomé lo interpreta una “mezzosoprano con agudos difícil de definir”.

Además, el compositor alemán fallecido en 1949 “empieza a romper tonalidades” con su “Salomé”, una tendencia que consolidó durante sus siguientes trabajos.

“Es la obra más visceral de Strauss hasta ese momento”, subrayó Caballé sobre la obra que se representará en tres funciones en el Teatro Mayor.

La música se acompaña sobre el escenario por un montaje poco habitual y también rompedor que fue lo que inspiró a Strauss con una historia que es bien conocida, Salomé, la hija de Herodes que pidió a su progenitor la cabeza de San Juan Bautista.

El montaje es un elemento fundamental en una ópera en la que el desnudo con el que termina la danza de los siete velos sigue impactando a las audiencias de todo el mundo.

El encargado de la dirección de escena en este caso es el andorrano Joan Anton Rechi, quien ha querido trasladar “Salomé” “a la época moderna” pero manteniendo “la esencia y la columna vertebral de lo que era la historia”.

Todo eso al albur de una música “que te llega directa al estómago sin que tengas que pensarla”, según señaló.

Asimismo, Rechi señaló que lo que hace es “trabajar las obras desde la emoción”, lo que le da un ambiente universal porque “todos lloramos y reímos por las mismas cosas”.

En el caso de “Salomé” ha preparado un “montaje moderno, muy potente y energético que va a permitir ver la historia original” de la ópera.

Asimismo, volvió al siglo pasado para ver que provocó en el estreno y poder generar eso en el público actual.

Ese elemento fue más fácil en el caso de la ópera de Strauss puesto que trata temas que “siguen tocando la fibra” como el poder, la sociedad de consumo “en la que todo tiene un precio y el sexo para conseguir cosas”.

El sexo como arma se simboliza en opinión de Rechi en la danza de los siete velos que interpreta la cantante que interpreta a Salomé y “que hoy sigue siendo escandoloso” tal y como lo fue hace 111 años, cuando se estrenó la ópera.

Además de la polémica que genera, esa escena tuvo una gran complicación para Rechi, puesto que supuso poner a bailar a una cantante de ópera.

“En 'Salomé' convergen dos cosas muy importantes, una música excepcional, directa a las emociones que compuso Strauss” y el propio libreto de la obra de Wilde, destacó Rechi.