Rocío Márquez: “Mi objetivo es no sentir una barrera de antemano”

La cantaora española Rocío Márquez se encuentra en un momento en el que le interesa “la línea creadora” y afirma que su objetivo en el mundo del flamenco es “no sentir una barrera de antemano”.

En una entrevista con Efe en El Cairo, donde esta noche actúa en la Ópera, Márquez, explica que intenta escucharse a sí misma y “entender que, en el proceso (creador), para acertar hay que hacer las cosas sin miedo y optar por lo que uno cree”.

“Si haces lo que ya está hecho difícilmente te van a criticar, pero también es más difícil que destaques. Quien no arriesga no gana”, subraya.

La artista onubense, nacida en 1985, dice pasar una etapa de interés por la creación, y aunque antes optó también por “una reproducción simple”, ahora se trata de “una necesidad, no una opción”.

Con cuatro grandes premios a sus espaldas, entre ellos la Lámpara Minera, no teme los desafíos y se basa en sus sentimientos y necesidades presentes: “Me causaría mucha pena sentir que me doy al 'play'”, agrega.

Preguntada por la posibilidad de innovar en un futuro con música árabe, no lo descarta. En su opinión, el flamenco es “la mezcla de distintas culturas” que convivieron en Andalucía, por lo que es normal que surjan “matices y melodías que recuerden a los árabes”.

“Es una línea súper interesante -continúa hablando de la música árabe-. Estoy abierta a que pueda darse la necesidad en el futuro por las experiencias que viva. Intento impregnarme de cada sitio que voy, de cada cultura, y aquí hay una riqueza musical increíble”.

Esa idea de mezclar, aunque ella prefiere no definirlo así, no ha gustado a algunos puristas del cante jondo. Sin embargo, Márquez no se achanta ante las críticas por su afán innovador, que quedó reflejado al introducir música rock en su segundo y más reciente disco “El Niño”, publicado en septiembre de 2014.

Considera que siempre que “hay un posicionamiento fuerte, hay que aceptar ese riesgo”, y defiende que para reflejar la figura vanguardista de José Tejada Martín (Marchena, 1903- Sevilla, 1976), el Niño de Marchena, era necesaria “una parte de creación y no una mera reproducción”.

“Mi intención no fue mezclar o desmarcarme. Mi intención fue cubrir las necesidades que tenía en ese momento”, insiste la artista, que no duda en afirmar que su “objetivo es no sentir una barrera de antemano”.

Para la cantaora, con la tecnología y los instrumentos de que se dispone hoy en día se puede “jugar mucho más”, sin perder la esencia, pero sin límites.

Esa espontaneidad y esas necesidades le llevaron con nueve años a subirse a los escenarios de su Huelva natal, en las peñas flamencas, en galas benéficas y en concursos, hasta que -apunta- “casi sin darte cuenta empieza a andar la cosa”.

Nadie en su familia se dedicaba al flamenco profesionalmente, aunque Márquez tuvo siempre “la cercanía del folclore y el cante popular en casa”, donde en las celebraciones uno sacaba una guitarra, otro una caja y el otro bailaba.

Ahora lleva a El Cairo un espectáculo cuya idea surgió de su actuación en el Teatro Real de Madrid en febrero pasado, aunque el repertorio ha variado un poco y es en “formato reducido”.

La bailaora Leonor Leal y el guitarrista Miguel Ángel Cortés saldrán con ella al escenario, acompañados a las palmas por Los Mellis, en un recital organizado por la Embajada de España en El Cairo.

“Este formato íntimo es lo que hace un poco más especial este espectáculo, que está planteado como un recital tradicional pero con la incorporación del baile”, señala.

En algunos momentos está ella sola con la guitarra, en otros es la bailaora quien acompaña las cuerdas, de modo que a su juicio se “recupera la parte más íntima del flamenco”.

Después de “Claridad” (2012) y “El Niño”, Márquez ya trabaja en un nuevo proyecto del que no quiere dar muchas pistas.

El proyecto está todavía “muy abierto” y tardará en salir, según la cantaora, que solo revela que de nuevo está “probando opciones, pero no hay una línea definida”.