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La SGAE bautiza su jardín en honor a Ana Diosdado, “una mujer nunca silenciada”

La SGAE bautiza su jardín en honor a Ana Diosdado, "una mujer nunca silenciada"

EFE

Madrid —

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En un cálido homenaje, la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) ha descubierto hoy la placa con la que ha sido bautizado su jardín en recuerdo a Ana Diosdado, “una mujer nunca silenciada”, única y primera presidenta de esta entidad, entre cuyas paredes falleció.

El actual presidente de la SGAE, José Manuel Fernández Sastrón, ha sido el encargado, junto a Paloma Pedrero, miembro del Consejo de Dirección por el Colegio de Gran Derecho, de destapar el monolito que, a la entrada del jardín del Palacio de Longoria, reza: “Autora, directora, actriz. Una vida a la luz de los escenarios”.

“Y dándoles luz también”, ha apostillado Pedrero, amiga de Diosdado, a la que ha dedicado un sentido discurso en el que ha destacado, frente a una numerosa concurrencia femenina, que con este reconocimiento se da nombre de mujer por primera vez en la historia de la SGAE a un espacio de “la casa común de todos los autores”.

Diosdado fue, según sus palabras, “una salud frágil en una inteligencia poderosa”, dotada de una “humildad” que no la permitió reparar en que, en un momento aún más complicado que el actual para las autoras, se convirtió en una de las principales figuras de la creación en España.

“Amaba las flores, por eso es un acierto darle a este jardín su nombre”, ha proclamado Pedrero, antes de proponer que, a partir de ahora, cada nuevo árbol que sea plantado en el mismo lleve el nombre de una autora de este país.

Por su parte, Fernández Sastrón ha subrayado que el homenaje a Diosdado es fruto de “una de las decisiones más unánimes que ha tomado el Consejo de Dirección” y va a permitir que la autora, “que es una referencia, se quede aquí siempre”.

Ella, que recibió de esta entidad el Max de Honor de las Artes Escénicas, ingresó en la SGAE en 1979 como consejera y, en sustitución del cineasta Manuel Gutiérrez Aragón, ocupó el cargo de presidenta de 2001 a 2007, fecha en la que la relevó en el cargo el realizador José Luis Borau.

Tras el escándalo de la operación Saga, en la que fueron detenidas nueve personas en julio de 2011 por un presunto desvío de fondos, incluido el entonces presidente del Consejo de Dirección Teddy Bautista, Diosdado decidió formar parte de la candidatura “Autores Más Que Nunca” en las elecciones de la SGAE.

Allí murió el 5 de octubre de 2015 tras sufrir una parada cardiorrespiratoria en medio de una reunión de la Junta Directiva y allí también se instaló la capilla ardiente por la que desfiló lo más granado del mundo de la cultura, del cantaor José Mercé al actor Emilio Gutiérrez Cava.

Nacida Ana Isabel Álavarez-Diosdado Gisbert (Buenos Aires, 1938), en vida siguió el pulso de la vena familiar de la interpretación y ejerció como actriz, escritora, directora y dramaturga.

Con 27 años publicó su primera novela, “En cualquier otro lugar, no importa cuando”, con la que fue finalista del Premio Planeta. Posteriormente publicaría otras obras como la novela “Campanas que aturden” (1969) y el ensayo “El teatro por dentro” (1971).

A este mundo de bambalinas, tramoyistas y actores dedicó gran parte de su vida y en 1970 estrenó su primera producción dramática, “Olvida los tambores”, ganadora de los Premios Mayte de Teatro y Foro Teatral, a la que siguieron muchas más, incluidas adaptaciones de otros autores, como Tennesse Williams (“La gata sobre el tejado de zinc caliente”) y Henrik Ibsen (“Casa de muñecas”).

Solía decir que “al teatro sólo se falta muerto”, una máxima que empezó a cumplir muy temprano, pues debutó a los 4 años como intérprete junto a su madrina, la legendaria Margarita Xirgu, haciendo un pequeño papel en “Mariana Pineda” de Federico García Lorca.

En su honor sonarán hoy de nuevo sus primeros versos. Será en “Silenciadas”, el montaje de la compañía “AMAEM Marías Guerreras” que se estrenará a las 19 horas en el Palacio de Longoria, proclamando: “Como lirio cortaron el lirio, como rosa cortaron la flor, como lirio cortaron el lirio, más hermosa su alma quedó”.

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