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San Bartolomé (Ávila) revive las “luminarias”, inmersa en el humo purificador

San Bartolomé (Ávila) revive las "luminarias", inmersa en el humo purificador

EFE

San Bartolomé de Pinares (Ávila) —

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La localidad abulense de San Bartolomé de Pinares (581 habitantes) ha revivido en la noche de este miércoles el espectáculo de las “luminarias”, una tradición en la que las grandes llamas de las hogueras repartidas por las calles del pueblo ceden protagonismo al humo purificador.

Por ello, este pueblo, situado a 27 kilómetros al este de la capital, se ha visto sumergido bajo una gran humareda que podía divisarse a kilómetros de distancia por parte de las cientos de personas que desde diferentes puntos de Ávila y de otras provincias, se han desplazado hasta este municipio de la zona de Pinares.

Quienes acuden por primera vez, se ven sorprendidos por una tradición que se remonta al siglo XVIII, cuando una terrible epidemia diezmó las cabañas ganaderas, lo que hizo que desde entonces se recurriera al humo purificador de las “luminarias” para ahuyentar a los malos espíritus.

De esta manera, la noche previa a San Antonio Abad, este pueblo abulense, que se ha convertido en toda una referencia internacional con esta costumbre, se vuelca en una celebración en la que los equinos son los auténticos protagonistas, junto a la lumbre y el humo, que este año ha sido más intenso debido a las ligeras ráfagas de aire.

Como consecuencia de la proyección exterior, las “luminarias” atraen cada vez a más curiosos de diferentes rincones del planeta, aunque el hecho de que esta jornada haya caído en día de diario ha hecho de que la concurrencia no sea tan numerosa como cuando se desarrolla en pleno fin de semana.

Pese a todo, han sido cientos las personas que primero se han concentrado junto al Ayuntamiento para que sus monturas recibieran la bendición del párroco antes de ponerse en marcha para comenzar a recorrer las calles más céntricas del pueblo, en las que se ha instalado una veintena de “luminarias”.

La empinada calle principal es la que, como cada año, ha concentrado el mayor número de hogueras y en la que, por tanto, se ha aglutinado la mayor cantidad de personas, que no se han querido perder el paso del centenar de caballos y burros que han ido pasando junto a ellas o saltándolas en algunos casos.

Pero para llegar a este día especial, los habitantes de San Bartolomé de Pinares han trabajado en las jornadas previas en la recogida de las escobas, piornos y retamas que han servido para montar esas grandes hogueras y, al mismo tiempo, para poder calentarse en una noche típicamente invernal.

Por todo ello, las hogueras, el humo, los equinos y el público, han contribuido a generar imágenes espectaculares y de gran plasticidad, que en las próximas horas darán la vuelta al mundo.

Para pasar lo mejor posible la noche, los lugareños han invitado a los visitantes a degustar el vino de pitarra de la tierra de Pinares y las típicas pastas, que también han sido repartidas entre los jinetes al inicio de esta celebración junto al Ayuntamiento, mientras se producía la bendición de los animales.

A partir de ese momento, los equinos han pasado en varias ocasiones junto a las “luminarias” en unos casos o por encima de ellas en otros, mientras los jinetes, de todas las edades, se tapaban la cara con lo que podían.

Lo mismo han hecho muchos espectadores, ante la gran cantidad de humo generado por unas luminarias que han sido empapadas por el agua con el objetivo de generar la mayor cantidad de humo posible para la purificación de los animales.

Los equinos han pasado junto a las hogueras hasta que sus llamas han quedado casi extinguidas, lo que no supone que esa circunstancia haya supuesto el final de la fiesta.

Y ello, porque los rescoldos han sido empleados por los vecinos a las puertas de sus casas para asar las chuletillas, las morcillas y la panceta que les ayudarán a aguantar durante buena parte de la noche.

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