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El fuerte de San Juan de Ulúa, el vigía español en México

El fuerte de San Juan de Ulúa, el vigía español en México

EFE

Veracruz (México) 20 abr —

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Los arcos se repiten en el horizonte como reflejos en un juego de espejos en la fortaleza de San Juan de Ulúa, una fortificación militar, centinela del puerto mexicano de Veracruz, ciudad cuyo cabildo cumplirá 500 años de fundación a manos de Hernán Cortés.

El piso firme de piedras suelta el eco de los pasos que chocan con los muros gruesos que dejan entrever esqueletos de corales en una edificación con casi cinco siglos de historia.

El islote donde se construyó el fuerte fue pisado por el explorador español Juan de Grijalva un año antes de que el conquistador Cortés fundara la Villa Rica de la Vera Cruz, que celebra su creación el 22 de abril.

Un niño llamado Antón de Alaminos, quien participó en la cuarta expedición de Cristóbal Colón por aguas del mar Caribe, fue el piloto mayor que condujo la embarcación a través de la línea costera del mar del Sur (golfo de México) desde la península de Yucatán.

El navegante encontró el oasis de 5,5 hectáreas frente a la hoy ciudad de Veracruz que desde el primer momento fue estratégico para consolidar el encuentro de dos mundos.

De Grijalva describió una porción de tierra firme rodeada de agua salada, con una profundidad de 40 metros, características que fueron vistas por Cortés para instalar el primer puerto que serviría para el intercambio de mercancías con el continente europeo.

“Años después, los muros que se levantaron sirvieron para forjar la historia de un país, a través de una ciudad que vivió el asedio de piratas, corsarios y ejércitos extranjeros casi de manera permanente”, relata a Efe el antropólogo veracruzano, Guillermo Macías Lagunes.

Hoy, desde la bahía, una edificación medieval atrapada en medio de las empresas portuarias rompe con la modernidad de las grúas que maniobran en los grandes buques mercantes que ingresan y salen de los muelles del puerto de Veracruz.

El faro de San José, el más antiguo de su tipo en Iberoamérica, construido en 1804 por el Consulado de Veracruz, es la única luz que por las noches ilumina la cara frontal de la estructura de defensa de San Juan de Ulúa.

Un puente colgante que entre las rendijas de madera deja ver los erizos de mar en el fondo de las aguas cristalinas, es la puerta de acceso a un lugar que impacta con una muralla que se levanta entre cinco y seis metros en una edificación que remite a un castillo europeo.

Un sistema de ventilación permite ver el grosor de las paredes, de entre 2 y 4 metros, y éste se puede apreciar al caminar en la muralla que resguarda el fuerte, algunas paredes dejan ver el exoesqueleto de los corales de entre 9 y 10 millones de años de antigüedad que se mezclaron con piedra de cantera para su edificación.

La fecha en la que la primera expedición del nuevo mundo tocó la isla coincidió con las fiestas santas de San Juan Bautista y el vocablo Ulúa fue interpretado por los conquistadores de la raíz de la triple alianza que para ese entonces ya existía entre los pueblos bajo el yugo del Imperio azteca.

“El desarrollo empieza con la llegada de las flotas europeas, el intercambio comercial, la economía doméstica, Europa-América, América-Europa, y el trasiego de riquezas, todo pasaba por San Juan de Ulúa”, detalla el especialista.

La construcción formó parte de un proyecto que se prolongó más de 200 años, detalla Mario Gaspar Cobarruvias, historiador especialista en fortificaciones militares de la Universidad Veracruzana.

El primer virrey de la Nueva España, Antonio de Mendoza, ordenó iniciar la fortificación.

El muro de las argollas, una especie de muelle de frente a la ciudad, junto con los baluartes de San Pedro y San Crispín, fueron los primeros elementos que se levantaron en el proyecto que se inició en 1535 y concluyó en 1782, de manera parcial, pero que tuvo su última intervención arquitectónica para 1844.

La fortaleza española fue clave para hacer frente a la invasión de los ejércitos de Estados Unidos, España, Inglaterra y Francia, en dos ataques distintos.

El episodio que se mantiene fresco en la memoria histórica tuvo lugar el 21 de abril de 1914, cuando el ejército de Estados Unidos invadió la ciudad y tomó como cuartel San Juan de Ulúa, donde sostuvo bombardeos con armamento que más tarde fue utilizado en la Primera Guerra Mundial.

El recinto sirvió como cárcel para presos políticos a lo largo de la historia, pero también en dos ocasiones como sede de la presidencia de la república, una en la época de la Reforma, con Benito Juárez, y otra después de la Revolución, con Venustiano Carranza. Y hoy es un vestigio de los fundadores de una nación.

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