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Secuestros y ecos de Hannibal Lecter en la nueva novela negra de Lars Kepler

Secuestros y ecos de Hannibal Lecter en la nueva novela negra de Lars Kepler

EFE

Madrid —

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Entre los casos de conocidos secuestros, como los de Natasha Kampush o Elisabeth Fritzl, el autor sueco Lars Kepler encontró la motivación para escribir “El hombre de arena”, una novela que bebe de estas “tragedias de la vida real” para crear un “thriller” de personajes infiltrados y misterios sin resolver.

Kepler, quien fue bautizado como el nuevo Stieg Larsson, continuando así con el “boom” de la novela negra sueca que estalló hace unos años, esconde detrás los nombres de Alexander Ahndoril y Alexandra Coelho Ahndoril, un matrimonio de autores que se unieron para escribir, a cuatro manos, la saga protagonizada por el detective Joona Linna e iniciada por “El hipnotista”.

En esta cuarta entrega, precedida también por “El contrato” y “La vidente”, la pareja reconoce haber creado “su personaje más terrorífico”, Jurek Walter, un psicópata encerrado por sus crímenes en un módulo de alta seguridad, el cual ha surgido de “sus miedos más profundos”, como ha confesado Ahndoril a Efe en una entrevista.

“Hicimos una extensa investigación sobre asesinos en serie y secuestradores, y ahondar en esa crueldad y en esa horrible falta de compasión fue una parte del trabajo realmente desagradable”, señala el autor, quien ha dado forma junto a su compañera a un peculiar Hannibal Lecter, frío, manipulador y con el poder de causar terror con su mera presencia.

Aunque entienden las comparaciones con el protagonista de “El silencio de los corderos”, reconocen que ellos quisieron llevar a Jurek “más lejos”, por lo que le dieron “una motivación personal”, para dar forma a lo que Coelho tilda como “una combinación entre una perturbadora trama psicológica interior y un ágil 'thriller' exterior”.

Con “El hombre de arena” (Planeta), los autores vuelven a desarrollar la historia alrededor del detective Joona Lina, un “héroe solitario” que en esta ocasión tendrá que “enfrentarse con su pasado” con la reapertura de uno de sus antiguos casos, motivada por la inesperada aparición de un hombre que fue secuestrado en su infancia.

“Aquí conocemos todo sobre el pasado de Joona y por qué se convirtió en la persona que es”, afirma Ahndoril, quien también adelanta que sus aventuras continuarán con “Stalker”, entrega que pondrá el punto de mira en el hecho de “ser vigilado y seguido en secreto”.

Por su parte, Coelho reconoce haber impregnado la novela con un tono “fílmico” para conseguir el ritmo trepidante que presenta la narración, repleto de “ganchos” que mantienen el suspense al final de cada episodio: “Intentamos ser muy visuales, que el lector se sienta parte de la historia, que es lo que sentimos nosotros cuando escribimos”.

Un proceso de escritura que viven como si fueran uno solo, mediante el intercambio mutuo de materiales, revisiones continuas y numerosos cambios, que desembocan en un trabajo donde “no se sabe cuál de los dos ha escrito cada cosa”, y entonces, señala Ahndoril, es cuando “Lars Kepler toma el control”.

Reconocen que, a pesar de la frialdad que puede transmitir el género de la novela negra, “nunca se permiten ser mecánicos” y todos su relatos se basan en la “empatía” y en los debates que mantienen antes de ponerse a escribir, con los que tratan de encontrar aquellas historias que “están enraizadas dentro de ellos”.

“Necesitamos escribir sobre algo que realmente nos importe, que haga palpitar nuestros corazones”, dice el autor, que teoriza con que su inspiración viene de forma “misteriosa”, cuando “de repente, una historia quiere ser contada”.

Y en este caso, además, la historia viene para ayudarles a lidiar con el “miedo” que suscita la realidad, los destinos de personas como Natasha y Elizabeth: “Para enfrentarnos con eso, tenemos que escribir nuestra propia versión, con héroes y finales felices”, reconoce Ahndoril.

Por Isabel Reviejo García.

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