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Señorita Pam, la mala de Zipi y Zape, “un reto y un regalo” para Elena Anaya

Señorita Pam, la mala de Zipi y Zape, "un reto y un regalo" para Elena Anaya

EFE

Madrid —

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Elena Anaya, cuatro veces nominada como actriz dramática a los premios Goya y ganadora de uno de ellos por “La piel que habito” (2011), asume por primera vez un papel de “mala” en una película familiar, “un regalo”, dice la actriz en una entrevista con Efe, además de un “reto muy apetecible”.

“Es una villana, es verdad, pero tiene un corazón que, una vez que sabes quién es y por qué actúa como actúa, la valoras y la comprendes”, apunta Anaya, visiblemente “enamorada” del personaje.

La película es “Zipi y zape y la isla del capitán”, la segunda entrega de las aventuras de los mellizos más famosos de los tebeos españoles creados por el dibujante Escobar, cuya dirección corre de nuevo a cargo del realizador vasco Oskar Santos, responsable “Zipi y Zape y el club de la canica” (2013), que tuvo un gran éxito en taquilla.

En esta nueva aventura, dice Santos a Efe, “necesitábamos un villano que tuviera una historia de infancia no disfrutada; y esta señorita Pam, que tuvo una niñez conflictiva, odia a sus padres porque no pudieron impedir que creciera, por eso es como Peter Pan”.

Además del famoso niño eterno, la película contiene referencias y homenajes de lo más variados a los mejores textos y personajes de cuentos que han pasado a la historia; del Capitán Nemo a Harry Potter, pasando por Sherlock Holmes.

Pero “la señorita Pam” es una creación de Anaya: “Me inspiré en mi propio instinto y busqué en mi interior el origen de la locura de esta mujer”.

Lectora del cómic original, “pero en tapa dura”, apunta entre risas, lo que más le gustaba de Zipi y Zape era el modo en que “te abrían la cabeza y te entraban ganas de hacer gamberradas”.

“Los tebeos ya hablaban de un conflicto generacional eterno, la barrera de edad, la frontera entre la infancia y los adultos, de unos padres que están cansados de tener unos niños que no crecen y unos niños hartos de unos padres que sólo les ponen límites y castigos; eso es eterno”.

En su opinión, tebeos y películas tienen en común que hablan de “un problema educacional”.

“Todos los niños entran, cuando ven la película, porque todos desearían a veces perder de vista a sus padres, pero solo un instante, porque si se lo planteas en serio -¿de verdad quieres jugar a eso?, dice Anaya mientras le aflora de repente la mirada de la señorita Pam-, seguro que les da un poquito de miedo”.

Anaya sigue con el tono “malvado” para definir al director: “Me dijeron que era estilo 'psicorrígido'”, se ríe, aunque concede que no se puede hacer una película como ésta “sin un control milimetrado y mucha planificación”.

“Es que son películas muy complejas, pero todos los que trabajan conmigo aportan su labor libremente”, se defiende también medio en broma el director.

Los niños Teo Planell (Zipi), que ya trabajó con Penélope Cruz y Julio Medem en “ma ma”, y Toni Gómez (Zape) son un auténtico torbellino que no dejan parar al director.

“Yo no noto diferencia al rodar con niños o adultos”, apunta el director, que debutó en el largometraje con el thriller “El mal ajeno”, aunque añade que haber hecho dos películas cargadas de niños y animales no le hacen pensar que está “inventando la penicilina”.

Sobre todo, añade, porque los actores “remaban a favor”, arropados por “una casa maravillosa, que está de verdad en Budapest, rodeada de unos bosques increíbles, localizados en el norte de Hungría y en Euskadi”, aporta Anaya.

Santos, que no tiene hijos, aunque sí una madre que es melliza, protesta “del mecanismo maravilloso” que lleva a los adultos a olvidar cómo eran de pequeños y “no recordar absolutamente nada de los momentos en los que se cometen las barrabasadas”.

La película llegará a los cines españoles el próximo viernes, 29 de julio.

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