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Siri Hustvedt o el estallido de la mujer emancipada del amor

Siri Hustvedt o el estallido de la mujer emancipada del amor

EFE

Nueva York —

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Derrochando energía e intelectualidad, la estadounidense Siri Hustvedt se reivindica a sí misma en “Un mundo deslumbrante”, su último libro, en el que “estalla” los estereotipos de la feminidad, retrata la emancipación de la mujer respecto al amor y cuyos secretos desvela a Efe en una entrevista.

Con seis novelas a sus espaldas, la escritora nacida en Minnesota (EE.UU.) rechaza la opinión de quienes la reducen a su marido, el célebre autor Paul Auster, y en su último trabajo propone, precisamente, a una heroína llamada Harriet a la que su vida personal no le hace sombra.

“Este libro no es sobre amor, toda la energía de la historia de Harriet está relacionada con su trabajo. Y creo que esto es algo raro, no digo que esté sola, pero pienso que la mayoría de las veces las mujeres en los libros son objetos de amor o sólo buscan amor”, dice entre risas.

Traducido recientemente al español por la editorial Anagrama, “Un mundo deslumbrante”, que ha sido preseleccionado para el premio Booker -uno de los galardones literarios más prestigiosos en habla inglesa-, demuestra a través de más de 20 voces narrativas cómo la protagonista “realmente explota nuestros estereotipos”.

“Ella es realmente una intelectual y al mismo tiempo es muy apasionada, una persona muy emocional, llena de furia pero a la vez una madre que realmente se preocupa por sus hijos”, explica Hustvedt, que rehuye compararse con su personaje pero que asegura haber disfrutado mucho creándola.

Según la autora, cuyas raíces noruegas se reflejan en su despampanante altura, “Un mundo deslumbrante” no tiene una lectura moral, pero sí que pretende incitar a la reflexión sobre los principios de la filosofía occidental que asocian a la mujer con el cuerpo y al hombre con la mente.

“Quería un personaje que hiciera estallar estos límites”, insiste la autora, que se declaró feminista porque considera que este movimiento “puede abrir las puertas y liberar a los hombres y a las mujeres para que ambos exploren sus aspectos masculinos y femeninos”.

Hustvedt se casó con Auster hace más de treinta años, cuando todavía ninguno de los dos era conocido por el público. Mientras él se centró en novelas de ficción, ella siempre manifestó un interés mucho más evidente en psicoanálisis y en neurociencia, materias de las que habla en ensayos y conferencias.

Este interés siempre se ha plasmado en todas sus novelas y poesías y las referencias a la ciencia “no son gratuitas, son realmente parte del tema”, asegura, aunque pretende que sus pensamientos sean aptos para el público general y no tan solo para los lectores habituales de esta rama.

Por eso, su marido siempre era su primer lector, aunque ya no sirva para sus propósitos: “Con él veía si me entendían. Pero ahora conoce realmente la neurociencia y te puede decir partes del cerebro, por lo que ya no lo puedo usar nunca más. ¡Lo he educado demasiado sobre esto!”, asevera.

“Un mundo deslumbrante” es una novela ambiciosa que pretende, además, acercar al lector al mundo del arte neoyorquino a través de tantos puntos de vista diferentes como narradores, hasta que, incluso, el lector “experimente la sensación de tener transtorno de múltiple personalidad”, según la autora.

“La estructura nació orgánica. No paré de releer el libro desde el principio para sentir los ritmos de las diferentes voces y para ver si funcionaba para el lector. El proyecto de Harriet es sobre la percepción del arte y leer el libro consiste en percepciones y en deslizarse entre los diferentes puntos de vista”, aclara.

El mundo del arte siempre ha interesado a la escritora, que antes de dedicarse al mundo literario se proponía decantar su carrera hacia las artes visuales. “Todavía dibujo”, revela Hustvedt, que define el arte como “recordar algo que nunca sucedió”.

Tanto le apasiona el arte que en 2007, de la mano de Francisco de Goya, conquistó el Museo del Prado en una clase magistral sobre el pintor español.

Pero no podría dejar de lado la literatura, que ve como una “necesidad”. ¿La escritura es terapia? “Quizás no”, considera, pero sí representa una “catarsis” personal. La misma experiencia reveladora que experimentan muchos personajes de sus novelas.

Hustvedt, que reside en Brooklyn (Nueva York), ha publicado varios “bestsellers” como “Un verano sin hombres” (2011) o “Todo cuanto amé” (2003), en los que también expresa su admiración por mujeres extraordinarias que sobrepasan los límites de su género.

“Cuando por fin encontré sus voces fueron voces enfadadas, pero voces realmente vivas”, sentencia.

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