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“Techo y comida” trae al cine el drama de los desahucios “sin edulcorantes”

"Techo y comida" trae al cine el drama de los desahucios "sin edulcorantes"

EFE

Madrid —

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Juan Miguel del Castillo, un cineasta jerezano dispuesto a dar voz a los que no la tienen, estrena mañana “Techo y comida”, una película sobre los desahucios “sobria, honesta y sin edulcorantes”, explica a Efe su protagonista Natalia de Molina, que la actriz recomienda ver a los políticos.

“No llego a entender qué sensibilidad tiene la gente que tiene en su mano evitar que esto pase, y peor, que les dé igual, no sé en qué mundo viven (...). Me gustaría que los políticos vieran la película y yo poder observarles a escondidas para ver su reacción”, comenta con Efe la actriz andaluza, Biznaga de Plata 2015 por este trabajo.

La película muestra “sin juzgar ni echar la culpa a nadie”, aclara el director a Efe, “una situación que desde que comenzó la crisis económica en España se ha repetido la mayor parte de las veces en silencio, sin la participación de coordinadoras de apoyo y, en muchos casos, casi sin que se enterasen los más próximos al afectado”.

“Techo y comida” es una película de una realidad desgarradora que no busca la lágrima ni azuza la compasión; como explica Del Castillo, es “un modo de tratar de despertar las mentes dormidas y poner el foco donde habitualmente no se mira”.

Así, esta película hecha sin subvenciones y con parte del presupuesto logrado por crowdfounding, consigue que el espectador se meta en la piel de Rocío, una joven madre toda dignidad, avergonzada de su situación, discreta hasta la soledad más absoluta y dispuesta a cualquier cosa por su hijo, menos a perder la honestidad.

“Es una película que mueve mucho -opina De Molina-, Rocío vive algo que vemos en las noticias y nos parece lejano, pero cuando ves cómo es, empatizas con ella, la quieres, pero ver eso también te genera una rabia, un sentimiento de impotencia y de no entender por qué quien puede evitar esto no hace nada”.

El personaje de Rocío, en las antípodas de la actriz granadina, es “fuerte y frágil” a la vez, explica De Molina, una mujer “que no quiere dar pena, y la quiero por eso, pero también por su parte ingenua, por su inocencia, y por no perder la esperanza nunca; por cómo ama a su hijo”, añade.

Del Castillo no solo ha descubierto el registro dramático de Natalia de Molina, Goya por su debut en “Vivir es fácil con los ojos cerrados” como actriz revelación, sino que aporta un debutante exquisito, Jaime López, un niño de siete años de una naturalidad desbordante.

En España, recuerda el director, “las familias, los vecinos, sostienen a los que tienen problemas; la lástima es que hay muchas Rocíos que no tienen quién a quién pedirle”.

“Hay un límite para pedir ayuda y la película habla de quienes están por debajo de ese límite, gente que ya no puede pedir algo de dinero, es que le han cortado el agua, y si quiere lavar la ropa tiene que pedir a su vecina un par de garrafas. Hay un límite y la dignidad está por encima, tu no puedes arrastrarte porque no eres un mendigo”, resume Del Castillo.

En la cinta hay críticas, reconoce, pero sólo como reflejo de lo que pasa.

“Sé que duele, pero yo no culpabilizo a nadie, solo muestro lo que hay y las consecuencias de esta situación dramática en concreto. Cada uno -considera-, que llegue a su conclusión, yo no soy verdugo de nada”.

En Andalucía, los servicios sociales están desbordados, asegura este jerezano, acostumbrado desde pequeño a convivir con las peores cifras de paro del país, “incluso cuando España iba bien”.

El director, también guionista, quería que el espectador se sintiera igual que ella; de ahí “ese final, ese mal cuerpo que se te queda, pero es que (...) no estamos en Hollywood, estamos en España”.

“Creo que la película consigue crear esa incomodidad, la gente lo pasa mal viendo la película pero le encanta y la recomienda. Y rompe el tópico de que en España solo nos gustan las comedias”, remata el director con un guiño.

La película, que ha ganado ya una decena de premios entrará mañana a las salas españolas “compitiendo directamente -se ríe el andaluz-, con 'El puente de los espías'”, de Steven Spielberg.

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