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50 años de 'Pet Sounds'

Pet sounds, la obra maestra de los Beach Boys

elDiarioes Cultura

“¿Quién va a escuchar esta mierda?”, le decía un escéptico Mike Love a Brian Wilson mientras grababan God Only Knows. Al principio, casi nadie. El asombroso Pet Sounds, uno de los discos más influyentes de la historia de la música popular, no subió del puesto 11 de las listas norteamericanas, un descenso notable comparado con sus himnos de surfistas y chicas de la costa oeste.

Editado el 16 de mayo de 1966, en Pet sounds Wilson abandonó el tono juvenil y jovial de los primeros The Beach Boys y se escribió un LP mucho más maduro, ambicioso y consistente de principio a fin. Estaba a la altura de los Beatles más inspirados, pero introduciendo un elemento de experimentación y virtuosismo que cambiaría la historia de la música.

Los muchachos de California

The Beach Boys eran tres hermanos de la ciudad californiana de Hawthorne (Brian, Dennis y Carl Wilson), su primo Mike Love y Al Jardine. Durante la primera mitad de la década, fueron un fenómeno de masas. Los muchachos de Surfin' U.S.A., Barbara Ann y I Get Around gustaban a todos con su aspecto inofensivo, su pop soleado, sus fantásticos estribillos y sus falsetes de combo bebop.

Eran chicos ideales, habitantes de un verano eterno, una California idílica de romances en la playa, fiestas de surferos y placer juvenil donde no se ponía el sol. Debajo, Brian Wilson era un tipo inquieto, frágil e inestable. Y un visionario. Tras un ataque de pánico en un avión, Wilson abandonó la gira y se encerró en el estudio a trabajar de manera obsesiva. Todos los músicos que se enclaustran en la playa hasta encontrar el sonido perfecto son sus hijos. El fue el genio productor original.

La chispa fueron los Beatles

Catch a Wave, la biografía del grupo que publicó Peter Ames Carlin en 2006, dice que Pet Sounds nació la primera vez que Wilson escuchó Rubber Soul de los Beatles. “¡Un álbum completo sólo con buen material!”, dijo Wilson encantado. Entonces los discos eran singles individuales o discos con dos singles y canciones de relleno. Los cuatro de Liverpool habían elaborado un trabajo coherente y magnífico de principio a fin. “Marilyn -dijo a su mujer, Marilyn Rovell-, voy a hacer el mejor disco, el mejor disco de rock que jamás se ha hecho”.

En enero de 1966 entró al estudio rodeado de músicos de sesión. La película Love & Mercy (2014), con un excelente Paul Dano como Wilson, retrata el ambiente de grabación de Pet Sounds, que se puso fino cuando se aburrió de las guitarras y teclados y metió violines, vientos, percusión de todo tipo, un “theremin” y hasta ladridos de perros y timbres de bicicletas.

El resultado fue la joya de pop sofisticado que combinaba una orquesta multicolor, camino ya de la psicodelia, con las siempre pluscuamperfectas armonías vocales de The Beach Boys.

Frente al verano radiante de sus comienzos, Pet Sounds era un disco melancólico, adulto, agridulce. No había odas a las olas, la fiesta y el sol sino las dudas del que se hace adulto. La espléndida Wouldn't It Be Nice que abre el disco describe a una pareja suspirando por casarse y vivir juntos; I'm Waiting For The Day cuenta la desoladora historia de una chica que acaba de romper con su novio y de otro chico dispuesto a esperarla hasta “el día que pueda volver a amar”. Sloop John B y Here Today eran auténticas cumbres del pop, pero fue la romántica y delicada God Only Knows la que prendió la llama de un disco insuperable.

Los críticos norteamericanos aplaudieron Pet Sounds pero el disco no se vendió bien en Estados Unidos. Tuvo más éxito en Reino Unido y The Beatles reconocieron sin excusas su influencia en Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967). Wilson ya había cogido carrerilla y poco después escribiría Good Vibrations, otra de las canciones que cambiaron el mundo y la primera del que iba a ser disco definitivo de The Beach Boys, Smile.

Entonces Wilson perdió pié: problemas mentales y depresiones, adicción a las drogas y una grabación interminable provocaron la cancelación de Smile, que se convirtió en un disco maldito, y el comienzo del declive de The Beach Boys, justo cuando la contracultura anticipaba excitantes emociones musicales.

Hoy Brian Wilson gira por todo el mundo tocando Pet Sounds de principio a fin “por última vez”, la mejor despedida para la más preciada obra de un genio insólito e inigualable.

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