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Trueba: hay una tentación totalitaria en las redes de impedir que otros opinen

Trueba: hay una tentación totalitaria en las redes de impedir que otros opinen

EFE

Madrid —

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El escritor, director de cine y periodista David Trueba cree que en las redes sociales hay una “tentación totalitaria” de impedir a los demás que se expresen de forma diferente a la de uno mismo y se pregunta por qué hay “un ejército de débiles al servicio del fuerte”.

“Un día miraba vídeos de Nina Simone en uno de sus conciertos y vi que había mil tropecientos 'Me gusta' y cuatro 'No me gusta'. Y pensé en esa gente que añade un 'No me gusta' al recuerdo de alguien inmortal. ¿Quiénes son esos tipos? ¿De dónde salen? ¿Por qué odian?”, se pregunta David Trueba en una entrevista con Efe, al igual que hace Dani, el protagonista de su novela “Tierra de Campos”.

Aunque es una novela de ficción, David Trueba (Madrid, 1969) hace una proyección de sí mismo, de personas, preocupaciones y conflictos que conoce en “Tierra de campos”, editada por Anagrama, un relato de la vida de un autor de canciones y cantante de cierto éxito que, con el objetivo de enterrar a su padre en el pueblo donde nació, emprende un viaje en un coche fúnebre conducido por un chófer ecuatoriano con el que va repasando su vida.

Su protagonista defiende también como Trueba la idea de empezar cada vez de cero: “Una de las mejores cosas de dedicarte a la profesión del cine o de escritor es que en cada nuevo libro o película tienes que empezar de cero, no importa lo de antes, a no ser que te vuelvas una vaca sagrada”.

Y, recuerda, eso es lo que aprendió de su hermano Fernando Trueba, que se enfrentó a finales del año pasado a una campaña en las redes sociales, donde le acusaron de “antipatriota” por haber dicho, según él precisó posteriormente en varias ocasiones “en tono irónico”, que nunca se había sentido español.

“Le dije a Fernando: este castigo quizá sea bueno para enfrentarte a tu próximo proyecto como si tuvieras 20 años”, asegura.

Según David Trueba, “hay un miedo increíble a expresarse y perder el favor de la mayoría”.

Por eso cree que, una vez que se consigue el éxito, “en lugar de fabricar la protección de que nunca te lo quiten, hay que volver a bajar y empezar de nuevo”.

En su novela, a través de Dani Mosca, su infancia de barrio humilde, su familia, el amor y el éxito de un grupo musical que monta con sus amigos hasta que los excesos lo desintegraron, David Trueba contrapone la generación de los padres que “venían de la tierra, del medievo” con la suya y de la “ruptura total” que supuso.

Eligió el oficio de la canción para su protagonista porque, explica, “en los años 50 y 60 tuvo una importancia desmesurada, es la expresión artística más popular y quería indagar qué hay detrás de alguien que se dedica a fabricar esas pequeñas piezas”, quitándole la “capa poética”.

Aunque sus novelas suelen estar “ceñidas a un momento”, por primera vez expone un relato “sobre una vida, las cosas más relevantes que le han ocurrido a una persona durante 45 años”.

El autor habla también “del mundo de los ideales, la gran paradoja que supone que se necesiten ideales que, al mismo tiempo, sean irrealizables y en qué medida perder los ideales es perder la vida” y de cómo, “a pesar de que las esperanzas estén quebradas, uno puede ser capaz de seguir viviendo”.

Reivindica la valentía frente a la propaganda: “La invención del público es muy contemporánea. Cuando llenas un estadio de fútbol para cantar pierdes el sentido que tenía de cantar para una persona en tus primeros conciertos en un bar”, dice Trueba para quien “el público, como las patrias, despersonaliza”.

Trueba destaca también el temor de la gente a no ser aceptada “cuando no serlo es precisamente la mejor expresión de que hay una personalidad propia”.

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