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Villa Amparo, el “oasis” donde Antonio Machado fue feliz en el exilio

Villa Amparo, el "oasis" donde Antonio Machado fue feliz en el exilio

EFE

Rocafort (Valencia) —

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Entre noviembre de 1936 y abril de 1938, Antonio Machado vivió en Villa Amparo, una residencia de la localidad valenciana de Rocafort que constituyó un “oasis” y una “etapa feliz” en el exilio del poeta, donde escribió mucho y recibió a intelectuales como Octavio Paz y Rafael Alberti.

La villa, erigida a principios del siglo pasado para el veraneo de la familia de comerciantes Báguena y que consta de chalé, patio y jardín, acaba de ser comprada por 1,4 millones de euros por la Generalitat, en atención al valor histórico de la residencia de Machado cuando el Gobierno de la República se trasladó a València.

A este pequeño pueblo pegado a València, donde se ubicaron sedes de embajadas y de partidos, Machado llegó acompañado de quince familiares “cuando ya estaba enfermo, física y moralmente, porque sabía que había pocas probabilidades de ganar la guerra”, explica a EFE Monique Alonso, filóloga especializada en el exilio del poeta.

En Rocafort “había muchos exiliados y era un poco el anexo de la ciudad de València para el Gobierno republicano, incluso Juan Negrín o Indalecio Prieto pernoctaron allí alguna vez”, afirma Alonso, que precisa que el primer destino de Machado y su familia al dejar Madrid fue la Casa de Cultura de València, donde estuvieron apenas quince días.

“Allí había mucho ajetreo y Machado siempre había sido un poco retraído; no le gustaba el bullicio, y en ese momento menos”, indica la filóloga, quien durante varios años ha recabado el testimonio de personas que compartieron con el poeta su vivencia en Rocafort.

“Por el día impartía alguna clase a sus sobrinas, recibía visitas y daba algún paseo por el jardín; por la noche escribía hasta altas horas de la madrugada, y no daba abasto con el café y el tabaco”, indica Alonso, quien señala que el poeta subió alguna vez a la torre de la villa, reflejada en su poema “Amanecer en Valencia (desde una torre)”.

Machado recibió en Rocafort a intelectuales como Pablo Neruda, María Zambrano y Max Aub, pero también a universitarios que pedían verlo “y a los que no ponía impedimentos”, asegura Alonso, quien destaca que “escribió mucho y publicó muchísimo”, sobre todo artículos, para colaborar con el Gobierno de la República, que había organizado su exilio.

Desde este entorno pegado a la huerta que Machado calificaba de “muy hermoso”, el poeta se desplazó varias veces a València, como para acudir al Congreso de escritores antifascistas de 1937, y alguna vez lo hizo en el 'trenet' que discurre junto a la villa.

Con el avance de las tropas nacionales, Machado tuvo que huir de Rocafort a Barcelona y de ahí a Francia, donde moriría en Colliure en febrero de 1939, aunque Alonso considera que, de no haber sido por la Guerra Civil, Machado “se hubiera quedado encantado toda la vida en Rocafort”, pues supuso su “etapa feliz en el exilio”.

En opinión de la también impulsora de la Fundación Antonio Machado de Colliure, la compra de Villa Amparo por la Generalitat es “una idea maravillosa”, pues “desgraciadamente quedan pocas casas donde vivió Machado”, y además su tamaño podría permitir “albergar el gran archivo machadiano, que no se ha hecho todavía”.

El alcalde de Rocafort, Víctor Jiménez, señala a EFE que les gustaría que Villa Amparo acogiera una “Casa de los poetas” y que, 80 años después de la estancia de Machado, se recuperara “el espíritu de una casa cosmopolita y un entorno para la reflexión sobre el mundo en que vivimos y el pensamiento crítico”.

Jiménez considera que hay que reivindicar “la valencianía del único poeta universal reconocido como tal por la Unesco”, y agradece que se haya hecho “realidad el sueño” de que pase a manos públicas el lugar que acogió a Machado.

La concejala de Cultura, Julia Cañizares, ha recordado que una asociación cultural inició en 1979 la reivindicación de Machado en Rocafort, que desde 2015 forma parte de la Red de Ciudades Machadianas y donde se celebran actos coincidiendo con las fechas del nacimiento y la muerte del autor.

Villa Amparo, que ha permanecido cerrada en los últimos dos años tras haber sido un salón de banquetes y frente a cuya entrada una escultura rememora la silueta de Machado -quien dijo del recinto que era “un poco de paraíso”-, queda ahora a la espera de que se decida la función que se le va asignar.

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