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Sexto episodio de 'Juego de tronos'

'Más allá del muro': si la amenaza no llega, hay que salir a cazarla

Jon Nieve sosteniendo su espada de acero Valyrio

José Antonio Luna

La batalla de los bastardos, Aguasnegras, Los vigilantes del Muro… Ya es un ritual: el penúltimo episodio de cada temporada está destinado a ser apoteósico. Como ya advertimos, Guardaoriente movió las piezas adecuadas del tablero de Poniente para generar el caos en los Siete Reinos. Ver el peligro es el primer paso para creer en él, pero combatirlo ya es otro cantar.

Esperar una semana se ha convertido en una penitencia que bien conocen los fanáticos de Juego de tronos. No obstante, las filtraciones volvieron a la carga con una particularidad: esta vez los culpables no fueron los piratas informáticos, sino la propia HBO. La plataforma publicó por error el capítulo (al principio llamado La muerte es el enemigo) en España y los países nórdicos, algo que no tardó en circular por la Red a la misma velocidad que Jon Nieve es capaz de ir y volver de Rocadragón. Pero, lo más importante, ¿mereció la pena?

Las puertas del Muro se abren de nuevo. Los encargados de atravesarla son los ya apodados como Los siete magníficos o el Escuadrón suicida: Jon Nieve, Jorah Mormont, Gendry, el Perro, Thoros, Beric y Tormund, junto a un par de salvajes. ¿La misión? Capturar un espectro para llevarlo hasta Desembarco del rey. Según la lógica de los personajes, no hay otra opción posible para que Cersei entre en razón y crea en los Caminantes Blancos.

Quizá podrían haber ayudado algunos caballos, pero el grupo decide emprender a pie un recorrido a través del viento, la nieve y unas montañas que tras su belleza parecen esconder el camino hacia la muerte. “¿Cómo haces para que no se te congelen las pelotas?”, pregunta Gendry a Tormund. El salvaje le contesta que el secreto está en no dejar de moverse, “caminar está bien, pelear es mejor, follar es incluso superior”.

Los primeros minutos quedan relegados a conversaciones sin demasiada trascendencia, donde Gendry reprocha a la Hermandad sin estandartes cómo le vendieron o en los que Jorah aprovecha para recordar viejas cicatrices de la Casa Mormont. “He perdido el derecho a reclamar esta espada. Es tuya, te servirá bien. Y a tus hijos después que a ti”, dice el Ándalo tras rechazar el arma de su padre, ahora utilizada por Jon.

Sin embargo, el peligro no tardaría en llegar. El primer enfrentamiento es con un oso, pero no uno cualquiera. “Tiene los ojos azules”, advierte Gendry. El animal, ocultado en la lejanía por una fuerte ventisca, no tarda en alcanzar a los protagonistas. De hecho, al más adelantado de todos ellos ni siquiera le da tiempo a reunirse con el grupo antes de ser arrollado y devorado. La bestia desaparece, pero vuelve a atacar todavía con más furia. El más perjudicado de todos es Thoros, a quien de poco le sirve su espada llameante. Finalmente, una estocada de Mormont acaba con la amenaza.

El viaje continúa hasta que desde lo alto de una colina observan un grupo capitaneado por un Caminante Blanco, nuevamente destruido por Jon y su espada de acero valyrio. Tras eso, ocurre algo que desconocíamos hasta ahora: los espectros caen cuando muere su creador. Uno de ellos, suponemos que levantado por otra criatura, continúa con vida y se convierte en la presa perfecta para llevar a Cersei. Pero no iba a ser tan fácil.

Un grito del no-muerto capturado atrae a toda una multitud de cadáveres que corren despavoridos hacia el grupo, a quienes no les queda otra opción que atravesar un lago helado. Por fortuna, se derrite cuando los esqueletos intentan atravesarlo y ellos están justo en el centro, el lugar más sólido de la balsa. El lado negativo es que quedan totalmente acorralados por miles de espectros, los cuales aguardan a que el agua se congele para volver a emprender la marcha.

La única esperanza reside en Gendry, quien justo antes de la emboscada empezó a correr, sin armas ni compañía, para llegar al Muro y pedir ayuda a Daenerys. Aunque entendemos que se trata de una elipsis, sorprende la rapidez con la que suceden todos los eventos posteriores. El hijo bastardo de Baratheon llega al Castillo Negro, envían un cuervo a Rocadragón, e inmediatamente aparece la Madre de los dragones para salvar la situación.

Deus ex machina como solución a todos los problemas

Deus ex machina

Deus ex machina es la mano que aparece antes de caer por un precipicio, la maceta que se cae sobre el asesino justo cuando va a acabar con su víctima o, en el caso de Juego de tronos, Daenerys con sus dragones. “No puedes conseguir el trono si estás muerta”, le reprocha Tyrion. A pesar de ello, al igual que en Botín de guerra, la Rompedora de Cadenas hace caso omiso de sus advertencias y emprende el vuelo hacia el norte a lomos de Drogon.

La batalla parecía estar perdida. Thoros, que ya estaba débil por las heridas del oso, quedó petrificado tras combatir contra otro gran enemigo: el frío. Pero cuando los espectros parecían tenerlo todo para ganar, los dragones de Targaryen aparecen para despejar la amenaza a golpe de llamaradas. La lucha del hielo contra el fuego ha llegado. Y aunque parece que el primer elemento no tiene nada que hacer contra el segundo, el temible Rey de la Noche se encarga de equilibrar la balanza derribando a Viserion, que cae derrotado ante la atónita mirada de su madre.

Podría haber sido peor, porque en un plano vemos cómo el caminante tiene a Drogon en el punto de mira. Aun así, no sabemos por qué se decide por la opción más benévola: matar al dragón que está volando y no en el que están montados los protagonistas. El único que sigue en tierra es Jon, que se entretiene eliminando esqueletos sin demasiadas razones para hacerlo. Cuando intenta volver ya es demasiado tarde: el Rey de la Noche tiene preparada otra lanza y Nieve ordena a Daenerys que se marche.

Mientras sus compañeros abandonan el campo de batalla, Jon es derribado por los no-muertos y cae en las profundidades del gélido lago. Del mismo modo que ocurrió con Jaime en el cuarto capítulo de la temporada, los guionistas utilizan un recurso simplón para salir del paso y hacer una transición a la siguiente escena. No importa el peso de la armadura, ni que tuviera cuatro espectros encima. Pero cuando Jon sale del agua y el peligro parece que ya ha pasado, los no-muertos ven al bastardo solo, indefenso y medio congelado.

Para salvar el enredo aparece otra persona inesperada: Benjen Stark. Tres giros forzados de guion en menos de 20 minutos. Y no es que estemos pidiendo realismo en una serie de dragones y muertos andantes, sino lógica y coherencia interna. No nos creemos que Frodo tenga un anillo mágico simplemente porque lo muestre una línea de diálogo, sino porque antes se han encargado de explicarnos por qué era importante para Sauron y la Tierra Media. Se trata de dar un contexto y justificar las acciones, por muy ficticias que sean. Desde luego, George R. R. Martin tiene material suficiente para hacerlo aunque la serie ya no se guíe por los libros.

Es cierto que en Las dos torres aparece una situación similar, con un Gandalf salvador durante la batalla del abismo de Helm, pero esa ocasión no es exactamente igual. Toda la película de Peter Jackson parece estar preparándose para ese momento, para la vuelta del mago gris ahora convertido en Gandalf el Blanco. Sin embargo, en Juego de tronos parece más un recurso impuesto por las propias necesidades del guion cuando no queda otra alternativa.

“Ven conmigo”, dice Jon a su tío, que también salvó a Bran de un inconveniente parecido. Según algunas suposiciones de Reddit, el Benjen Stark que se perdió en la primera temporada ahora vaga al otro lado del muro sin estar vivo ni muerto. Por eso, debido a la magia vertida por los Hijos del Bosque sobre la muralla, el personaje no podría cruzar la frontera con su sobrino. Pero entonces, ¿cómo lograron pasar al no-muerto que tomaron como rehén? Es posible que puedan cruzar los espectros y no los Caminantes Blancos. Habrá que esperar a los siguientes episodios para descubrirlo. O quizá no.

Problemas en casa y Viserion convertido en Caminante

“Hemos soñado con ser personas diferentes, desde pequeñas. Tú querías ser una reina y sentarte en el Trono de Hierro junto a un precioso rey. Yo quería ser un caballero y empuñar una espada”, menciona Arya a su hermana tras verla registrando entre sus máscaras. Por primera vez, Sansa tiene miedo de alguien diferente: una persona de su propia familia. Como buscaba Meñique, la Casa Stark se ha convertido una burbuja a punto de estallar. Lo que no sabemos es si Arya ha caído en la trampa o, por el contrario, ha sido más lista que su adversario. No sería la primera vez que la Sin Rostro se adelanta a los acontecimientos.

Además, el capítulo nos deja con un encuentro entre Daenerys y Jon Nieve. Debemos recordar que los dos personajes no se conocían hasta el tercer episodio de esta temporada, y solo bastaron tres capítulos para pasar de “hinca la rodilla” a hacer manitas encima de la cama. De nuevo, comprendemos que hay elipsis, que pasaron mucho tiempo en Rocadragon y ahora ambos han visto a los Caminantes Blancos… Pero, al igual que otras situaciones, no deja de parecer algo forzado y con poco trabajo entrelineas.

Para finalizar, el episodio nos tiene preparada una sorpresa. Los espectros utilizan unas enormes cadenas, que desconocemos de dónde las sacan, para arrastrar a Viserion fuera del agua. Ahora es uno más del ejército comandado por el Rey de la Noche. La próxima semana por fin conoceremos muchas respuestas o, por el contrario, surgirán todavía más dudas.

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