La ampliación del Prado será “¡por fin!” una realidad, dice su arquitecto

El arquitecto Carlos Rubio Carvajal, que firma el proyecto del Salón de Reinos junto a Norman Foster, exclama “!por fin!” al teléfono: la esperada ampliación del Museo del Prado toma un nuevo impulso con la luz verde que da hoy el Gobierno tras múltiples retrasos.

El Salón de Reinos añadirá 5.700 metros cuadrados al espacio del Museo del Prado, de los que casi 2.600 serán de exposición y culminará el ambicioso proyecto del Campus del Prado.

El paso que ha dado hoy el Gobierno en el Consejo de Ministros es “muy importante”, la “única pega”, es que las obras no está incluidas en los Presupuestos Generales y al no estar presupuestadas es difícil que comiencen pronto, señala Rubio en una entrevista con Efe.

Una solución podría ser que el museo encuentre financiación propia, como se hizo para las obras del interior, que comenzaron en noviembre del año pasado. “Esas (obras) siguen calendario previsto así que hay tiempo razonable para que se vayan encadenando”, sostiene el arquitecto.

La rehabilitación del Salón de Reinos firmada por los estudios de Norman Foster y Carlos Rubio Carvajal, titulada Traza Oculta, plantea volver a la esencia del edificio antiguo, y recuperar por ejemplo la fachada sur tal y como la veía Felipe VI, pero también añadirle nuevos espacios, como la sala de exposiciones de la parte alta, explica el arquitecto.

El proyecto, seleccionado entre ocho finalistas, fue seleccionado en 2016 por varios motivos, pero especialmente porque respetaba y valora el edificio existente y lo adaptaba a las necesidades actuales del museo, que tiene una gran parte de sus colecciones guardadas y no tiene espacio para exponerlas.

“Lo fundamental (en la intervención) es que es una forma de entender cómo intervenir un edificio histórico -explica el arquitecto- (…) Esa selección de qué se quita y qué se queda, es un debate muy interesante”.

El edificio era uno de los más importantes del complejo del antiguo Palacio del Buen Retiro, un conjunto erigido entre 1633 y 1639 bajo el reinado de Felipe IV, que fue en gran parte destruido tras la Guerra de la Independencia. El edificio ha ido sufriendo ido sufriendo transformaciones a lo largo de la historia.

El proyecto prevé una rehabilitación integral del edificio y crear una gran sala de exposiciones en la parte alta del edificio, apoyado sobre en un nuevo y gran atrio exterior, que imprime al espacio un carácter semiabierto y permeable.

La intervención de la fachada sur es una de las más importantes, ya que “quita añadidos posteriores y se recupera la fachada tal y como era” originalmente, explica.

La planta baja será un espacio de libre acceso con una cafetería y un espacio “didáctico” sobre los orígenes del Museo del Prado, que el año pasado cumplió doscientos años: “Desde el punto de vista urbanístico el proyecto dará mas espacio público a la ciudad sin que haya un corte en el viario”, señala en declaraciones a Efe.

La duración de las obras será, como mínimo de 18 meses, pero también reconoce que los plazos pueden verse ampliados y el presupuesto de entre 35-40 millones de euros.

El proyecto, aprobado desde 2016, se ha ido retrasando por la falta de acuerdo para formar Gobierno y la falta de presupuesto de los últimos años, por eso la noticia de hoy “es una alegría máxima”, reconoce.

El arquitecto barcelonés afincado en Madrid asegura que este proyecto ocupará seguro un lugar “muy, muy especial”, no solo por la posibilidad de trabajar con uno de los mayores arquitectos de la historia del siglo XX, como es Foster, sino también por el “privilegio” de trabajar con el Prado.

Esta obra se suma a sus grandes proyectos para la ciudad de Madrid: la Torre PwC de Castellana, que habla sobre la “ciudad en altura”; el parque Madrid Rio, que pretende introducir la naturaleza en la ciudad, y ahora, una intervención sobre patrimonio como la ampliación del Prado.

Lo importante y lo satisfactorio es “hacer las cosas para que la gente las disfrute” como será este proyecto, concluye.