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Andrés Suárez: “Estaba en el banquillo imaginario y no me atrevía a mostrarme”

En una de las más especiales de este "Andrés Suárez" (Warner Music), titulada "Todavía puedo oírte", le pone letra por primera vez a la historia de uno de sus mejores amigos, fallecido a los 14 años víctima de una sobredosis de drogas.

EFE

Madrid —

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“¡Todo va a salir bien!”, irrumpe Andrés Suárez eufórico en su entrevista con Efe a propósito de su octavo disco de estudio, que le dejó exhausto tras año y medio de arduo trabajo, pero el primero al que tras casi 20 años de carrera ha concedido ponerle su nombre.

“No sé por qué estaba en un banquillo imaginario y hasta ahora no me atrevía a mostrarme”, se pregunta en voz alta el cantautor gallego ante uno de los cambios más notables de este álbum, en el que su rostro ilustra la portada, su voz deja de esconderse en la mezcla final y sus canciones se vuelven aún más honestas.

En una de las más especiales de este “Andrés Suárez” (Warner Music), titulada “Todavía puedo oírte”, le pone letra por primera vez a la historia de uno de sus mejores amigos, fallecido a los 14 años víctima de una sobredosis de drogas.

“Hasta ahora no me había atrevido a cantar esto en público”, reconoce Suárez (Ferrol, 1983), quien se queda igual de desnudo en “El cantante”, escrita tras descubrir por las redes que un “viejo amor que nunca dejará de serlo” estaba embarazada y concebida como una carta a ese niño que tuvo.

Emociones desnudas en las dos, aunque contrastan en sus ropajes, tan bombástica en su “crescendo” instrumental la primera, tan sobria sin embargo la segunda, quizás por la elección de dos productores para el álbum.

Por un lado, Tato Latorre, que “es modernidad y elegancia, pero siempre mirando a futuro con sonidos muy arriesgados y comprimidos”, dice; por otro, Toni Brunet, amigo de la simplicidad, “de ese piano de cola o ese violín” que vinculan este álbum con otros previos como “Moraima” (2013).

“Pero yo soy esos dos vectores”, reivindica Suárez, tras reconocer que acabó “mental y físicamente agotado con este disco, pero también muy satisfecho”. “Nunca me había ido a la cama con esta sensación de haber llegado a mi límite”, apostilla tras dejar las treinta y pico canciones iniciales en diez cortes con visos de clásicos instantáneos de su producción.

En ese afán por mostrarse en este álbum que toma el relevo a “Desde una ventana” (2017), por “revolucionarse” también (como dice la nota de prensa), se concitan un cúmulo de posibles razones, como cambio de sello discográfico y de oficina de representación.

“No sé por qué carallo pasó, pero me atreví”, afirma de primeras el ferrolano. “Igual es que lo necesitaba o que estaba en una etapa de mi vida más tranquila y más feliz”, barrunta después sobre lo que acontecía asimismo en su vida personal.

Este “Andrés Suárez”, que se publica mañana, debería haberse lanzado en realidad el 27 de marzo... pero llegó el coronavirus. “Hay gente muy afín a internet, pero yo no sé apagar un Mac sin estropearlo. Quise alargar el momento para recuperar lo que conozco, ir a una firma a un centro comercial, salir a tocar a la calle y mirar a la gente a los ojos para preguntar qué les parecía”, argumenta sobre el retraso.

“Habría sido como tirarlo al mar”, insiste el músico, que se implicó vivamente con las redes durante el confinamiento y llegó a presentar algunos de los temas nuevos. Sin embargo, ya no podía esperar “otro año” a que se despejara una incertidumbre que, con una madre enfermera, no solo le afecta en el terreno profesional.

Este mismo domingo participará en el festival solidario vía “streaming” que, bajo el nombre de “Go Up”, ha organizado la Fundación Starlite para “recordar a los que no están, reconocer a los que más han ayudado y ayudar a los que lo necesitan”.

“No sé si seré capaz de cantar a tanta gente que se nos fue y a los que el pueblo hemos rendido homenaje, cosa que los políticos no han hecho; ellos han mostrado poca vergüenza”, denuncia el músico, muy molesto con “cómo discuten en el Parlamento a título personal por algo que destrozó a mucha gente, fuesen del signo que fuesen”. “Deberían dimitir todos”, apostilla.

Por Javier Herrero

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