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Autores, editoriales y lectores combaten como pueden el “mono” de los salones

Autores, editoriales y lectores combaten como pueden el "mono" de los salones
Barcelona —

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Barcelona, 3 may (EFE).- Leer un cómic es un acto muy íntimo, pero la comunión que se crea entre aficionados y autores en los bulliciosos salones comiqueros es un pilar para un sector que en el último año ha visto cómo la covid acababa con estos eventos físicos, entre ellos, Comic Barcelona, principal cita del sector.

Se veía venir, era poco probable que miles de personas se pudieran reunir en Fira Montjuic a finales de mayo para una nueva edición del multitudinario salón barcelonés, por muchas medidas de control que se fijaran o sin que la alternativa posible se convirtiera en un sucedáneo que no convenciera a nadie.

Finalmente, FICOMIC, entidad organizadora, anunció, “con todo el dolor de su corazón”, en boca de su presidenta Meritxell Puig, su aplazamiento hasta 2022, a pesar de la sangría económica que esta decisión -que se suma a la suspensión de 2020- supone para Comic Barcelona y para las editoriales (y autores) que en esas jornadas facturan un buen pellizco de sus ventas y dan a conocer novedades.

“Le hemos dado muchas vueltas, pero era complicadísimo. Comic Barcelona es una cita masiva y no se puede poner en marcha con tanta incertidumbre, no puedes defraudar al público, que quiere hacer cosas, porque nuestro evento se basa en el contacto, interactuar. El ADN de Comic Barcelona es incompatible con la covid”, afirma Puig.

Para no dejar “totalmente huérfanos” a los aficionados, FICOMIC ha anunciado que ofrecerá un programa virtual, “Comic on demand”, que se concentrará en las mismas jornadas previstas para el salón, del 28 al 30 de mayo, aunque claro, no será lo mismo, no habrá roce.

Y mientras tanto, editoriales y autores, que han ido adaptando en estos meses lanzamientos y agendas a la coyuntura de mercado, intentan sobrellevarlo como pueden, un poco más animadas, quizás, tras el buen ambiente y “las ganas” detectadas durante Sant Jordi.

“El confinamiento no me ha supuesto ningún problema, porque quienes trabajamos en casa salimos poco. Pero todo tiene un límite. La suspensión de cualquier acto promocional, donde autoras y autores podían por fin encontrarse con su público e intercambiar opiniones, ha supuesto cierto hundimiento moral”, afirma el dibujante Jaime Martín.

Raquel Córcoles, alias Moderna de Pueblo (“Coñodramas” es su último trabajo), ha optado por una vía radical: dejar de hacer promociones con publico y firmas hasta que la situación covid no se normalice, porque considera que hacerlo con las actuales limitaciones es una versión demasiado descafeinada.

“Las sesiones de firmas son agotadoras, a veces, verdaderas palizas donde intentas conectar con el lector en treinta segundos mientras sonríes, pero ese contacto te carga las pilas totalmente”, afirma la dibujante.

En la misma línea se lamenta el multipremiado Paco Roca (“La casa”, “Arrugas”...): “Perder el contacto es perder el sentido a tu trabajo de contar historias; quieres hacerlo, que el lector lo lea y que te lleguen sus comentarios. No hay festivales, ni salones, las firmas en las librerías, o no hay o son sin público. A veces, estás firmando libros para gente a la que no pones cara”.

Desde la editorial Astiberri, Héloïse Guerrier explica que la pandemia les ha obligado a reconfigurar su programación “por completo”, retrasar a 2021 muchos títulos previstos para 2020.

Aunque consiguieron “capear el temporal”, cerrar 2020 con unos resultados “sorprendentemente muy buenos”, Guerrier apunta que la ausencia de salones “ha hecho mucho daño”, que las promociones “on line” no han paliado.

“No sustituyen de ninguna forma lo que pasa en ferias como Barcelona, Madrid o Getxo: el encuentro físico con los lectores, reunirnos con autoras y autores, las charlas improvisadas ante el stand, recibir el feedback de los lectores. ¡Estamos deseando volver a eso!”, indica Guerrier.

“El primer año de pandemia ha sido el año del susto, pero nos da la sensación de que el año complicado, a nivel editorial, será el segundo. Incluso el tercero”, prevén los editores de Fulgencio Pimentel, quienes, a pesar del aplazamiento de Barcelona y Angoulême, ven a la gente “muy optimista de cara a después de verano”.

Para Diego Moreno, editor de Nórdica, los formatos virtuales no funcionan bien con ese tipo de eventos, pero confía, en que hasta que vuelva a la normalidad, se mantengan los buenos índices de lectura actuales.

Núria Martínez, de Planeta Comic, considera que la ausencia de alternativas de ocio para el gran público les ha dirigido al sector editorial y de cómics, y en este sentido adelanta que como editores apoyarán cualquier iniciativa que FICOMIC plantee para sacar adelante sus salones.

En La Cúpula, nombre mítico del cómic en España, la pandemia les ha obligado a “reinventarse y sobrevivir”, y no les ha ido mal, porque después de cuarenta años están “más que curtidos en planes de contingencia”, explica su editora Natalia Mosquera.

Una de las alternativas que se han buscado “para subir los ánimos del personal” ha sido la creación de un número digital especial para celebrar las cuatro décadas de la revista El Víbora, que ha recibido un “feedback espectacular” de los lectores.

De todas formas, aún queda mucho de 2021, y en el calendario algunas fechas marcadas en rojo. De hecho, Meritxell Puig confía en que todos los indicadores pandémicos, y la vacunación masiva de la población, mejoren lo suficiente para que el multitudinario Manga Barcelona, que también organiza FICOMIC, pueda celebrarse en otoño.

“Cruzo los dedos porque creo que el Manga llegaremos a poder hacerlo, aunque de forma distinta, porque no veo un salón normal hasta 2022, pero con más del 70% de la población vacunada, hacia finales de año, sí que nos podemos plantear un evento presencial ¿no?”, concluye Puig.

Sergio Andreu

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