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Choque de ilusiones en el primer concierto español en autocine

El grupo Rulo y la Contrabanda actúa este miércoles en el primer concierto que se celebra en el autocine de Madrid, el primer evento en un recinto de estas características, una cita privada, organizado por BMW y Warner Music Spain, y que cuenta con las actuaciones de Rulo y la Contrabanda, Marlon y el dj madrileño Ed is Dead.

EFE

Madrid —

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Los bocinazos no calientan como aplausos ni la luna del coche posee el influjo de su homónimo satelitar, pero ya se sabe lo que se dice de los tuertos en el país de los ciegos, máxima aplicable hoy al primer concierto en autocine celebrado en España tras el frenazo en seco que la propagación del coronavirus ha supuesto para la música en directo.

La excusa, un minifestival con propósito benéfico organizado por una famosa marca de vehículos de alta gama con un cartel tan ecléctico e improbable que en otras circunstancias habría parecido fruto del azar: el DJ y productor Ed Is Dead, Marlon (una de las bandas que al rebufo de Leiva más se prodiga entre el pijerío) y, como grandes estrellas, el rock norteño de factura clásica de Rulo y La Contrabanda.

Con todo, las ganas de volver a dejarse sacudir y golpear por focos y graves consiguieron liquidar en pocos minutos las 230 plazas de aparcamiento (a 5 euros de donativo por ocupante a beneficio del Banco de Alimentos), a la espera de que la experiencia colmara las expectativas.

Las primeras conclusiones de este “BMW Drive In Festival” no se han hecho esperar: por muchas medidas de seguridad que se estipulen, aunque la organización disponga una emisora por la que seguir más nítidamente el desarrollo de los conciertos desde el vehículo, resulta difícil retener a la gente dentro de los mismos, una de las normas fundamentales.

Los mayores afortunados, los asistentes en descapotables. Los más perjudicados, como en un concierto normal, los cuatro ruedas de tracción baja (aunque los automóviles más altos sean dispuestos al final o en los laterales).

Además, el cristal del coche incomoda, amortigua las sensaciones y se comporta como el muro transparente en una visita carcelaria, cuando lo que el cuerpo pide es salir a disfrutar de otra luna, más allá de alguna visita esporádica a los aseos.

A las 20,30 horas ha arrancado el espectáculo, en una aún bella tarde que ha exorcizado la amenaza de tormenta pero no la lentitud en los accesos (más de media hora para entrar), con Ed Is Dead detrás de los platos mientras los asistentes eran aún ubicados.

“¡Cantad, que os escucho!”, ha reclamado después el vocalista de Marlon ante un mar de coches estáticos, salvo por unos cuantos brazos sin propietario reconocible serpenteando a compás y en el que las bocinas han tenido que sustituir a los aplausos.

Quien buscara vatios de potencia, se habrá desilusionado al comprobar que el audio externo llega poco amplificado para no mezclarse con el del interior de los autos, donde la limpieza del sonido de la emisora da la sensación de estar siguiendo más bien un concierto radiado.

Cuando en torno a las 22,30 horas han saltado al escenario los últimos protagonistas, Rulo y La Contrabanda, ya eran muchos los asistentes que desde hacía rato habían sacado medio cuerpo fuera, sentados sobre las ventanillas, para seguir de un modo más vivo los directos y palpar cierta noción de realidad y no de espectáculo televisado.

Con los amplificadores más altos y la noche ya servida, la vibración roquera ha permitido entonces disfrutar mejor de la idea de directo al ritmo de cortes como “Me quedo contigo”, “Noviembre” o la reciente “Todavía”, que lanzó el pasado viernes junto a Enrique Urquijo y ha servido para abrir su concierto.

“Si no fuese por esto, hoy sería un día de pijama en casa”, ha reivindicado emocionado el líder de la formación, Raúl Gutiérrez, tras agradecer iniciativas así y dedicarle el concierto “a toda la gente que nos ha dejado en esta situación tan dramática” por la pandemia de coronavirus.

Probado antes en otros países europeos, el formato será replicado en los próximos días por otros artistas valientes como Juan Magán y la banda Belako en más puntos del país como Denia (Alicante) o Getxo (Vizcaya) y permitirá al menos disfrutar de algo de música en un verano que se ha quedado huérfano de grandes citas musicales.

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