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“Colossal es una mezcla de cosas que he vivido y cosas que no quiero vivir”

Nacho Vigalondo

John Tones

Después de ganar el premio a la Mejor Película en el Festival de Austin, Colossal llega a Sitges con su director, Nacho Vigalondo, encantado del recibimiento y las buenas críticas que está cosechando en los festivales donde se ha visto: Toronto, Austin, San Sebastián y ahora en el festival de cine fantástico. Después de la agónica postproducción que exigió Open Windows, y de realizar películas como Los cronocrímenes o Extraterrestre, que siempre funcionan por el boca-oreja y a un nivel de cine de culto, las sensaciones que está despertando Colossal le tienen entre extrañado y aliviado.

Colossal cuenta cómo una chica con graves problemas con el consumo de alcohol (Anne Hathaway) huye de la gran ciudad para refugiarse en el pueblo donde creció. Allí se reencuentra con un viejo amigo (Jason Sudeikis) y descubre algo asombroso: desde un parque cercano a su casa puede controlar a un monstruo gigante que está arrasando Seúl. Una mezcla de comedia enloquecida y drama romántico que pone sobre la mesa percepciones muy personales de Nacho Vigalondo sobre las relaciones íntimas y cómo estas impactan en quienes nos rodean. Nos sentamos con él para que nos explique la génesis de una idea tan singular y potente.

Me da la impresión de que, por primera vez, ha vivido un rodaje más tranquilo y sosegado que otras veces.

Ha sido un camino de rosas. En las entrevistas siempre te gustaría contar historias a lo Herzog acerca de cómo se consiguió levantar esta epopeya, pero lo cierto es que cuando conseguí la complicidad de Jason Sudeikis y Anne Hathaway, la película se puso en marcha sola. Los tiempos se han respetado bien, y ya estoy dispuesto a asumir que no volveré a pasar por una experiencia tan bonita como la que he pasado con esta película.

¿Desde las primeras etapas de la escritura del guion, la original idea de la que parte el argumento era la misma?

La primera versión del guion se titulaba Santander, y básicamente era una translación geográfica a España de lo que se ha acabado viendo en Colossal. En vez de la dialéctica entre Nueva York y un pueblo de las afueras, era entre Madrid y Cabezón de la Sal. Básicamente los temas y los mecanismos eran los mismos.

¿Y el único cambio que ha tenido que afrontar ha sido el geográfico a la hora de rodar en Estados Unidos?

Lo que ha hecho que la película sea tan fiel al planteamiento original, te lo digo muy claro, fue la complicidad de Anne Hathaway, que lo leyó y lo quiso rodar tal cual. A partir de que ella se involucra y que ya no es la idea de un tío que hay en España, sino que es una película de Anne Hathaway, las productoras que hay detrás no quieren contradecirla. Si la película se ha mantenido tan pura hasta el final ha sido en gran medida gracias a ella.

¿Entonces siempre fue ella la primera opción de casting?

Las primeras opciones que me llegaron para Oscar y Gloria fueron Anne Hathaway y Jason Sudeikis. En un momento dado puedes querer certificar que eres director de cine abriendo otras opciones, o quieres demostrarte a ti mismo que tienes el control de la situación sopesando alternativas... ¡pero es que esa pareja protagonista era perfecta!

Cuando me llegaron esos dos primeros nombres lo vi clarísimo, no se me ocurrían mejores propuestas. No solo por el talento en cámara o por la inteligencia que emanan al ser humoristas los dos, sino por el hecho de que ambos aluden a un tipo de cine al que esta película, en cierta manera, ataca. Incluso ayudan a darle a la película un toque metalingüístico, a que esta parezca también en ese aspecto algo que no es.

Da la impresión de que Colossal tiene un componente más personal que otras películas suyas.

En todas mis películas hay siempre un elemento autobiográfico, hasta en las más chifladas, pero en esta más que en ninguna. Y creo que es saludable. No pienso que mi vida sea algo que deba ser contado, pero creo que toda película y todo director hacen bien en nutrirse de la verdad. Porque la verdad le da un color incomparable a las narraciones. Es un ejercicio que en la literatura no se cuestiona: vemos lógico que Philip Roth o Stephen King tiren de su vida para construir ficciones, y yo creo que en las películas también se aplica.

Pero las cosas que cuenta son muy delicadas...

Hay una mezcla de cosas que he vivido y cosas que no quiero vivir. El personaje de Anne Hathaway soy yo, pero él es el tipo de persona que yo creo que sería si mi vida fuera ligeramente distinta. Si en vez de tener la suerte que he tenido trabajando en el cine fuera de mi pueblo me hubiera quedado allí con un trabajo que no me satisfaciera, me habría convertido en el personaje de Sudeikis.

Aún así, y dramas aparte, la película no deja de ser una aventura de monstruos gigantes.

Sí, por encima de cualquier otra cosa, el combustible de la película ha sido la excitación por ver un monstruo gigante destruyendo una ciudad mientras alguien borracho se cae en un parque.

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