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El colegio “quita las ganas de vivir”, dice la autora de “Vozdevieja”

El colegio "quita las ganas de vivir", dice la autora de "Vozdevieja"

EFE

Sevilla —

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La educación escolar “te agota la energía y te desmotiva, te quita las ganas de vivir”, ha dicho a Efe Elisa Victoria (Sevilla, 1985) tras publicar “Vozdevieja”, una novela que da voz a una niña de 9 años criada con su abuela en una barriada de la periferia de Sevilla.

“La educación que se da en los colegios va ocupando cada vez más espacio mental a medida que se pasa de curso, es cutre, tediosa, poco útil y a veces está cargada de valores nocivos; creo que anula las defensas en el sentido de que resulta deprimente tener que dedicarle tanta atención por fuerza a semejante tostón”, ha señalado la autora a propósito de su protagonista.

Convertir a una niña de 9 años en protagonista de una primera novela y hacerlo en primera persona ha sido el reto que se ha marcado Elisa Victoria, quien como su protagonista se crió en una barriada de Sevilla aunque ahora vive en Madrid.

Hija de una madre enferma y de un padre desaparecido, la protagonista de “Vozdevieja” no deja de ser feliz, mientras que su autor no cree que una infancia difícil sea antecedente de un buen escritor:

“No creo que las infancias difíciles en sí hagan buenos escritores, en tal caso los buenos escritores serían incontables, pero si en la persona se mezclan la atracción por la escritura y las experiencias complicadas suele darse un campo de cultivo interesante, como ocurre en cualquier disciplina artística”.

En lo que sí ha encontrado la autora ciertas diferencias es entre las niñas de barriadas y las que crecen en ambientes burgueses:

La niña de barriada “aprende pronto a colaborar en las tareas domésticas, a responsabilizarse de cosas que implican ensuciarse, mientras que en las familias burguesas es frecuente que esa parte de la vida se obvie, como si se llevara a cabo sola”.

“Otra diferencia, por encima de la sensación de estabilidad y la vanidad, que creo que brotan con facilidad a poco que se dé una cobertura esencial de las necesidades básicas, la encuentro en la ambición y la competitividad, valores que en los ambientes humildes no se fomentan tanto; pero nada es absoluto, depende mucho de cada hogar”.

Elisa Victoria cree que “los niños son mejores que los adultos en cuanto a conversación, frescura e interés general. Cuando Marina, la protagonista del libro, reflexiona sobre eso lo hace inmersa en su propia infancia, desde donde los niños le resultan amenazantes, y haciendo hincapié en que los mayores les presuponen cierta magia e inocencia que es totalmente irreal.

En la novela hay referencias a la crueldad de los niños:

“Los adultos también pueden ser muy crueles e incisivos, pero desde luego el mundo infantil no es más apacible; el ambiente que se respira en cualquier patio del recreo suele ser muy tenso y salvaje, está plagado de instintos feroces, por todas partes encontramos empujones, escupitajos, collejas, insultos, humillaciones de mil tipos”.

Elisa Victoria no elude en su novela la sexualidad infantil: “La sexualidad ha sido un tema que he abordado sin temor desde muchos puntos de vista a lo largo de toda mi trayectoria, me resulta natural, tiene exactamente la misma importancia en la narración de la protagonista que un plato combinado o un ataque de ansiedad y estoy muy contenta de que los lectores estén conectando con ese enfoque”.

Elisa Victoria, que también alude en su novela a las fiestas y tradiciones de su ciudad, ha confesado que no es asidua a la Feria de Abril aunque entiende “su gracia” y le encantan los vestidos de flamenca, pero considera que “no compensa, es demasiado agobiante ver a los caballos esclavizados pasando miseria; me interesa más la Semana Santa donde la gente sufre por decisión propia y los caballos son de madera”.

Por Alfredo Valenzuela

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