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La esvástica sexual que abochornó al Salón del Cómic

Exposición del Salón del Cómic previa al desmantelamiento/ Imagen cedida por Injuve

Mónica Zas Marcos

La cultura japonesa ha conseguido aparear dos conceptos antagónicos como la sexualidad y la opresión. El hentai emergió dentro del manga como una polémica llamada al erotismo que desafiaba cualquier espectro de valores tradicionales. La palabra significa pervertido. Y lo perverso atrae, como el lado oscuro o la manzana que condenó a Eva. Pero la erótica explícita en el cómic ha evolucionado con el tiempo hacia una forma de arte hedonista más que de provocación política. O eso pensábamos hasta que el Salón del Cómic de Barcelona amaneció el fin de semana empapado en acusaciones de censura.

Quien se acuesta con desnudos femeninos y varias representaciones de sexo oral, se puede levantar con toda la exposición desmantelada al día siguiente. La organización retiró varias piezas del dibujante Miquel Montlló que mostraban vello púbico y habían escandalizado a un visitante. “Si veis un hueco en mi exposición del Salón de Barcelona no es que me falte obra, es que me han CENSURADO. Luego os cuento”, escribió en su perfil de Facebook.

Los ánimos se templaron pasadas las horas y los cuadros reaparecieron en un momento de oportuna crispación en las redes sociales. La excusa que el director del Ficomic transmitió a Verne fue que en realidad algunos trabajos habían resultado dañados de manera accidental. Carles Santamaría vino a decir que contaron la “mentira piadosa” del visitante puritano para no preocupar al artista mientras cambiaban los marcos. “Si no se pudiera exhibir un cuerpo desnudo, no se podría entrar a ningún museo o galería de arte”, se defendió el responsable.

Pero otros muchos no corrieron la misma suerte que Montlló y solo guardarán algunas fotografías nostálgicas de su breve paso por el Ficomic. Ese es el caso de los ganadores del premio Injuve en cómic e ilustración y su catálogo Tinta emergente. El instituto gubernamental ha mostrado su indignación durante una llamada telefónica, en la que califican la decisión de la feria de “pura censura” sin aditivos.

El Injuve había comprado un espacio modesto en el pabellón que se montó el miércoles y estuvo el jueves en exposición. “El viernes decidieron que el contenido de la obra era pornográfico y lo retiraron sin encomendarse ni a dios ni al diablo”, nos explican. Lo abrupto de la orden sorprendió todavía más porque aseguran que en ningún momento ocultaron la temática sexual de las láminas. “Les enviamos un catálogo que habíamos expuesto en Madrid durante más de dos meses y nadie se echó las manos a la cabeza”.

Un hombre realizando un cunnilingus, una esvástica formada por penes y un miembro tatuado con una cruz invertida son algunas de las imágenes que no se mueven en el terreno de la imaginación. “A nosotros nos parecen incluso inocentes, porque el contenido sexual se presenta de una forma tan obvia que no hay una segunda intención”. Existe un ápice de decepción en su denuncia al recordar todas las veces que el instituto de la juventud ha colaborado con el Salón del Cómic. “No es la primera vez que exponemos este tipo de contenido e incluso viñetas más violentas, porque así es el cómic de adultos”.

Tras la cortina negra del pudor

Carles Santamaría nos confirma que el Salón ha acogido exposiciones de este tipo -como la dedicada paradójicamente a la censura en el cómic-, pero siempre concebidas desde un escenario cerrado. Respecto a este segundo episodio de controversia, el director defiende que siguieron este procedimiento al considerar que “tres obras podían herir la sensibilidad del visitante por su connotación pornográfica”. La organización asegura que si el Injuve hubiese advertido del carácter del catálogo habrían “montado una sala especial con un aviso en la entrada”.

Estas explicaciones no fueron más que papel mojado para el Injuve, que quiso embestir con un cartel de Censurado por el Ficomic en el espacio vacío del expositor. “Si empezamos a acceder a las peticiones de particulares, ¿en qué se queda el arte?”, se preguntan apelando a una comparativa. “Es como si el Prado recibe una protesta por la tener a la Venus de Tiziano y la retiran”.

Uno de los jóvenes beneficiaros de la beca, pero afectados por el castigo del Salón, fue Victor Puchalski. Su catálogo Tom, como se puede observar en la imagen que abre el artículo, está formado íntegramente con figuras genitales. Algo que pasó desapercibido durante las 24 horas que permanecieron las tres obras colgadas en la pared del Ficomic. “Me pidieron perdón por la desorganización y yo acepté las disculpas, pero las obras no volvieron a aparecer por ningún lado”, nos cuenta el artista. Las decisión de desmantelar, como señala, no fue precisamente la mejor campaña de promoción para su trabajo.

Los dibujos de Puchalski deben entenderse en el contexto de un tebeo dedicado a Tom of Finland, el finés más importante en las artes gráficas de temática homoerótica. Su esvástica se engloba dentro del homenaje a un hombre que sembró la polémica con una ilustración muy sugerente de varones vestidos de nazis. “Si me hubiesen avisado podría haber expuesto otra parte del tebeo sin problema, pero pensé que estaba aceptada”, dice mientras confiesa su molestia.

En ese sentido, Víctor se muestra bastante comprensivo con la idea de que la muestra está pensada para todos los públicos y comparte que se deba exhibir cierto contenido junto a una nota de advertencia. El suyo, no obstante, no le parece el más problemático. “Está mal decirlo, pero había diferentes grados en la sexualidad de las obras retiradas. Los elementos de mis imágenes se pueden ver en cualquier libro de Conocimiento del Medio”, admite. Estos matices importan cuando está en juego la profesión de unos jóvenes que ya pasaron por el escrutinio de los expertos.

“Si siguen este criterio quizá deberían poner detrás de una cortina negra todo Ficomic”, rematan desde el Injuve. Porque la perversión, según sus protagonistas, se encuentra muchas más veces bajo un disfraz de inocencia que en “coños o esvásticas formadas por pollas”.

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