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“Con las redes sociales, todos somos nuestro propio Tamagochi”

Una de las viñetas de 'Archivos estelares'. Flavita Banana.

Francesc Miró

Es casi un lugar común reivindicar el trazo simple cuando de la viñeta se trata. Conseguir decir mucho con muy poco conlleva tener capacidad de análisis y síntesis, algo realmente valorado cuando hablamos de humor gráfico. Bien lo saben los medios de comunicación generalistas que siempre han contado con viñetistas de simpleza formal en sus filas. Hoy nombres como Khalid Albaih, Rob Rogers, Joep Bertrams, Patrick Chappatte o David Pope son puntales absolutos del medio, y casi todos han coqueteado con el estilo sobrio, del negro sobre blanco sin filigranas.

En España, entre el humor gráfico más tradicional movido por figuras reconocidas como El Roto, Peridis o Forges se nos puede pasar por alto el nervioso trazo del genial Amarillo Indio o la incisiva mirada de Let’s Pacheco.

Entre ambos mundos se ha hecho un hueco propio Flavita Banana, pseudónimo de Flavia Álvarez, una de las voces más irreductibles del panorama de la ilustración española actual. La artista ha sabido conectar con toda una generación por su excelente manejo de los códigos de la ilustración moderna, que transmiten reflexiones sin pelos en la lengua sobre problemáticas socioculturales de la era de Internet. Todo ha contribuido a asentar un talento que el libro Archivos Estelares, editado por ¡Caramba!, encapsula en doscientas muestras de sus trabajos presentes y pasados.

¿Cómo nace Archivos Estelares? ¿Qué le hace decidirse a publicar en formato libro cuando la mayor parte de su trabajo es online?Archivos Estelaresonline

En su día Manuel Bartual, con quien ya trabajaba en Orgullo y Satisfacción, me escribió para comentarme que tenía editorial propia y que le gustaría sacar algo juntos. Hacía poco que yo había editado y distribuido los 200 ejemplares de Archivos Imperiales, y francamente me supo a poco. Esa autoedición nacía de las ganas de hacer un libro con el formato y contenido que yo decidiera, sin previsiones de ventas o marketing de por medio. Los ejemplares volaron y, como Manuel me garantizó que con ¡Caramba! los autores podemos decidir casi todos los aspectos de producción, decidí reeditarlo con ellos en formato extendido.

¿Qué hay en él que no estuviese en Archivos Imperiales? Archivos Imperiales

En la edición actual hay 200 viñetas, en la anterior había 65. Y sobre todo, en la actual hay exactamente lo que quería mostrar. Estuvimos de acuerdo en no incluir viñetas ñoñas de amor, y añadir algunas que había publicado en OyS o en SModa. Así que, además de las viñetas de redes, hay contenido que no había visto la luz fuera de esas revistas.

En alguna ocasión ha comentado que no se siente exactamente ilustradora porque si se dedicase únicamente a ilustrar dejaría que narrasen otros. ¿Cómo se definiría entonces? ¿Viñetista?

No sé si definirme en una palabra, es arriesgado. Ilustradora no siempre, porque como dices estaría ilustrando conceptos que vienen dados, aunque en algunas viñetas sin texto sí lo he hecho. Supongo que lo más correcto sería decir narradora, ya que la atención se centra en lo que dicen los personajes, la escena que dibujo acompaña pero no añade mucho más. Es sobre todo un reclamo visual, sencillo y eficaz.

¿Cuándo se dio cuenta que quería expresarse de forma distinta a la ilustración convencional?¿Cómo fue esa evolución?

Estudié siete años en la Escola Massana, entre un grado de arte y otro de ilustración. Durante ese tiempo te ves arrastrado a mil estilos porque los ejercicios lo exigen, y conviene para conocer todas las opciones. Lo malo de inclinarte por uno es que no siempre lo tienes claro o se te da bien.

En mi caso me dejé llevar y al terminar la verdad es que no tenía ni idea de por donde tirar. Sí que tenía bastante ambición, quería dedicarme a ello pero sabía que tendría que ser con algo que supiera hacer y me apeteciera hacer a diario. Y un año o dos después de los estudios me olvidé de todo lo estético y empecé a ilustrar páginas, tiras y viñetas con cosas que me ocurrían. Siempre en tono de humor. Abrí la página de Facebook y funcionó.

En Las cosas del querer (Lumen) reflexionaba con mucho acierto sobre el desamor, materia prima de muchas de sus viñetas. ¿Qué diría que tiene el desamor para regalarnos grandes obras en cualquier arte?Las cosas del querer

¿Tú no lo has vivido? Sabes lo que es, sabes que pasas del todo a la nada y que el sentimiento que predomina es el de incertidumbre, necesidad. Es una sensación horrible pero superpotente, y tratamos de evitarla a toda costa. Todo el mundo ha pasado por ello, así que te aseguras un público global.

En mi caso intento hacer un análisis frío y humorístico del desamor, poniendo sobre la mesa esas situaciones o detalles que conocemos. A mí me resulta terapéutico, y creo que también ha ayudado a otra gente.

Se atribuye a Lope de Vega la frase 'el amor tiene fácil la entrada y difícil la salida'. ¿Cree que la cita sigue teniendo validez? ¿Las relaciones en pleno siglo XXI siguen muy influenciadas por la idea de 'amor romántico'?

Creo que hoy en día casi se invierte la frase. El amor tiene entrada difícil, la gente está asustada con ese concepto. A menudo escarmentada también, y se lo ponen muy difícil para que entre. Nos saboteamos a nosotros mismos convenciéndonos de que las cosas no saldrán bien, que seguramente no es amor: lo necesitamos muchísimo pero ya no nos creemos nada. Y cuando el amor termina, la mayoría intenta pasar a otra cosa rápidamente, distraerse, usar esos miles de canales virtuales para olvidar. No se lucha por recuperar. Así que estamos bien jodidos, si me lo permites.

En este libro también se exponen pensamientos y reflexiones sobre lo que en otras ocasiones ha llamado el “feminismo de sentido común”. ¿Cómo definiría el concepto?

Es una frase trampa. No hay distintos feminismos, hay la simple idea de la equidad de derechos entre hombres y mujeres. Y eso es de sentido común, así que “feminismo de sentido común” no es más que una redundancia que sirve para que aquellos y aquellas que aún se niegan a aceptarlo estén de acuerdo conmigo, ya que todo el mundo asume tener sentido común. ¿No?

Como en muchos ámbitos, el de la viñeta española también está dominado por hombres. ¿A qué cree que se debe?

No he vivido lo suficiente para permitirme un análisis profundo, pero creo que es la combinación de dos aspectos. Por un lado, hay más hombres viñetistas que mujeres. Eso se debe a la educación, hace menos años que a las mujeres se nos deja estudiar libremente y elegir nuestro camino profesional. Así que este primer aspecto ya está cambiando con los años, cada vez hay más mujeres viñetistas.

Por otro lado está el machismo muy arraigado en las mentes de todos y todas, la asociación que hacemos del humor a los hombres. Las mujeres no son graciosas, punto. Las mujeres deben ser doblemente graciosas o feas para que todo el público se ría. Así que aunque hubiera más viñetistas, aún hay directores de periódicos o editores que no les darán pie. ¿Lo bueno? El tiempo pasa para todos, y los elementos más retrógrados estarán muertos en breve.

¿Qué referentes femeninos de la viñeta podría citar que le hayan influenciado?

¿A nivel de viñeta periodística? Nuria Pompeia y Claire Bretecher.

Sus viñetas conectan con muchos lectores gracias a su contemporaneidad. La desconexión emocional en una sociedad hiperconectada o las redes sociales y su uso, suelen ser temas que habituales en sus obras. ¿Cómo llega a definir en viñeta este tipo de dilemas?

Viviéndolos yo misma, ¿no? No creo que nadie de nuestro entorno esté totalmente libre del influjo de las redes, si no es Facebook será Instagram, Twitter o Tinder. El tema es que nos montamos un personaje paralelo, tenemos una vida alternativa en la red, consumimos contenidos por los que no moveríamos un dedo fuera de las pantallas... ¿Irías una biblioteca a por tratados sobre gatos?

Ese submundo que nos cabe en la palma de la mano no es más que una vía de escape, una ventana al mundo tal y como cada uno se lo diseña. Y me incluyo, más allá de mi perfil profesional también tengo uno personal, y allí según las fotos o actividades que comparto estoy diseñando un avatar de mi misma que me gusta cuidar y promover. Somos nuestro propio Tamagochi. Quizá logro exponerlo claramente en viñetas porque tengo más tiempo para pensar que los demás.

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