Del despertar sexual al reverso de los personajes en el debut de Lucas Turturro

Málaga, 6 jun (EFE).- “Cómo mueren las reinas”, primer largometraje de ficción del argentino Lucas Turturro, transita entre el despertar a la sexualidad de sus protagonistas adolescentes y el descubrimiento del reverso de esos personajes, todo en el escenario de una granja apícola que supone una metáfora de las relaciones de esa familia.

Juana, de 17 años, y Mara, de 14, viven en la granja de su tía, donde se ocupan de las colmenas, y la llegada de su primo Lucio desestabilizará la unión de ambas hermanas.

“Empieza como una película de adolescentes, sobre la iniciación en lo sexual, lo erótico y el deseo, pero después se empieza a poner oscura y entra en las sombras de los personajes de forma sugerente, poética y onírica, no contundente, porque es una película que genera preguntas”, ha explicado Turturro en rueda de prensa.

La película, presentada este domingo en la sección oficial a concurso del vigésimo cuarto Festival de Cine en Español de Málaga, se localiza en una granja de abejas “por un lado, por el simbolismo de cómo funciona una colmena y cómo funciona esta familia, y también para aportar tensión”.

Rodar en la colmena fue una dificultad, “porque se suelen abrir solo quince minutos y el rodaje de las escenas duró nueve horas”, según el director, que ha añadido que “lo más tortuoso fue el sonido de 30.000 abejas”.

Ha desvelado que este proyecto surgió “de la manera menos pensada”, cuando trabajaba en otro muy distinto, una comedia, y le llegó este guion.

“Jamás imaginé dirigir un guion escrito por otra persona, y lo empecé a leer con un poco de miedo, pero descubrí que me interesaba mucho más que lo que estaba trabajando en ese momento y me metí de lleno a trabajar en esta película”.

Pese a que hay personajes “que hacen cosas terribles”, llegó a “entender lo que hacían”, porque “en esa empatía uno hace un ejercicio de catarsis”.

Para los tres intérpretes de los protagonistas adolescentes, Lola Abraldes (Mara), Malena Filmus (Juana) y Franco Rizzaro (Lucio), era su primer trabajo en un largometraje, y Turturro, procedente del mundo del documental, afrontó como un “desafío” el trabajo con los actores, “que siempre tiene que ver con la comunicación”.

A Lola Abraldes le “encantó” el guion desde que lo leyó, aunque admite que contenía algunas escenas que le daban “miedo”, y finalmente se relajó y terminó “disfrutando del proceso”.

“Disfrutaba todo el tiempo estar ahí. Algunas de las escenas más difíciles fueron las de las abejas, porque son bichos muy inteligentes e intentan meterse por un hueco del traje. Era difícil mostrarme calmada”, ha declarado Abraldes.