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Los editores reivindican “los otros libros” en el Día de la Bibliodiversidad

Los editores reivindican "los otros libros" en el Día de la Bibliodiversidad
Madrid —

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Madrid, 20 sep (EFE).- Los pequeños editores reivindicarán mañana, martes, con motivo del Día Internacional de la Bibliodiversidad, un mayor apoyo a la edición, a la distribución y a la visibilidad de “los otros libros”, esos que no salen en las listas de los más vendidos o en los medios de comunicación.

“Hay que publicar diversidad -de géneros, de temáticas, de opiniones- y hay que ayudar a visibilizar esta bibliodiversidad: en las librerías, en las bibliotecas, en las ferias, y contar con la ayuda de las instituciones para ello”, asegura Paulo Cosín, coordinador de la Comisión de Pequeños Editores (CPE) de la Asociación de Editores de Madrid (AEM).

La Feria del Libro de Madrid es la que cuenta con mayor número de títulos en castellano a nivel mundial: expone más de 300.000 títulos de 1.000 sellos editoriales que abarcan una amplia gama de temáticas y géneros, explican las pequeñas editoriales, que destacan “la contribución fundamental de la edición bibliodiversa a la riqueza cultural de la sociedad”.

“Solo en el último trimestre, nuestra revista Bibliodiversidad recoge más de 250 novedades, agrupadas en 33 temas, publicadas por 66 editoriales pequeñas independientes de nuestra asociación”, afirma Paulo Cosín, director también de Ediciones Morata.

Como explica Javier Jiménez (Fórcola Ediciones), “la bibliodiversidad refleja la realidad de un montón de pequeñas editoriales que publicamos ”los otros libros“: son ”esos que no salen en las listas de los más vendidos, en las reseñas de los grandes periódicos o encabezando la sección de cultura de los informativos. Son las otras voces“.

“Al mismo tiempo, los pequeños editores disponemos de montones de nichos de edición donde aparecen desde autores nuevos hasta libros de ensayo o de cualquier otro tipo que no tienen una cuota de mercado lo suficientemente alta para atraer la atención de los grandes”, asegura Ramón Alba, director de Ediciones Polifemo.

Una dimensión que también ha resaltado en un comunicado de la CPE la directora general del Libro, María José Gálvez: “La bibliodiversidad implica la manifestación de la pluralidad y de la riqueza editorial en su máxima expresión: de lenguas, de miradas, de voces, de enfoques, de géneros, de sensibilidades y criterios distintos de edición”.

Y aunque durante la pandemia se ha leído más, en 2020 se han publicado menos títulos y ha aumentado la concentración en el comercio minorista en línea, destacan.

“Esto ha hecho que las editoriales más pequeñas nos hayamos visto muy afectadas y los autores menos conocidos también”, asegura Cosín. “Además, nuestra valorada presencia internacional en Latinoamérica, pues nuestra lengua común nos garantiza la subsistencia como editoriales especializadas, se ha paralizado. Han caído casi por completo las exportaciones causando un grave trastorno que se está soportando por los préstamos concedidos”.

Los pequeños editores recuerdan que, según el Ministerio de Cultura y Deportes, el año pasado se registró un descenso de la publicación de nuevos títulos del 13%, de 90.075 títulos inscritos en el ISBN en 2019 pasaron a registrarse 78.422.

La creación literaria fue la que más sufrió el golpe, con una reducción de títulos del 24% (poco más de 12.000). Las ciencias sociales y las humanidades, un 21% menos. Los libros infantiles y juveniles resistieron mejor, con un 11,5% menos de títulos producidos.

Además de destacar el papel de las bibliotecas en este sentido, explican también que la 80ª Feria del Libro de Madrid está siendo el gran escaparate de esta bibliodiversidad, ya que da visibilidad a más de 300.000 títulos de 1.000 sellos editoriales.

“Somos posiblemente la feria más rica en patrimonio cultural que hay en el mundo por el número de sellos representados, por el número de casetas de editores -pequeños, grandes y medianos- y por el número de autores y temáticas. Por eso la feria es tan potente”, explica Javier Jiménez Fórcola.

Y pide que en las próximas ediciones haya una sección donde estén “visibles, reconocibles y juntos los pequeños editores”, un modelo que ya se ha implantado y funciona muy bien en otras ferias, como la FIL de Guadalajara“.

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