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El Sant Jordi del 23 de julio se protegerá de la COVID-19 con solo 200 paradas

El Sant Jordi del 23 de julio se protegerá de la COVID-19 con solo 200 paradas
Barcelona —

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Barcelona, 15 jul (EFE).- La Cámara del Libro de Cataluña, que agrupa a las entidades del sector, ha previsto un Sant Jordi el 23 de julio con “medidas extraordinarias” para protegerse de la COVID-19 y del sol, entre ellas reducción de aforos y sólo 200 paradas en Barcelona, la mayoría en un recinto perimetrado en el Paseo de Gracia.

Según han explicado los responsables de los diferentes gremios, el 23 de julio será “una fiesta descentralizada, para evitar aglomeraciones” y aplicará todas las garantías sanitarias de acuerdo con los protocolos validados por el Procicat.

En el documento, elaborado la semana pasada, se contemplan hasta tres escenarios diferentes para que puedan ser “adaptados a la realidad demográfica, urbana y de situación sanitaria de cada ciudad y pueblo de Cataluña”.

Contempla desde un escenario que correspondería al territorio que sale del confinamiento hasta otro muy restrictivo acorde a la situación que están viviendo estos días, por ejemplo, algunos municipios de Cataluña con los rebrotes.

El mundo del libro encara este 23 de julio como “un día para celebrar la recuperación progresiva de la normalidad, en el que los lectores puedan reencontrarse con los autores y sus libros al ritmo que permita la situación sanitaria de ese día”, ha explicado en conferencia de prensa el presidente de la Cámara del Libro de Cataluña, Patrici Tixis.

Tixis ha reiterado que “es muy difícil que no se celebre este Día del Libro, porque se han previsto unas medidas flexibles que se pueden adaptar a la situación del momento, y el 23 de julio será más grande o más pequeño, pero se podrá celebrar, y en cualquier caso se podrá acceder a las librerías, incluso si se suspendiera el recinto de Paseo de Gracia, porque todas las librerías estarán abiertas”.

En el contexto de este reencuentro, los floristas aportarán también rosas blancas en las calles como “homenaje al dolor vivido estos meses y como símbolo de esperanza en el futuro”, ha subrayado el presidente del Gremio de Floristas, Joan Guillén.

Para conmemorar este Día del Libro y de la Rosa especial, en Barcelona se ha determinado un protocolo particular que contempla que las librerías y floristerías que lo deseen podrán poner puestos en la calle delante de su propio establecimiento.

Habrá un espacio cerrado y perimetrado en la parte central del Paseo de Gracia, desde Plaza de Cataluña hasta calle Valencia, en el que se dispondrán unos 110 expositores de libreros, editores, floristas y firmas de libros hasta las once de la noche.

Los lectores podrán pedir la firma de los libros a sus autores, pero deberán hacerlo con cita previa y guardando las distancia de seguridad, por lo que no será posible encajar las manos ni hacerse fotos con ellos.

En el espacio central se aplicarán, de acuerdo con el Ayuntamiento de Barcelona, las medidas más restrictivas de distancia y protección que han sido validadas en el documento del Procicat, y habrá “un control riguroso del aforo y de los flujos de entrada y de salida en cada una de las cinco islas del Paseo de Gracia, donde se situarán unas 110 paradas”.

En el interior de cada isla se guardará una distancia de seguridad de 2 metros y habrá también un máximo de puestos de libros, un espacio acotado para la firma de los autores y también para la venta de flores.

En cuanto a las librerías, seguirán los protocolos de seguridad y limpieza que ya aplican, de acuerdo con la normativa, como el resto de espacios cerrados de acceso público y el comercio en general y cuando no sea posible colocar una parada en el exterior podrán celebrar el Día del Libro dentro de la librería, ha precisado la presidenta del Gremio de Libreros, Carme Ferrer.

El modelo para el 23 de julio, aprobado tanto por el Procicat como por el Ayuntamiento de Barcelona, tiene la ventaja de “ser muy flexible y permitir regular fácilmente el aforo en función de las condiciones sanitarias del momento”.

Fuera de Barcelona, corresponderá a los ayuntamientos la selección de ubicaciones óptimas en el espacio público y el control para evitar aglomeraciones y respetar los aforos.

Patrici Tixis ha recordado que desde el primer momento la decisión de trasladar la celebración del libro al 23 de julio se haría “siempre que fuera seguro y con el objetivo de evitar las aglomeraciones”.

Tixis ha reiterado que “este 23 de julio no será un Sant Jordi, no tendrá nada que ver, aunque se parecerá porque habrá paradas en la calle y autores firmando libros”.

La Cámara del Libro considera que “los lectores se merecen esta fiesta, aunque sean conscientes de que son unas condiciones diferentes de un Sant Jordi normal”, y apuesta por los establecimientos de proximidad, por lo que ha pedido a los ciudadanos que “no vayan a Barcelona ni a la capital de la comarca, sino que vayan a la librería del pueblo o del barrio”.

Centrados en la seguridad, los diferentes implicados en la organización todavía no ha pensado si harán públicas listas de libros más vendidos como suele ser habitual cada 23 de abril, ha reconocido Tixis.

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