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Éric, de Los Planetas: “Me apetecía un Mortadelo y Filemón sobre nosotros”

Éric, de Los Planetas: "Me apetecía un Mortadelo y Filemón sobre nosotros"
Madrid —

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Madrid, 14 jun (EFE).- Ser aclamado por miles de personas en un festival no impide que uno pueda acabar durmiendo en una playa de Benicàssim tapado por un cartón, relata a Efe Éric Jiménez, batería de Los Planetas y Lagartija Nick, tras publicar, con ánimo desmitificador, el libro “Viaje al centro de mi cerebro”.

Integrante de dos de los grupos más importantes y solemnes del pop español, Jiménez ha querido “hacer un 'Mortadelo y Filemón' riéndonos de nosotros mismos” en su segunda obra autobiográfica, después de “Cuatrocientos millones de golpes”, también editada por Plaza&Janés. “La gente viene a ver el espectáculo y no ve lo que hay detrás”, asegura.

Jiménez (Granada, 1967) defiende que el negocio de la música está sostenido por torpes, como él mismo se define, y dice que hay artistas que quieren mostrar un rostro que no es el verdadero. “Es gente que vive en un personaje, y reaccionan atados a esa imagen”, subraya, y “por eso cuando veo las cosas que hay tras los bastidores me río”.

Una gran excepción en la que se detiene es Enrique Morente, con el que grabó el mítico “Omega” junto a Lagartija Nick. “Es que era genial, era muy valiente, le gustaba reírse de la vida. Siempre al aspecto más negativo le daba la vuelta y lo convertía en algo surrealista y ridículo. Creo que la gente que ve las cosas así goza de mas salud que los demás”, reflexiona.

Pero Éric es discreto y la mayoría de las anécdotas que relata le tienen a él como protagonista, solo o en compañía de sus compañeros, casi siempre Los Planetas. Sus salidas al escenario en medio de una emocionante sintonía a veces vienen precedidas de situaciones menos místicas, como la vez en que se perdieron por el camino desde el camerino de La Riviera (Madrid) y acabaron en un lugar inesperado que se desvela en el libro.

También cuenta cómo en el Festival de Benicàssim siempre se hospedaba “en un hotel de mucho lujo”, pero al final “acababa tirado en la playa cubriéndome con un cartón de helados Frigo porque era imposible volver con ningún medio transporte al hotel”. “Es curioso cuando sales a un escenario y te encuentras a miles de personas vitoreándote. No imaginan en las situaciones en las que acabas; si lo supieran, no lo harían”, considera.

MEMORIA FOTOGRÁFICA

Entre las contradicciones que cabalga, su relación con las drogas, con las que confiesa haberse divertido y haberlas usado como herramienta, sin depender de ellas ni tocar nunca bajo sus efectos, afirma. Pero también dedica páginas a advertir que “traen muchísima muerte” y de que cada vez que consumes lo haces a costa de la vida de alguien.

“Hablo de traficantes ilegales y legales, los dos mueven mucho dinero. También del alcohol, que como da dinero al Gobierno lleva puesta una etiqueta que dice: 'te mueres pero lo puedes hacer'. Es una hipocresía enorme”, defiende el ahora integrante de Fuerza nueva, la alianza musical de Los Planetas y el Niño de Elche.

En todo caso, las fiestas y la vida “rocanrolera” no han afectado a una de las cualidades de Éric, una extraordinaria memoria que le permite reconstruir, con un estilo ágil, cercano y sincero, lo que le ha ocurrido en estas últimas décadas. Muchas veces es divertido y otras no tanto, como cuando habla de la partida de su hija a vivir a Cantabria o relata la última Nochebuena que pasó con su madre antes de que falleciera.

Esa memoria casi fotográfica le permite también reconstruir una escena que le remonta a la infancia y a su fascinación por los tambores de la Semana Santa, que le hicieron decantarse más tarde por las baquetas.

“Me gustan los espectáculos que acojonan y la Semana Santa es el Halloween español. Me llamó la atención el sonido, las vírgenes y los tambores, me enamoré de algo musical y visual, tiene una gran riqueza y es comparable a la Bauhaus. El punk y el flamenco tienen que ver con la Semana Santa. Yo siempre que puedo meto su ritmo”, recalca Jiménez, que ha ganado durante 20 años el premio al mejor batería español de música independiente.

Este libro lo ha escrito durante muchas noches de insomnio en la pandemia, durante la que ha sobrevivido económicamente sobre todo gracias a su negocio de Granada, “El bar de Éric”. “Hasta ahora nunca había trabajado yo mismo en el local. Pero lo digo contentísimo, eh, menos mal que tenía esa segunda opción”.

Marina Estévez Torreblanca

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