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El escultor Quinn busca un cambio social con un montaje con sangre humana

El artista británico Marc Quinn (d), junto con el autor, periodista, editor jefe de GQ en Gran Bretaña, y presidente de la Fundación Hay Festival, Dylan Jones (i), interviene hoy viernes en la XIV edición del Hay Festival en Segovia.

EFE

Segovia —

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El escultor británico Marc Quinn ha explicado hoy en el Hay Festival de Segovia que la obra en la que trabaja, donde emplea sangre real congelada de personas refugiadas y de otras que no lo son “persigue el cambio social y es un monumento a la realidad común”.

En una conversación con el editor jefe de GQ en Gran Bretaña y Presidente de la Fundación Hay Festival, Dylan Jones, Quinn ha ofrecido detalles del proyecto, que consiste en dos cubos, que se alojarán en un pabellón diseñado por Norman Foster y se expondrá en la Biblioteca Pública de Nueva York.

Bajo el nombre de 'Nuestra Sangre', uno de los cubos de la obra servirá como contenedor de sangre de 2.500 refugiados y el otro de la misma cifra pero de no refugiados, para ser inaugurada en mayo de 2021.

Quinn, en cuyo trabajo ha utilizado como materiales desde su propia sangre a pan, flores, mármol o acero inoxidable, ha detallado que aspira a que luego haya una itinerancia por diversas capitales del mundo, pasando por Londres, París o Madrid.

La idea le surgió en Londres, en 2015, cuando comenzaba el fenómeno de refugiados, viendo imágenes por televisión de personas apretadas en pateras lo que le hizo ver, en su opinión, “que era una de las cuestiones más importantes de nuestro tiempo”.

En ese verano, ha añadido, Siria estaba en plena guerra civil y el ISIS en expansión, con gran cantidad de flujos migratorios, también por el cambio climático.

El artista ha relatado que “esa gente apretada en lo barcos, en un espacio tan pequeño me llevó a pensar en unos bloques compactos con sangre de mucha gente, refugiados y no, que no se pueda diferenciar porque es la misma, es humanidad compartida”.

El proyecto cuenta también con testimonios de los donantes y lo ha definido como “una locura” porque se trata de un proyecto de colaboración que exige consentimiento informado de todos los que participan y que requiere mucha logística, todo sin ánimo de lucro.

Para Quinn, “a los refugiados se les infravalora, no les dejamos ni entrar en nuestro país, por eso puse al mismo nivel a los dos extremos, mientras que la obra es el principio, luego viene el debate y el cambio social que pueda provocar”.

Según el artista, tras buscar personas de todo el mundo, la obra comenzará a construirse a finales de este año, para tomar la sangre de los voluntarios posteriormente y exponerla en Nueva York, en primavera de 2021, con la idea de que “sea una escultura migrante”.

Marc Quinn ha sostenido que “tal vez, el arte tenga más importancia ahora en la sociedad, hay muchos artistas que hacen obras en el ámbito público”.

La primera obra que realizó en un espacio abierto, según ha afirmado, fue la de una mujer embarazada, Alison Lapper, discapacitada, sin brazos y con las piernas más cortas, que estuvo en la cuarta peana de Trafalgar Square, en 2004.

Está escultura, de acuerdo con el autor, “suscitó un debate sobre la discapacidad, demostrando que el arte es otra forma de comunicar con las personas, un mensaje no verbal”.

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