“El evangelista” presenta una versión “más realista” de la historia de Jesús

Como dos rebeldes subversivos, Jesús y Judas lideran un grupo que intenta acabar con el Imperio Romano en “El evangelista”, la última novela de Adolfo García Ortega en la que desde un enfoque “materialista y verosímil” de los Evangelios hace una lectura contemporánea de la historia de aquel movimiento.

“En cierto modo todo es ficción, incluso la versión oficial”, afirma García Ortega (Valladolid, 1958) en una entrevista con Efe, en la que explica que su versión es “la más posible y realista” tras documentarse para escribir esta interpretación de los libros sagrados del cristianismo.

“Fue un movimiento fanático, integrista y patriótico que buscaba la desestabilización del Imperio”, declara el autor sobre el entorno que rodeó a la figura de Jesús, en cuyo contexto hace especial hincapié porque “recuerda” al momento actual.

“El evangelista” (Galaxia Gutenberg) es una crónica de una revuelta que tuvo lugar en Jerusalén y Galilea en los tiempos del emperador Tiberio, una época en la que Iskariot Yehudá y Yeshuah “el Visionario” (Judas y Jesús) -tal y como él lo escribe en su libro-, se enfrentaron al dominio romano para cambiar ese orden por un Reino divino.

Una sublevación que terminó en masacre con las ejecuciones de los cabecillas, crucificados, y que aunque “oficialmente fue reescrita” para servir de base a la religión cristiana, en la novela es relatada por un testigo de los hechos, un narrador escéptico que “refleja al lector contemporáneo”, prosigue el vallisoletano.

“En el fondo revela una época confusa en la que el miedo era un caldo de cultivo de profetas y discursos incendiarios”, señala García Ortega, que ve un paralelismo entre ese episodio histórico y el presente, dominado por “un populismo con muchos matices”.

Unos “tiempos oscuros” en los que surge “un mundo fanatizado, de corte integrista y con unos nacionalismos identitarios terribles”, continúa el también periodista, que en esta crónica negra manifiesta que los religiosos se basan “en mentiras e historias manipuladas o retocadas hasta extremos ridículos”.

“Los Evangelios son un manual de posverdad”, afirma el escritor, que defiende que su drama sobre los actos de Jesús, al igual que la parodia de los Monty Python, es “tan válida” como las versiones oficiales, que “son ficticias pero manipulan para ser intransigentes”.

La principal diferencia de su relato es que el peso de la historia no recae en Jesús sino en Judas, un hombre “rencoroso y fanatizado” que busca una verdad “para imponerla a toda costa”, para lo cual encuentra a un “iluminado”, un hombre “inocente” cuyos gestos, acciones y frases manipula para llevar a cabo sus planes políticos contra los romanos.

Después de “El evangelista”, García Ortega manifiesta que le gustaría escribir una exégesis del Corán como “un libro de cuentas de un mercader”, pero ve el futuro lejano.