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¿Quién puede matar a Laura Palmer?

Laura Palmer, difunta

Marta Peirano

Cuando llegó a la pequeña pantalla el espisodio piloto de Twin Peaks, Northwest Passage, el 8 de abril de 1990, el mundo no estaba preparado. Eran tiempos de Se ha escrito un crimen, Dallas y La Ley de los Angeles. La sobremesa era de Cheers (1982), Roseanne (1988) y El Príncipe de Bel-Air. Los raritos eran Seinfeld y Los Simpson, dos comedias de humor malévolo y gamberro que llegaron dos años antes y generaron entusiasmo. Twin Peaks llegó en el año de Sensación de vivir y Doctor en Alaska, un relato de adolescentes comportándose como adultos desmadrados y un cuento provinciano donde un joven y atractivo urbanita -en este caso, un doctor- es trasplantado a una zona rural plagada de extraños y estrafalarios vecinos.

Eso era entonces. Veinticinco años más tarde, el perverso e hipnótico mundo de David Lynch ha intoxicado la producción televisiva con la misma saña que Freud ha empapado la cultura popular. Lynch le cambió la gramática y la sintaxis a la tele; le bajó el tempo, le subió la saturación y le conjugó los géneros, además de convertir la banda sonora en un truco de efectos especiales. No es sólo que haya un antes y después de Twin Peaks, es que sus idiosincrasias se han convertido en dominio público televisivo. Como decía alguien en la Red: “Ya hay una nueva temporada de Twin Peaks; se llama True Detective”.

Exageraciones aparte, el que lo dijo tenía algo de razón, y no sólo en el caso de True Detective. Ahora que Lynch ha decidido que no escribirá la siguiente temporada de Twin Peaks, por desacuerdos presupuestarios, es el momento de proponer alternativas para el futuro. Estos son los realizadores que más y mejor han interiorizado las lecciones del agente Cooper.

La trama: Soren Sveistrup de Forbrydelsen

ForbrydelsenTwin Peaks lleva al misterioso agente Cooper del FBI a la bella y aparentemente idílica comunidad de Twin Peaks, Washington (población: 51.201), donde la reina del instituto ha aparecido arropada en plástico en la orilla del río. A lo largo de nueve episodios descubrimos que la hija predilecta de Twin Peaks llevaba una doble vida: abusaba de la cocaína y hasta había trabajado en un club de alterne donde se codeaba con hombres poderosos. La muerte de otra Ofelia rubia con doble perfil es también el catalizador de Forbrydelsen (The Killing), la serie que desató la fiebre por los dramas de la televisión pública danesa que ahora llamaos noir nórdico.

Los paralelismos empiezan por la estructura (una temporada, un caso) y un formato donde se mezclan el melodrama de pérdida familiar con la investigación policial con el relato costumbrista y la intriga política. En la versión norteamericana, los guionistas se acercan aun más al original añadiendo una campaña idéntica (¿Quién mató a Rosie Larsen?); el típico reflejo en el ojo de una grabación casera que revela la identidad del portador, un casino (el Wapi Eagle Casino) y un local de alterne donde la difunta hizo más que bailar. Lo que no tienen es la escena donde Audrey Horne anuda el rabito de una cereza usando sólo la lengua para demostrar sus cualidades frente a una escéptica madame.

Por si quedan dudas, el propio Sveistrup las despeja siempre que le dejan:

"Fui un gran fan de Twin Peaks, por eso fue una referencia absoluta al crear Forbrydelsen. Sé que suena extraño, pero para mí es una comedia porque todo es muy grotesco y nos reíamos con los personajes. Twin Peaks me encantó, pero no quería hacer una comedia sino algo para mostrar los sentimientos de la familia en un momento tan traumático. Forbrydelsen es algo totalmente diferente aunque tiene sus referencias a Twin Peaks, como el paralelismo entre Rosie Larsen y Laura Palmer."

La ambientación: Nic Pizzolatto de True Detective

True Detective es puro estilo, un collage de elementos testados que van del bello gótico sureño de la Luisiana más profunda o ese serial killer con afición a las manualidades que se repite de Se7en a Hannibal hasta el combo poli bueno/poli malo o poli-de-fuera/poli-local que no son lo que parecen. El resultado es desigual: los monólogos metafísicos, por ejemplo, son totalmente insufribles; los personajes son prototipos bidimensionales y la narración es un pastiche rígido de lugares comunes perfectamente orquestados, como una tarta de siete pisos que al final era todo merengue.

Pero su dominio de la ambientación es exquisito, empezando por la bellísima introducción donde la agencia Elastic contemporiza la dicotomía del paraíso rural y la economía industrial con las fábricas humeantes, muy bien acompañada por la música de The Handsome Family. En ese sentido, sólo compite con Bron/Broen, con la secuencia inicial del puente que se ve con la perspectiva del niño que mira las luces tumbado en la parte de atrás del coche y la melancólica pieza del grupo de folk danés Choir of Young Believers. La ventaja de la serie danesa es que, pese a su negra trama, mantiene un excelente sentido del humor, un aspecto dolorosamente ausente en la serie de Pizzolatto.

El paisaje simbólico: Jane Campion de Top of the Lake

Top of the LakeLa pequeña localidad de Twin Peaks es un espacio idílico de húmedos bosques de helechos y aguas inmóviles. Como ocurre en Valverde de Lucerna, el pueblo de San Manuel bueno, mártir, el lago esconde y refleja los secretos oscuros del pueblo. No es casual que fuera el agua la que se tragó a Laura Palmer o que su trama esté llena de gemelos antitéticos: hay dos rubias, una buena y una mala (o al revés) y dos morenas, una buena y una mala (o al revés) y dos espacios, uno bueno y uno oscuro, de casinos, neones y prostitución infantil.

Top of the Lake también es la historia de una investigación sobre una niña que se mete en el lago; en este caso una pequeña de 12 años que quiere desaparecer en el agua y que resulta estar embarazada de cinco meses. Nadie sabe por quién. 

La pequeña se llama Tui, que también es el nombre de un pequeño pájaro que sólo existe en Nueva Zelanda, un animal sagrado que puede imitar y repetir con perfecta claridad las palabras que escucha a su alrededor. El lago que domina el centro de la historia es el Wakatipu, el tercero más grande del país. Según una vieja leyenda maorí, dentro duerme un ser místico (taniwha), cuya respiración explica los dramáticos cambios en el nivel de agua. En el lago Moke está el Paraíso, un refugio autogestionado, liderado por una extraña mujer de pelo blanco, gatillo fácil y carácter podrido, donde varias docenas viven en el margen de la civilización y, sobre todo, de sus padres, novios y maridos.

Caracterizado como una especie de Twin Peaks feminista, la realizadora Jane Campion, natural de Wellington, rueda con total precisión el paisaje hechizado y maternal donde la amenaza es siempre humana, casi siempre masculina y la excentricidad no implica necesariamente encanto. También es una de las pocas realizadoras capaz de escribir personajes femeninos que se escapan del lugar común, cosa que nos hace más falta que nunca.

El humor: Noah Hawley de Fargo

FargoCierto que la serie está basada en la película que encumbró a los hermanos Coen, pero no es menos cierto que Fargo (1996) se bebió la sangre de Twin Peaks y de Doctor en Alaska para componer su sátira de pueblo pequeño donde los oficiales de la ley son más Forrest Gump que agente especial Cooper y los malos son un poco como los apandadores de Hannah Barbera, todo aderezado por las heladas colinas blancas de Bemidji, Minnesota. De Lynch también hereda un menú de fetiches gastronómicos, que hicieron furor en los diners de norteamérica.

Su truco fue crear un elenco de personajes que no sólo son excéntricos sino estúpidos, tenaces, egoístas e irresponsables hasta el absurdo y hacerlos humanos y que se les pueda querer. Su incapacidad para cometer el crimen previsto era su redención accidental.

Los protagonistas de la serie, sin embargo, no tienen un pelo de tontos, pero son tan egoístas e irresponsables como los de la película original. Persevera el mismo entorno blanco y vacío, pero en este caso está bañado en momentos de brutalidad. Más fáustica y menos encantadora, la miniserie abunda en paradojas e incorpora al magnético Billy Bob Thorton en un villano a su medida.

Fantasmas y freaks: Lars von Trier de Riget (The Kingdom)

RigetNo todo el mundo lo sabe pero el primer imitador obsesivo de Lynch fue un joven realizador danés llamado Lars von Trier, que escribió y dirigió el primer blockbuster de la televisión pública danesa entre Europa y Dogma 95. El Reino (Riget) es un hospital ocupado por médicos, enfermeras, enfermos y demonios, que conviven en perfecta burocracia trenzada de excentricidades. El astuto von Trier cambia la frialdad lunar de los bosques y los lagos de Washington por la frialdad clínica de las paredes blancas y los instrumentos metálicos perfectamente desinfectados. Pero la receta es la misma: una comunidad aparentemente pacífica llena de personajes estrafalarios que se ahogan en secretos y que oscilan entre lo mágico y lo real.

Hay médicos regentando un mercado negro en el sótano, burócratas caracterizados por una clínica sociopatía, estudiantes que ven películas de terror para superar su fobia a la sangre y el cirujano sueco Stig Helmer, que acaba cada episodio en el techo del hospital mirando hacia Suecia y gritando “Dansk Jävlarna” (escoria danesa). Un coro de ayudantes de cocina con síndrome de Down son los duendes que viven a un lado y al otro, a la misma distancia de los humanos que de los espectros, con los que se comunican constantemente y a los que comentan con maliciosos chismorreos.

Como no podía ser de otra manera, el hospital -Rigshospitalet- fue construido sobre una marisma donde antes estaban los estanques de la lejía, que en este caso cumple el papel legendario del típico cementerio indio. 

El vapor que emanaba de la ropa mojada envolvía el lugar en una niebla permanente. Siglos más tarde, el hospital se construyó aquí. Los blanqueadores dieron paso a doctores e investigadores, los mejores cerebros de la nación y la más perfecta tecnología. Para coronar su trabajo, llamaron al hospital El Reino. Allí la vida sería cartografiada y la ignorancia y la superstición no volverían a sacudir los bastiones de la ciencia nunca más. 

Fuego, camina conmigo (y llévame a la planta tres).

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