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Festival de luces chinas brinda “isla de paz” en medio de las protestas en Chile

Vista de una de las 30 estructuras que se presentan este martes en el Festival de Luces Chinas (Fesiluz) en Santiago de Chile. El espectáculo que se realiza por primera vez en Latinoamérica va hasta el 28 de febrero.

EFE

Santiago de Chile —

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El Festival Internacional de Luces de China (Fesiluz) aterrizó en Chile en su primera exhibición en Latinoamérica y ofrece una “isla de paz y tranquilidad” a los asistentes en medio del estallido social que vive el país.

Ubicado en el municipio santiaguino de Quinta Normal, en el noroeste de la capital chilena, el festival alumbra al público con miles de luces de colores que forman dragones, cisnes, nenúfares y todo tipo de símbolos de la cultura china.

“Queremos acercar la cultura china a los chilenos, y por ello hemos hecho una gran inversión”, explicó este martes a Efe Jin Li, presidenta de la productora Cutralco, organizadora del evento.

El Fesiluz, que se podrá visitar durante toda la temporada estival chilena, hasta el 28 de febrero, ocupa 20 hectáreas del Parque de la Familia, junto al río Mapocho.

Además de las grandes estructuras de luz, en el recinto también se puede degustar gastronomía china y chilena y un gran escenario ofrece espectáculos cuando cae el sol.

“UNA ISLA DE PAZ Y TRANQUILIDAD”

Sunilda Ramos, que asistió al Fesiluz con su madre y sus hijos, destacó el ambiente “familiar” y aseguró que el festival la trasladó “a una isla de paz y tranquilidad”.

“Mis hijos están impactados por la luz, no habían visto nunca nada igual”, afirmó a Efe, mientras cruzaba uno de los puentes del parque, desde donde se puede tomar perspectiva de la envergadura de las instalaciones.

A su lado, la joven Camila Bello subrayó “la necesidad de dejar de pensar en la crisis social” que vive Chile desde hace aproximadamente un mes y medio.

“Tuve la suerte de viajar a China por motivos de estudio y de trabajo y creo que las instalaciones te dan una idea de cómo es el país”, celebró Bello.

En la misma línea, Abel Baeza quiso llevar a su hija al evento para que “conociera más de cerca la cultura china y sus símbolos”, como la imponente escultura de un dragón de 64 metros de largo de luces blancas, rosas y moradas.

Baeza, que vive en el centro de Santiago, recordó que, al cruzar las puertas de entrada al parque, sintió “como si viajara a otro país y pudiera huir por unas horas de las escenas de violencia” que coparon las calles de la capital chilena.

Por su parte, uno de los directores del Fesiluz, Jorge Ribera, dijo que “el festival acerca China a muchos chilenos que nunca podrán viajar ahí”.

De hecho, Ribera aseguró que “absolutamente todas” las piezas provienen del país asiático y que “incluso las 80 personas que lo montaron viajaron expresamente desde allí”.

UN PROYECTO TRUNCADO

Tanto la productora Cutralco como los Gobiernos de China y Chile tenían previsto inaugurar el festival el 1 de noviembre, en lo que se preveía como un buen momento para el país andino con la vista puesta en acoger las cumbres internacionales APEC y COP25.

Sin embargo, el Gobierno de Chile decidió cancelar ambos acontecimientos por motivos de seguridad, tras las masivas protestas que empezaron el pasado 18 de octubre pidiendo mayor justicia social y la renuncia del presidente Sebastián Piñera.

Así, los sueños de los organizadores se vieron truncados al ver frustrada la visita prevista por parte del mandatario chino, Xi Jinping, al festival, y aplazaron su apertura hasta el pasado 28 de noviembre.

“Ahora la gente está asustada y le da miedo salir después del atardecer, pero confiamos en que corra la voz y la situación mejore”, expresó Jin Li.

UNA COMUNIDAD CRECIENTE

Aunque el principal socio comercial de Chile es China, ya que es el primer destino de las exportaciones chilenas y el principal origen de sus importaciones, todavía existe cierto desconocimiento sobre sus ritos y tradiciones.

“La comunidad china se ha multiplicado por tres durante la última década. Con este evento también queremos conmemorar los 50 años del inicio de las relaciones bilaterales entre ambos países”, detalló Ribera.

Qiu Hong Wang, una de las comerciantes que vende sus productos en los estands del Fesiluz, vino expresamente al país latinoamericano para el evento.

La joven china, que vende pequeños peluches con simbología china y otros productos como paraguas o collares, se mostró agradecida con los visitantes chilenos que, a pesar de que ella no habla español, se muestran “simpáticos y cariñosos” y se interesan por su mercancía.

“Entiendo la situación del país y lo respeto, porque sé que cada país tiene su propia contingencia, pero espero que cada día vaya a mejor”, sentenció.

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