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Una flor de hilo para recordar el genocidio de Srebrenica

Una flor de hilo para recordar el genocidio de Srebrenica

EFE

Gracanica (Bosnia-Herzegovina) —

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Es una obra muy sencilla pero simboliza un genocidio. Una flor de hilo tejida a ganchillo, de once pétalos blancos y pistilo verde, recuerda a las miles de víctimas de la masacre de Srebrenica, de la que hoy se cumplen 22 años.

Más de 8.000 hombres y muchachos musulmanes fueron masacrados por las fuerzas serbobosnias después de que capturaran Srebrenica el 11 de julio de 1995, ya cerca del final de la guerra de Bosnia, en la peor atrocidad en suelo europeo desde la Segunda Guerra Mundial.

“Esta pequeña flor se ha vuelto reconocible en el mundo y encontró su camino porque ha sido elaborada con amor y desde el corazón”, declara a Efe Azemina Ahmedbegovic, presidenta de la “Gracanicko keranje”, una asociación dedicada a tejer labores con hilo según el estilo típico de la zona.

“Es nuestro símbolo, el símbolo del recuerdo del genocidio”, recalca.

En la conmemoración de los 22 años de la tragedia recibirán sepultura hoy otras 71 víctimas identificadas.

Muchos de los miles de asistentes que acuden cada año al aniversario de la masacre lo hacen con esta flor de hilo en la solapa, convertida en un símbolo para conjurar el horror pero también para recordar a las víctimas.

En el pueblo de Potocari, en las inmediaciones de Srebrenica, se encuentran el memorial y el cementerio que alberga restos de más de 6.500 víctimas, que fueron exhumados de diferentes fosas comunes.

Hasta ahora se han encontrado los restos de unas 7.100 personas, mientras que sigue la búsqueda de otras 1.200.

Los once pétalos de la “Flor de Srebrenica”, conocida también con el nombre de “Recuerdo”, simbolizan a la madre y los deudos que rodean el féretro de un ser querido y, también, el 11 de julio de 1995, cuando las tropas serbobosnias cometieron la masacre.

Bajo el mando del general Ratko Mladic, hoy juzgado por genocidio y otros crímenes de guerra, las milicias serbobosnias conquistaron Srebrenica, entonces un enclave protegido por Naciones Unidas.

La matanza ocurrió poco antes del fin del conflicto (1992-95) que enfrentó a bosniomusulmanes, serbobosnios y bosniocroatas y que causó unos 100.000 muertos.

Los colores también tienen una explicación: el blanco representa la inocencia de las víctimas del genocidio y el verde la esperanza y el mensaje de que nadie en Bosnia-Herzegovina y en el mundo debe olvidar el sufrimiento de las víctimas.

Las mujeres tejen estas flores de hilo en la antigua madrasa (escuela religiosa islámica) de Gracanica, una localidad a unos 50 kilómetros al norte de Srebrenica.

Esta asociación, conocida por su maestría en el tejido con hilo fino, elaboró su primera “Flor de Srebrenica” a finales de 2010, después de que el máximo jerarca religioso de los musulmanes bosnios, Mustafa Ceric, les sugiriera la idea.

La asociación distribuye la flor gratuitamente y no tienen intención de comercializarla, explicó Ahmedbegovic.

Además, señala, desde 2010 cada vez más mujeres se interesan por su trabajo: “Desean hacer su aportación a esta historia, que nos duele a todas, pero que al mismo tiempo nos da una nueva esperanza para el futuro y para que no se repita nunca más”.

La asociación cuenta con 300 mujeres y cada una quiere elaborar 8.372 flores, el número de vidas perdidas en la matanza.

Las mujeres de Gracanica distribuyen la flor en diferentes ocasiones como la conmemoración de la masacre, y, según Ahmedbegovic, lo han llevado eurodiputados y personalidades como el exsecretario general de la ONU Ban Ki-moon o la actriz estadounidense Angelina Jolie.

Este arte tradicional lo han aprendido de sus madres y abuelas y ahora quieren transmitirlo a todo aquel que se interese por él.

“Ahora lo enseñamos nosotras, yo a mi hija y poco a poco a mis nietas”, declara a Efe Munira Vehabovic, una de las mujeres de la asociación.

“Es un arte verdadero. No tenemos esquemas para hacer el tejido. Las muestras también se crean en nuestra imaginación, las ideas llegan solas”, explica Munira.

A las mujeres de Gracanica, cuyas obras han adornado desde siempre las casas, no sólo de Bosnia-Herzegovina sino también en otros países balcánicos, les gustan los motivos florales como lilas, jacintos o siemprevivas, así como animales o frutas.

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