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Los germanos Scorpions “invaden con rock” Emérita Augusta (2017 d.C)

Los germanos Scorpions "invaden con rock" Emérita Augusta (2017 d.C)

EFE

Mérida —

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Dos horas han sido suficientes para que los germanos Scorpions “invadieran” esta noche Mérida, la antigua Emérita Augusta, a cuyos más de 2.000 años de historia se ha sumado, con rock y vítores, el más de medio de siglo que lleva la banda de Klaus Maine arriba de los escenarios.

Las cuerdas pesadas de las guitarras de Rudolf Schenker y Matthias Jabs, el bajo de Pawel Maciwoda, el sonido machacante pero armónico de Mikkey Dee (exbatería de Motörhead) y la voz inconfundible de Maine se han extendido por Mérida, la ciudad que fue fundada por orden de Augusto en el año 25 a.C.

Por si fuera poco, Scorpions ha tenido como teloneros a “Medina Azahara” y a los extremeños “Bucéfalo”. Los primeros se han entregado desde el minuto uno con sus temas de siempre y los nuevos trabajos, y los segundos han demostrado que el “rock castúo” es tan digno y explosivo como cualquier otro o más.

De haber sido romanos, más de uno hubiera gritado esta noche “Salve, Scorpions, los que van a vibrar te saludan”, pero como no es el caso, las más de 10.000 almas pretorianas que se han dado cita en el concierto de los alemanes han optado por cantar y tararear los más de veinte temas que han ofrecido esta noche.

Lo de esta gente no es normal. Con más de 52 años de carrera musical, con cerca de 70 años de edad en el DNI de algunos de sus integrantes y con más energía que nunca, Scorpions ha transmitido pasión, vitalidad y coraje... y el público lo ha sentido.

Han salido “con una explosión”, como recoge la letra de “Going Out With A Bang”, incluida en su último trabajo “Return to Forever”, para continuar con “Make it Real”, con en el que han invitado a sus seguidores a “abrir la mente”, tal como traza el estribillo.

El calor aumentó -al margen que desde el recinto se podían ver las llamas del incendio forestal de Arroyo de San Serván- con “Bad Boys Running Wild”, todo un clásico en su amplio repertorio que tanto nostálgicos como recién llegados agradecieron con aplausos.

Otras dos canciones de “antaño” se sumaron a la fiesta: “The Zoo” y “Coast to Coast”, y los germanos se metieron a los romanos en el bolsillo. No era para menos.

El grandioso despliegue audiovisual que les acompaña en esta gira, “Crazy World Tour”, título que curiosamente está sacado de su décimo primer álbum “Crazy World”, de 1990, ha permitido seguirles en todo momento.

En este disco está “Wind of Change”, uno de los temas bandera del grupo de Hannover y que también ha sonado en este concierto, el primero de los programados en el “Festival Stone Music”. Antes de esta balada eléctrica, todo un símbolo de las revoluciones de los países del Este, ha sonado “We built this house”, cuya letra define muy bien el sentido de este grupo cuando recoge “nosotros construimos nuestro hogar en el rock”, y “Delicate Dance”.

No han faltado “Always somewhere” y “Send me an angel”, dos de sus baladas más conocidas, como tampoco“Rock 'n' Roll Band” y “Can't Get Enough”, un tema que tiene la friolera de 38 años.

La incorporación de Mikkey Dee a la batería de los alemanes ha contado con un guiño a su anterior banda, los míticos Motörhead, al interpretar “Overkill”. Y como no era suficiente el sueco ha ofrecido un solo que le ha permitido subir al cielo (la batería tenía un suelo propio con ascensor incorporado).

“Blackout”, “Big City Nights” y “Coming home”, tres canciones de culto de la historia del rock, han dado paso a dos celestiales, con son “Still Loving You” y “Rock you like a Hurricane”.

Finaliza el concierto y uno se pregunta si “realmente no hay oportunidad de empezar de nuevo”, como recoge la letra de “Still Loving you”. Por esta noche, no. Será mañana en Vila Nova de Gaia (Portugal) cuando los germanos invadan Lusitania.

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