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“Los gobernantes africanos son marionetas de Occidente”, según un pintor keniano

"Los gobernantes africanos son marionetas de Occidente", según un pintor keniano

EFE

Nairobi —

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El pintor keniano Shabu Mwangi, nacido y afincado en un barrio de chabolas de Nairobi, critica el control económico que potencias extranjeras ejercen sobre África y cree que “los gobernantes africanos son marionetas de Occidente”, sostiene en una entrevista con Efe.

Más allá de su Kenia natal, Mwangi (1985) cosecha un éxito internacional cada vez mayor y ha expuesto en lugares como la Gallery of African Art de Londres, la Feria de Arte de Ciudad del Cabo o la iglesia protestante Marktkirche de Essen, en Alemania.

Este joven artista retrata de la manera más cruda la migración o la pobreza que asedia, por ejemplo, a los vecinos de Mukuru, el barrio donde creció y reside actualmente.

En sus lienzos, predominan los colores fríos, negros, grises y azules, y los rostros de sus personajes son inquietantes, e incluso monstruosos, aunque, según él, simplemente retratan la realidad tal como es.

“Solo algunas personas comprenden mi arte, porque les da miedo enfrentarse a la belleza desenmascarada, desnuda. Pero así es como vemos realmente a los refugiados”, subraya en una entrevista con Efe el artista, que ha podido conversar con supervivientes de la travesía migratoria a través del Mediterráneo.

Para hallar el taller de Shabu Mwangi, cuyo tejado de uralita destaca por encima de las chabolas de Mukuru, hay que seguir caminos embarrados por la lluvia que discurren junto a cabras que pastan entre hierba y basura y vendedores o vecinos instalados en las puertas de sus casas y negocios.

“Es un desafío crecer aquí, has de sobreponerte a esta realidad desde la más tierna infancia”, comenta el keniano, cuya obra se ha visto fuertemente influenciada no solo por el “barrio físico”, sino por “la comunidad que lo habita”.

Desde Nairobi, el arte de Mwangi ha “migrado” también a todo el mundo, revelándose siempre como un “recordatorio muy ruidoso” y un altavoz para “dar voz a los silenciados y recordarles su valor”.

El artista también se muestra muy crítico con un sistema educativo que “no enseña a sentir, solo a pensar”, algo que él y otros colegas artistas intentan revertir a través del espacio de formación que abrieron en 2007, bautizado como Wanjukuu Art Project.

Se trata de una escuela gratuita y abierta a todos los niños y niñas de Mukuru donde, a través de actividades tan diversas como la escritura, el dibujo o la lectura, les enseñan “a usar el arte para explicar la historia de su comunidad”.

La idea surgió al observar que “los niños venían al taller buscando un espacio seguro donde expresar la vida” y, a diferencia de muchos adultos, eran capaces de apreciar su arte.

“Intentamos prestar atención a cómo se sienten, a sus emociones y los guiamos hacia sus sueños”, insiste a Efe Mwangi, y se pregunta en voz alta si el Gobierno quiere que la gente adquiera formación en arte.

“Así, ya no puedes ser una máquina”, reflexiona.

A través de este proyecto, el artista busca invertir en su continente y remar precisamente de manera opuesta a los “antiguos gobernantes, que no quieren dejar realmente el poder y no invierten en África, solo vienen aquí a ser enterrados cuando mueren”.

Shabu Mwangi reivindica, asimismo, que los migrantes africanos “no son refugiados porque sí, es la consecuencia de lo que Europa hizo en el continente” y lamenta que “el sistema aún está controlado por Europa, el dinero siempre depende de Occidente”.

“Por eso, es importante que no nos destruyamos a nosotros mismos y recordemos que siempre hemos sido fuertes y que las generaciones anteriores superaron muchas luchas”, concluye.

Aunque se identifica con África y se siente orgulloso de sus orígenes, Mwangi rechaza la etiqueta de “artista africano” porque no quiere limitarse: “yo hablo para todos los humanos y pertenezco a todas partes”, aclara.

Lucía Blanco Gracia

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