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Godard, ausente, se hace con Cannes con su extraña crítica del totalitarismo

Godard, ausente, se hace con Cannes con su extraña crítica del totalitarismo

EFE

Cannes (Francia) —

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El siempre polémico y rebelde Jean-Luc Godard sigue fiel a sus principios y no viajó a Cannes para presentar su última película, “Adieu au language”, que pese a todo conquistó el festival desde su extraña y un tanto inconexa reflexión contra el totalitarismo.

Godard, que en un primer momento había dicho que acudiría, rechazó finalmente viajar para el estreno de su filme, que compite por la Palma de Oro, aunque sin dar explicaciones. Pero poco después de la proyección de hoy se hizo pública una “carta filmada” en la que el cineasta francés agradece la invitación a Cannes y ofrece una explicación a su ausencia, eso sí, a su modo.

La carta -un vídeo de poco más de ocho minutos- da las gracias al presidente del festival, Gilles Jacob, y al delegado general, Thierry Frémaux, por haberle invitado de nuevo pero les recuerda que hace mucho que no participa en la distribución de sus filmes.

“No soy tampoco el que vosotros creéis que aún soy”, afirma el realizador, de 83 años, en un vídeo titulado “KHAN KHANNE sélection naturelle 2014”, en el que se suceden referencias a Hannah Arendt, Cordelia Lear, François Truffaut y aparecen lugares como el lago Leman o Cuba a finales de los sesenta.

“Hoy, como siempre, creo que la posibilidad de explicar es la única excusa a la distancia de la palabra, a la existencia de la palabra”, afirma Godard en su carta bajo los acordes de “Take this Waltz”, de Leonard Cohen.

Un vídeo muy similar a la película que presentó hoy en el festival, en la que lanza mensajes contra los totalitarismos mezclados con la relación de una pareja que se muestran durante casi todo el metraje desnudos manteniendo conversaciones filosóficas.

Imágenes de ficción con algunas documentales y escenas de películas antiguas se alternan con partes en las que la pantalla aparece en negro mientras una voz en “off” continúa la narración.

Un llamamiento a luchar contra el gobierno por problemas como el de la sanidad; afirmaciones sobre las trampas que ponen las leyes o menciones a Hitler, a Alexandr Solzhenitsyn, Mao Tse Tung o Che Guevara, salpican una película que apenas dura 70 minutos y que recibió una gran ovación al finalizar la proyección por parte de un público mayoritariamente francés.

“Maquiavelo, Richelieu, Bismarck, una gran tradición que ha preparado esta crisis”; “La mujer no puede hacer daño, puede matarte, eso es todo”; “No es el animal el que está solo, sino el hombre” son algunas sentencias de una película que continúa con el estilo mostrado por el cineasta franco-suizo en los últimos años.

Es decir, una yuxtaposición de imágenes, voces y ruidos, que en esta ocasión el realizador ha querido modernizar haciéndolo en un 3D que no tiene demasiada justificación.

La naturaleza y la metáfora como prólogos al adiós al lenguaje del título en una película que finaliza diciendo: “¿Qué es el hombre?, ¿Qué es una ciudad?, ¿Qué es el lenguaje?”.

Todo un juego de imágenes con el que uno de los máximos exponentes de la “nouvelle vague” francesa compite para hacerse con la que sería la primera Palma de Oro de su carrera.

Porque pese a ser considerado un genio, Godard nunca ha sido profeta en su tierra.

No ha ganado ningún premio en Cannes y de los César apenas dos honorarios, al igual que los Óscar, que reconocieron su talento con un premio a su carrera en 2010 que el maestro no fue a recoger.

Y ello siendo uno de los miembros esenciales del movimiento francés que cambió el cine desde una propuesta innovadora, crítica y comprometida, con una de las películas más representativas de esa “nouvelle vague”, “Al final de la escapada”.

El éxito de esta película de 1959, con constantes rupturas del hilo conductor -algo que el cineasta sigue manteniendo en sus filmes-, fue el respaldo necesario para ese movimiento de cineastas franceses entre los que también estaban Truffaut, Claude Chabrol o Éric Rohmer.

Comprometido con la izquierda, con su propia visión de la izquierda, se ha mostrado siempre del lado de la lucha del proletariado, de los palestinos frente a los judíos y en contra de todo boato y banalización del cine.

De ahí su poco gusto por los festivales. Ni siquiera por el de Cannes, donde es uno de los cineastas mejor tratados, con seis de sus películas en la competición oficial. La última antes de “Adieu au langage” fue “Elogio del amor”, en 2001.

Alicia García de Francisco

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