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Un GPS para el arte paleolítico

Un GPS para el arte paleolítico
San Sebastián —

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San Sebastián, 22 nov (EFE).- La singular belleza de las pinturas rupestres oculta los arriesgados recorridos que condujeron a los artistas paleolíticos hasta lo más recóndito de las cuevas donde las crearon. Laberínticos pasadizos, estrechas gargantas y elevadas galerías, cuya dificultad de acceso y orientación puede ser calculada ahora con un novedoso programa diseñado por arqueólogos españoles.

Expertos de las universidades del País Vasco, Córdoba, Salamanca y Cantabria, del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de esta comunidad autónoma (IIIPC) y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) han trabajado durante varios años, junto a la asociación de arqueología Edestiaurre, en este proyecto cuyas conclusiones han sido publicadas recientemente en la prestigiosa revista científica “Journal of Archeological Science”.

“Cuando un artista del Paleolítico se planteaba hacer unas pinturas en una gruta, primero tenía que localizar una cueva adecuada y conocer su interior, explorarla varias veces, memorizarla poco a poco. Más adelante, al encontrar el lugar favorable para las figuras, planificaría todo lo necesario para realizarlas”, explica en declaraciones a EFE el director del trabajo e investigador de la UPV/EHU, Iñaki Intxaurbe.

“Posteriormente -añade-, prepararía cuerdas, unas antorchas o, en su caso, lámparas con grasa animal para iluminarse, y entraría a la gruta pertrechado de esta manera, tal vez también con agua o algo de alimento, y con material de pintura, para crear sus obras”.

El experto recuerda que en muchos casos las figuras diseñadas por estos artistas han sido halladas en puntos “muy recónditos, que implican la necesidad de escalar y superar pasos bastante comprometidos”, como ocurre en la gruta de Atxurra (Bizkaia), donde en 2015 los arqueólogos encontraron unos grabados cuya inaccesibilidad les llevó a preguntarse cuán costoso habría resultado a nuestros ancestros llegar hasta allí.

Precisamente, este interrogante fue el germen que llevó al equipo de Intxaurbe a crear un novedoso sistema que, a modo de GPS o de las más recientes aplicaciones informáticas para deportistas, permite ahora calcular el trayecto más fácil desde un punto a otro en el interior de una cueva, así como lo costoso que puede resultar y el tiempo mínimo necesario para hacerlo, además de facilitar la comparación entre los grados de dificultad de distintas cavernas.

Según describe el arqueólogo, el sistema se vale de los modelos tridimensionales de las distintas grutas ya existentes, combinados con los datos obtenidos en una simulación de campo en la que participaron 21 voluntarios de ambos sexos y complexión similar a los humanos del Paleolítico Superior, pertenecientes a distintos grupos de espeleología.

Todos ellos tuvieron que realizar distintos trayectos en una serie de galerías sin arte rupestre, para medir el tiempo y esfuerzo que empleaban en superar obstáculos, como una bajada inesperada del techo de la cueva o una imprevista pared vertical.

Para testar la validez del sistema, sus diseñadores lo probaron después en la gruta Aitzbitarte IV de Errenteria (Gipuzkoa), donde, como recuerda Intxaurbe, el grupo de espeleología Félix Ugarte descubrió en 2017 “una especie de alcoba situada a más de veinte metros de altura a la que se accede por una chimenea” en la que es necesario hacer una escalada vertical.

En este lugar, el programa calculó “una ruta óptima” utilizando “una especie de grieta al inicio de la subida, que facilita mucho el ascenso y, casualidad, allí, justo en ese lugar, se encontraron dos huesos hincados en las paredes” por nuestros ancestros, un hecho que “confirmó la validez del método”.

Todo ese proceso, que forma parte del proyecto de tesis doctoral de Intxaurbe, codirigido por los investigadores Diego Garate del IIIPC y Martin Arriolabengoa de la UPV/EUH, podrá ser replicado ahora por otros grupos de investigación en otras grutas que permitirán obtener nuevos resultados para profundizar en el conocimiento de nuestros predecesores.

Carlos López Izquierdo

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