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Un grupo de flamenco integrado solo por mujeres trae el 8M a Tokio

Un grupo de flamenco integrado solo por mujeres trae el 8M a Tokio

EFE

Tokio —

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Un grupo de artistas japonesas de flamenco decidieron juntarse hoy por primera vez para ofrecer un espectáculo con solo mujeres, en un país donde el 8M pasa sin trascendencia y la lucha feminista continúa siendo casi ignorada.

“Una actuación de mujeres es algo muy, muy raro en este mundo, donde normalmente en el escenario los músicos son hombres. Esta vez, las 9 personas actuando son mujeres y eso no es algo común”, cuenta a Efe la bailaora y coreógrafa del conjunto, Shiho Morita.

El talento femenino inundó el escenario del Instituto Cervantes de Tokio la noche del 8M, en que dos guitarristas, una percusionista, cuatro bailaoras y dos cantaoras se subieron al tablao para ofrecer una actuación hasta ahora nunca vista en la capital nipona.

Comúnmente apodado la segunda patria del flamenco, Japón se ha convertido en un escenario habitual para los artistas de este género musical español, que enamora a muchos nipones, y en especial a las mujeres.

De hecho, según datos de La Asociación Nipona del Flamenco, el 78 % de los que practican este género en el país son mujeres.

Es uno de los pocos campos profesionales donde sobresale la presencia femenina en Japón, muy distinto de la política, con una única ministra en el Gobierno y escasa presencia de parlamentarias, o los negocios, donde solo un 0,4 % ocupa puestos directivos.

Se trata de una música que permite a las japonesas expresar libremente sus sentimientos: “A la mujer japonesa le atrae mucho el flamenco por la manera de expresarse hacia fuera, algo que no existe en nuestra cultura”, sugiere Morita.

En un país donde la reivindicación feminista es todavía una asignatura pendiente, este arte español es una oportunidad para muchas mujeres de adquirir protagonismo en un campo artístico.

Lo demuestra este grupo de japonesas dedicadas en cuerpo y alma a la música. Cantaoras, bailaoras, guitarristas y percusionistas; para ninguna de ellas ha sido fácil hacerse un hueco en el mundo del flamenco nipón.

“Al principio mucha gente me criticaba porque en Japón no está bien visto que una mujer toque un instrumento con las piernas abiertas”, relata Haruna Suzaku, que toca el cajón profesionalmente desde hace 12 años.

Más de una vez fue relegada a los lados del tablao en favor de otros músicos por el hecho de ser mujer, aunque eso no la desanimó a continuar con su sueño de hacer sonar el cajón.

Ahora, enseña el arte de este instrumento en una clase formada por 39 alumnas y un alumno: “Me ilusiona que toquen gracias a mi”, sostiene la artista.

Como ella, Karuna Fushimi consiguió abrirse paso con su guitarra en la industria flamenca nipona, en la que calcula que no más de una docena de mujeres se dedican profesionalmente a este instrumento. Preguntada por el número de hombres, solo acierta a decir que “muchos”.

“Creo que tengo la suerte de que la mayoría de veces me han llamado para tocar por mi guitarra, y no por ser mujer o hombre”, asegura Fushimi, y añade que la presencia femenina en el escenario es algo común y “no sorprendente”.

Todas coinciden en que trabajar en el mundo del flamenco no es fácil, pero esto no mella su determinación de seguir subiendo a los tablaos: “Fue muy duro al principio, estaría mintiendo si les digo que no”, admite Suzaku, que ha comenzado a enseñar a tocar el cajón a su hija de dos años.

“Claro que hay un mundo muy difícil por delante”, dice por su parte Yuna Atsuku, que con tan solo 20 años aspira a hacer de su instrumento una ocupación: “Mi meta es seguir con la guitarra flamenca y vivir del flamenco”.

“Ellas tienen mucha pasión y ganas de tocar. Están luchando para ser profesionales”, resume Morita, que por primera vez en sus veinte años de carrera asumió el reto de coordinar un espectáculo donde brillara únicamente el talento femenino.

En el escenario, las artistas se desataron con sentidas melodías, apasionados solos de baile y armonías entre guitarras, demostrando que un conjunto de mujeres consagradas a la música flamenca es el rival de cualquier tablao de varones.

Por Nora Olivé

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