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“Es absolutamente falso que La Central mantenga una política contraria a los derechos de los trabajadores”

Paula Corroto

Antonio Ramírez fundó junto a Marta Ramoneda y Maribel Guirao la librería La Central en 1996. En esta entrevista responde a las críticas sobre la situación de los trabajadores tras las denuncias virtuales en la web de la revista JotDown.

Desde la apertura de la primera librería en 1996, ¿ha habido alguna vez alguna denuncia por parte de algún trabajador?

Nunca hemos sido denunciados por las condiciones de trabajo. En casi veinte años hemos tenido, creo, unas dos o tres personas no han estado conformes con las condiciones de su despido. En todos los casos se han aclarado sin que nunca hayamos llegado a juicio. Creo que es una tasa de “conflictividad” relativamente baja, la verdad.  

En el comunicado afirman que “La Central cumple escrupulosamente con todos y cada uno de los puntos estipulados por la legislación laboral vigente y recogidos en el Estatuto de los Trabajadores; en las librerías los contratos de trabajo se rigen por el convenio de ”Comercio de Artes Gráficas“, y que ”ningún trabajador tiene días de vacaciones pendientes de disfrutar devengados antes de los últimos doce meses“. Sin embargo, extrabajadores han señalado que los trabajadores no tienen domingos o festivos libres ”por derecho“ ni perciben un extra por trabajar esos días (actualmente si trabajan un festivo tienen ”horas“ para disfrutar, pero la actual responsable de la librería no lleva control alguno de las horas que se les deben a los trabajadores en la denominada ”bolsa de horas“ y ningún trabajador sabe las horas contabilizadas por la empresa). Cuando corresponde, los trabajadores tienen una hora para comer (no remunerada) pero no tienen ningún tipo de descanso a pesar de poder realizar jornadas de 11 horas de trabajo. Un trabajador puede estar más de 6 horas sin poder salir de caja o moverse de su puesto”. Son dos argumentos que se contradicen y que me gustaría que puntualizara, por favor.

En todos estos casos, creemos que hemos hecho las cosas correctamente. En los comercios la gestión de los detalles cotidianos no es nada sencilla y menos aun cuando, como es el caso, la plantilla resulta insuficiente para el volumen de trabajo que en ocasiones debe asumir. Aceptamos que nos ha fallado la gestión clara y concisa de las inquietudes del personal. En ningún momento ha habido mala voluntad de parte de la empresa; creo que la mayoría de los trabajadores actuales son plenamente conscientes de ello. Es verdad que durante los últimos años hemos pedido esfuerzos especiales pero también hemos intentado ofrecer algunas ventajas en compensación (que por cierto, no se han mencionado: crédito y descuentos especiales en las compras y consumos, cambios de horarios por razones puntuales, retribución extraordinaria tras el Sant Jordi, flexibilidad en los horarios para que puedan ser compatibles con estudios u otras actividades, entre otras).

En cualquier caso, reconocemos que algunos trabajadores pueden sentirse incómodos con algunos aspectos particulares y hemos decidido aprovechar para replantear todo el conjunto de pautas que definen las condiciones de trabajo diarias. Hemos propuesto a los trabajadores que consensuen sus propuestas y queremos estudiarlas a en profundidad. El equipo actual es suficientemente adulto y consciente de sus derechos como para abordar las cuestiones que le afectan de manera organizada y sensata. Cualquier persona que visite las librerías tal día como hoy podrá percibir que no existe un clima de enfrentamiento entre empresa y trabajadores. Estaremos cansados, pero en un ambiente de razonable concordia.

La cuestión de fondo no es tanto la legalidad de nuestras condiciones de trabajo, sobre las que no tenemos dudas, sino su eventual injusticia. Ante todo es algo que debería evaluarse en su contexto: somos un comercio y los horarios comerciales son muy duros, más duros que en otros sectores; nos dedicamos al libro, los márgenes del sector librero son muy exiguos, las dificultades específicas del sector editorial son de sobra conocidas; hemos intentado adaptarnos a cinco años de crisis; la recesión en el consumo continúa siendo muy profunda. En ocasiones todo esto nos supera, como a tantísimas empresas. Hemos intentado conciliar entre las posibilidades y la viabilidad de nuestra actividad económica y las condiciones de los trabajadores. Pero si acaso no hubiéramos logrado el equilibrio más justo posible, estamos dispuestos a revisar y considerar otras opciones si son realistas.

También le pediría, por favor, una puntualización de estas dos versiones: en el comunicado aseguran que “El sueldo más bajo (para el puesto de cajero en su primera incorporación) es proporcional a 1.000 euros brutos por 14 pagas (14.000 anuales). El más alto (el de esta dirección) es 2,8 veces mayor. Desde el año 2012, se han mejorado algunos sueldos, particularmente entre los más bajos”, mientras que un extrabajador ha señalado que  “El sueldo actual de auxiliar de caja es inferior a 800€ al mes, el de auxiliar de librero inferior a 900€ al mes”.

Es exactamente como está en el comunicado: hablamos sueldos “brutos”; a veces, algunas personas tienen dificultades para distinguir el sueldo bruto del sueldo neto, olvidando que la legislación relativa al IRPF no es algo que dependa de la empresa.

Se les acusa de ir en contra de la Reforma Laboral del Gobierno y a la vez, ponerla en práctica, ¿con cuántos días trabajados se despide a los trabajadores?

En los últimos cuatro años, nos hemos visto obligados a despedir a algunas, pocas, personas; hemos aplicado la legislación vigente. Ninguno de los casos ha sido contestado por la vía legal. Más allá de cual sea mi opinión personal, lo que considero debería resultar notable es que La Central ha realizado un esfuerzo grande por sostener los puestos de trabajo, a pesar de las dificultades; ni hemos reducido la plantilla ni, las jornadas ni los sueldos salvo los detalles ya mencionados. Incluso los hemos aumentado ligeramente, en algunos casos. Hemos abierto una librería nueva en un momento tan crítico como septiembre de 2012, creando una veintena de puestos de trabajo. Pienso que, con todas sus limitaciones, nuestras condiciones de trabajo están cerca de las más dignas posibles, dado el contexto actual. ¡Y los puestos de trabajo son en un 80% estables, contratos indefinidos¡ Creo que no hay muchas empresas del sector que puedan decir lo mismo.  

¿Por qué no hay comité de empresa siendo una empresa de 100 trabajadores?

Es cierto los esfuerzos de los trabajadores por organizarse han sido tímidos y discontinuos, algo que ahora lamentamos. De otra forma, hoy no tendríamos esta polémica. Pero es absolutamente falso que la empresa mantenga una política contraria a los derechos de los trabajadores

¿Cree que hay alguna venganza personal?

Nos ha sorprendido y desconcertado, como es lógico. Sabíamos que algunas personas que han marchado de la empresa durante los últimos años lo habían hecho enfadadas, pero nunca nos esperamos una reacción así. En contraste, hay algunas personas que por distintas razones también han marchado y, por el contrario, estos días nos han expresado personalmente su solidaridad y apoyo. Para nosotros, y me consta que para muchos trabajadores actuales, todo esto ha resultado muy incómodo; como estar sometidos a un “gran hermano” sin quererlo. Para nosotros lo único verdaderamente importante es la tranquilidad y la confianza de la plantilla actual. Como he dicho, estamos intentando sistematizar el diálogo entre ambas partes. Nada indica que existan obstáculos insalvables para llegar a acuerdos, más allá de los problemas de agenda en días tan complicados como estos.

¿Temen un boicot?

Es muy fácil perder la confianza de personas que aprecian La Central justamente por su manifiesta vinculación a unos claros principios éticos. A nosotros se nos exige más que cualquier otro comercio: lo aceptamos, es parte de nuestra razón de ser. Y en respuesta a lo que se ha dicho no podemos más que apelar al sentido común. Lo que decía antes: somos un comercio y además de libros ¡nada nos es fácil!

No obstante, para recuperar la confianza perdida injustamente actuaremos en estrecha coordinación con el equipo, nos empeñaremos con toda la fuerza necesaria para rectificar los posibles errores y demostrar que somos capaces de reconducir la situación. Por supuesto, no vale con declarar las intenciones, hay que demostrarlo.

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